Capítulo 15 || Besos que roban el aliento

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—Estoy para complacerte, nena.

Pego mis labios con los suyos en un beso que añore. Algo suave y tierno que despierta mi alma y le regresa aquel calor abrasador de hace años a mi cuerpo.

Las emociones que experimenta mi cuerpo son muchas. Una mezcla de tristeza y alegría, de paz y temor, son emociones contradictorias y ambas igual de intensas.

Sus manos se enredan en mi cuello y serpentean en mi cabello erizando cada vello de mi piel. El sabor dulce de sus labios me retiene preso a sus carnosos labios. La suavidad de los mismos me ha regresado a aquel parque en el que ambos obtuvimos nuestro primer beso...


—¿Y tus padres? —Observo su cabello revolotear por la brisa fresca que golpea su rostro.

No he podido dejar de observarla. Es increíblemente hermosa y no entiendo porque lo duda.

—Mi padre nos abandonó cuando... ya sabes cuándo. —Su mirada muestra tristeza.

Tomo su mano y acaricio lentamente. La sensación agradable que desprende nuestro tacto hace acto de presencia provocando que mi corazón se acelere. Es sorprendente lo que solamente ella ha podido despertar en mí.

—¿Tu madre? —pregunto rápidamente para que pase de aquel hecho que de igual manera me enoja.

—Ella es especial. —Una sonrisa se instala en sus labios. —Era alguien realmente increíble. —Se gira y conecta sus ojos con los míos. —¿Por qué me miras así? —Amplio mi sonrisa.

—¿Así cómo? —Admiro fascinado cada una de sus facciones. Sus hermosos ojos son de un azul como nunca había visto, una semejanza con el cielo o el mar que deslumbra, te hechizan completamente. Su nariz pequeña y perfilada. Sus labios moldeados perfectamente, de un color rosa original y atrayente; son carnosos e incitadores, provocativos en todos los sentidos.

—Como si fuese lo mejor que tus ojos ven. —Mi corazón se acelera de solo imaginar lo que mi mente ha recreado.

Me acerco y coloco mi mano en su mejilla. Acaricio la misma sintiendo su piel suave y esponjosa, la calidez de la misma altera mi cuerpo creado una ola de calor que arropa mi cuerpo. He deseado esto desde que la conocí.

—Porque lo eres. —He deseado sentir su piel. Palpar cada parte de su cuerpo y hacerla mía. Ser dueño de su cuerpo, su corazón y su alma. —Eres la mujer más hermosa que han visto mis ojos. —Pasa su lengua humedeciendo sus labios. Mis ojos observan el recorrido de la misma encendiendo aún más mi cuerpo, incrementando las ganas de saborear aquel labio que sus dientes mantienen prisioneros.

Mis ojos vuelven a conectarse con los suyos, descubriendo así el deseo mutuo por sentirnos, por saciar la sed de un beso añorado.

Sin perder más tiempo decido saciar y complacer a la emoción más firme que posee mi cuerpo en estos momentos. Uno mis labios con los suyos en un beso suave, lento, dulce y tierno. Un beso que demuestra lo que ella ha despertado en este corto tiempo y que me está llevando por un abismo de paz y felicidad infinita...


Para desgracia de ambos el aire empieza a faltar y me descubro que la tengo aprisionada a mi cuerpo. Mi mano está a centímetros de su delicioso culo. La distancia a quedado reducida por completo, respirando su embriagante aroma a fresas y ese jodido perfume que me está volviendo loco.

Recargo mi frente con la suya tratando de calmar los latidos desbocados de mi corazón. Mi respiración es errática al igual que la suya. El sabor dulce de sus labios aún permanece en los míos, incitándome a tomarlos nuevamente.

La Sombra de mi Ángel #1 (Saga Sombras, Grey)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora