Capítulo 4 || Los Trump

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Abro los ojos sintiendo que la cabeza me estallará en cualquier momento. Froto mis ojos con mis manos al momento en que escucho mi móvil sonar. Me incorporo un poco de la cama viendo al fondo el cuadro de mi nena. Es gratificante despertar y ver su sonrisa, esa sonrisa que muchas veces me robo el aliento.


—Grey —susurro con la voz somnolienta.

—No creí conveniente entrar a tu habitación. —Es Taylor. Su voz es cautelosa, pero lo que me sorprende es que esté aquí.

—Me ducho y estoy contigo. —Cuelgo antes que diga algo más.


Me incorporo rápidamente, recordando el viaje a la cumbre de las américas. Entro a la ducha donde el olor a champú de mi nena llega inmediatamente. Ese olor que me fascinaba sentir al besar su cabeza. Un olor a jazmín que me embriagaba totalmente.

Me ducho rápidamente evitando los múltiples recuerdos que me produce estar aquí. Prometí no sufrir más. Prometí no volver a sentir este vacío que se instala en mi pecho al recordar su nombre, su olor o su rostro.

Entro a mi vestidor encontrándome con un inmenso armario lleno de vestidos y ropa casual, todos y cada uno perteneciente a mi esposa. Me acerco con cautela acariciando aquel vestido color plata que utilizó en la Gala de Afrontarlo juntos...


—Estoy lista. —Levanto la mirada de mi teléfono para ver a la perfección hecha mujer.

Sin duda luce increíblemente hermosa. Su hermoso y moldeado cuerpo reposa en un vestido color plata, que marca perfectamente cada curva de su cuerpo. Su escote es leve dándole un aire sexy y a la vez formal. Su larga cabellera se esparce por su espalda en pequeñas ondas. Su hermoso rostro tiene un maquillaje para nada excesivo.

Esta es un poco de ambas.

Esa Anastasia sencilla, dulce y tierna que conocí, esa mujer que me deslumbró con su belleza y su lengua viperina; Y también la Anastasia sencilla, fuerte, intimidante y cuando lo requiere autoritaria, digna esposa de Christian Grey.

Es este momento en el cual me siento orgulloso de haberla hecho mi esposa.

—Estás hermosa, nena. —Sus deliciosos labios esbozan una media sonrisa que me fascina. Todo en ella me fascina. Sus mejillas toman ese tono carmesí que tanto me encanta al ver que me acerco de manera sigilosa.

—Ni te atrevas. —Finge enojo.

Me conoce.

Sabe lo que provoca en mí verla de esta forma.

—Sabes lo que provocas —le advierto.

Suspira frustrada y enojada.

—Eres insaciable. —Quedo a centímetro de su rostro. Coloco mi mano en su cintura y la acerco a mí. Mi cuerpo se altera rápidamente. El deseo vivo y agudo por ella hace acto de presencia y me nubla la razón.

—Tú me haces ser insaciable —gime al sentir la prominente erección que hago rozar en su vientre. Dejo un pequeño beso en su mejilla, donde desciendo para dejar otro en la curvatura de su cuello—. Te deseo en estos momentos, nena.

Sus manos se enredan en mi cuello. Gime alto cuando mis manos aprietan sus nalgas.

—Entonces... hazme tuya. —Sonrío sobre su piel al ver lo que despierta en su cuerpo mis leves caricias. Es impresionante como su cuerpo le corresponde al mío.

La Sombra de mi Ángel #1 (Saga Sombras, Grey)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora