Capítulo 54 || Rescate y muerte

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—No puedo. No quiero. No. No. ¡No! —rita con el rostro desencajado por el terror. Sus ojos están fijos en el nombre llamativo de este... Prostíbulo.

¿Dónde mierda queda su título de Psicólogo? 

Me queda claro que todo esto es una vil fachada para tapar sus negocios y más bajos instintos sádicos. No me extraña en lo absoluto la información que recabo Welch. El muy infeliz fue uno de los dominantes que obtuvo Elena cuando decidí abandonar el mundo del sadomasoquismo.

—¿Qué pasa, nena? —Intenta zafarse de mis manos, pero la tomo con fuerza. 

La atraigo a mi pecho y la obligo a mirarme. 

Mi corazón late con fuerza ante la profundidad de su mirada. El miedo y dolor están marcados en ella haciendo del azul claro de sus ojos un tono oscuro. 

—Es ahí —susurra, tan bajo que a duras penas puedo escucharle—, es ahí donde estuve. —Un sollozo escapa de su cuerpo. 

Mantengo sus ojos conectados con los míos. Está sumamente alterada. Por su respiración juraría que en cualquier momento perderá el sentido.

¿Qué sucede, Christian? —La voz preocupada de Taylor se escucha por el auricular inalámbrico.

—Debes tranquilizarte, pequeña. —Pequeñas gotas de lágrimas descienden por sus ojos. 

—Lo recuerdo todo. —Su voz es totalmente diferente. —Cada segundo de mi vida en ese lugar. No puedo entrar. —Abro los ojos como platos. Sus manos tiemblan aún sobre las mías. 

¿Qué mierda le hicieron en ese miserable lugar, para que esté así?

—¿Has recordado? —pregunto cauteloso. Cierra los ojo levemente e instintivamente sus piernas flaquean obligándome a sostenerla apresurada mente—. ¡Nena!—Inhala y exhala con rapidez. 

—No puedo —susurra con la voz ahogada. 

Limpio sus lágrimas. 

—Amor, debes ser fuerte por nuestra hija. Recuerda que todo esto es por ella. Tenemos que sacarla de ese lugar. —Cierra los ojos con fuerza. 

Asiente levemente aspirando una gran cantidad de aire. 

Permito que su cuerpo se estabilice. La noche se torna pesada y silenciosa haciendo que los vellos de mi piel se erice. Estoy seguro que sin ella no me permitirán la entrada en ese puto lugar, peor aún, me mataran. 

Sus palabras fueron claras. 

—En la parte trasera hay un pasadizo que da directo a una de las salas de sus prácticas. Las cámaras en esa área no están instaladas, utiliza esa área para introducir a las chicas que secuestran y obligan a prostituirse. —Centra su mirada en la entrada.—Por ahí fue donde escape con Ethan. —La miro asombrado. ¡Ha recordado! —Arthur no conoce de su existencia. —Frunzo el ceño. —Una vez entremos a ese lugar, no saldremos, Christian. Arthur buscará cobrarse el impacto de bala que le diste en el pie. —Beso su frente. 

Necesito tranquilizarla. La información que dio es valiosa para que a policía pueda entrar sin poner en riesgo la vida de ella o mi hija. 

¿Qué tanto ha recordado? 

—Todo saldrá bien. —Le aliento. —Ahora entraremos a ese lugar y saldremos con nuestra hija. Taylor y la policía harán su trabajo. —Asiente fingiendo seguridad.

Sé que al igual que yo, sé está apegando a la vida de nuestra hija para hacer esto. Los nervios y el pánico están en mis venas, pero no puedo flaquear. No puedo permitirme perder a ninguna de las dos. No puedo siquiera pensar en que todo salga mal.

La Sombra de mi Ángel #1 (Saga Sombras, Grey)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora