15: Revelación, festejo y sorpresa

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— ¿Cómo pasaste el día con mamá ayer? —preguntó—. ¿Funcionó lo que te dije?

—Bien. Y sí, funcionó pero no me gusto hacerlo. Fingir estar llorando para que mamá no me ignorara, eso estuvo mal.

—Sí, por eso mamá me dijo que a veces era una mala influencia para ti —comentó.

—No se equivoca.

—Pero te funcionó, ahora conseguiste... ¿Qué conseguiste?

—Mamá va a mudar su cama al granero solo para no volverme a ignorar, cómo le hice pensar al seguir tu consejo.

—Vaya, si soy una mala influencia. No creí que llegaría a tanto.

—Pues gracias a ti así será.

— ¡Ups! Me excedí al decirte que hicieras eso.

—Aunque... la verdad, nunca había estado tan animado cómo ayer, extrañaba en verdad pasar tanto tiempo con ella.

—A ti se aplica en toda su extensión, el término niño de mamá.

—Eso no me importa, solo tienes celos de que mamá me quiere más, por ello me molestas.

Ella carcajeó.

—Te molesto por que soy tu hermana menor. Además los celos que te tenía se desvanecieron cuando tenía seis años.

—Yo lo decía en broma. ¿En verdad me tenías celos?

—Sí, mamá te prestaba demasiada atención y por ello no me gustaba estar contigo, pero esos celos desaparecieron cuando me salvaste de morir desesperada en medio del bosque, así fue como supere mi miedo a la oscuridad.

—Entonces... si yo no te hubiese acompañado esa noche después de que te perdiste ¿seguirías teniéndome celos? —pregunté.

—Creo que sí, pero me alegra que me hayas encontrado esa noche. Te debo el ya no temerle a la oscuridad.

—Me he estado preguntando algo ¿Por qué siempre que estas con mamá hablas como si tuvieses cinco años?

—Bueno... lo hago porque me gusta y porque a mamá quisiera que yo fuese otra vez de esa edad, así que esa es una manera de hacerlo. Cómo ayer, que vimos una película de terror, que me dio miedo pero actué demasiado asustado con ella.

—Ya me aburrí de hablar, mejor veamos una película, eso sería más entretenido —comentó.

—De acuerdo.

Carrie

Después de un par de horas, ya tenía todo listo, Max y Louis ya estaban en camino y Alice me había llamado para informarme de que el pastel ya estaba listo y yo solo quería tomar una botella de cerveza, charlar con Louis y Max.

Una hora después de darme un segundo baño, escuché dos autos llegando, eran ellos que por fin decidieron venir, después de haber pasado dos horas desde que los llamé. Usando la misma ropa, me dirigí hacía el patio donde ellos estaban bajando una nevera de color rojo que seguramente estaba llena de bebidas. Botanas y cerveza.

— ¡Listos para festejar! —exclamó Louis.

— ¡Más les vale no embriagarse o los echaré a patadas! —contesté al acercármeles.

—No te preocupes por mí, preocúpate por Louis —comentó Max al darme un abrazo como saludo—. Por cierto. Los análisis de sangre de Drake ya están y no te imaginas lo que averigüé con base a ellos.

— ¿Me lo vas a decir? —pregunté.

—Bueno. Drake parece un adulto ¿verdad?

— ¡Puf! ¡Claro, tiene veinte años! —añadió Louis.

—Resulta que Drake no es adulto, sus niveles de testosterona indican que apenas está entrando en la adolescencia.

— ¿Que? —dije sorprendida.

—Drake tiene veinte años humanos, pero prácticamente seguía siendo un niño durante todo este tiempo.

— ¿Me estás diciendo que mi hijo seguía siendo un niño durante años y yo no disfruté su infancia totalmente?

— ¡Y dale con lo de mi "hijo"! —exclamó Max.

— ¿Qué dijiste? —pregunté de manera amenazadora.

— ¡Nada!

—Bueno, ahora sé que no soy tan buena madre como creía.

—Técnicamente no eres su madre —comentó Louis.

—Louis... —dije de manera fría— ¿quieres que ponga esa botella por donde no te entra el sol?

—No gracias.

Una hora después de que ellos llegaron, que felicitaran a Drake, que tomaran un par de cervezas y que la pasáramos bien al comer lo que preparé, Alice llegó en el camión de la pastelería de su padre. Al bajar, todos admiramos el nuevo color de su cabello, azul celeste, ella se lo cambiaba cada par de meses y esto le quedaba muy bien ya que sus ojos al ser grises combinaban con todos los colores. Entre todos bajamos el pastel que estaba recubierto con una gran caja para que no se viese el dibujo sobre este, era una sorpresa y por la mirada de Chloe se notaba que iba a ser espectacular.

— ¡Drake, feliz cumpleaños! —dijo Alice al acercarse a él para abrazarlo.

—Gracias —contestó algo nervioso cuando sintió los brazos de Alice rodeando su cuello.

—Bien Drake ¿estás listo para ver mi regalo especial para ti? —le pregunté al llevar el carrito de metal sobre el cual estaba el pastel hasta él.

—Por supuesto.

—Bueno, espero que te gus...

Me quedé muda al retirar aquella caja y ver la imagen que formaba el glaseado sobre el pastel, se veía tan perfecta, que me hizo transportarme hasta ese momento, tanto que unas cuantas lagrimas salieron de mis ojos, ver la foto en la que cargaba a Drake en mis brazos cuando él era bebe.

—Sabía que por todo lo que has hecho por mi debía darte un agradecimiento. Así que cuando Chloe me dijo del pastel planeé esto con ella.

—Ustedes dos... —dije llorando de alegría— son los mejores hijos que una madre podría pedir. Vengan aquí.

Abracé a ambos al mismo tiempo, estaba tan feliz de que ambos hubiesen planeado este gesto tan hermoso, que no me exalté al escuchar que un auto estaba entrando al patio y Drake se encontraba junto a nosotros totalmente expuesto y sin ningún lugar cercano en el cual esconderse.

— ¡Ya valió! —dijo Max al ver que la puerta de aquel auto se abría.

Grande fue la sorpresa de todos al ver quien bajó de ella, era Dylan. Él no había cambiado nada en quince años, la última vez que lo vi fue después de que causó que Drake se abriera el cuello y que lo echara de la casa, la única diferencia era que ahora tenía una barba en forma de candado y un corte diferente.

— ¡Papá! —exclamó Chloe al correr para abrazarlo.

— ¡Chloe! —Contestó al abrir los brazos—. Carrie, Te ves tan hermosa cómo la última vez que te vi. Max, Louis, Drake —saludó.

Escuchar su voz fue como un taladro en mis oídos, pero su presencia no me preocupaba, me preocupaba la reacción de Drake al ver a Dylan otra vez, él le tenía un miedo terrible desde que lo encadenó al granero, incluso llegó a tener pesadillas con él. Al volverme hacía Drake, estaba con las orejas caídas, su mirada de miedo estaba clavada en él, incluso comenzó a temblar levemente, parecía que iba a salir corriendo.

—Drake, hijo, mírame por favor no salgas corriendo —dije para tranquilizarlo.

—No... —dijo muy asustado.

Drake se dio la vuelta tan aterrado que se olvidó de nosotros y barrió el piso con su cola, arrojándonos a todos y al pastel al suelo mientras corrió para refugiarse en el bosque, él único lugar en el que él se sentía a salvo cuando estaba muy asustado.

— ¡Drake, espera! —grité al ponerme de pie rápidamente.

Drake: El secreto de Carrie Washington (En edición)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora