Capítulo 22 || Día interminable

9K 875 369
                                    



Mis piernas tiemblan obligándome a tomar asiento.

¡Esto no puede ser!

¡Mi hijo no puede quedar ciego!!

—Te repito, Christian, todo es una hipótesis. Hay que esperar las cuarenta y ocho horas siguientes para verificar si este accidente deja secuelas. —Una mano se posa en mi hombro. Por el tacto cálido sé que se trata de John, es el mismo gesto que utilizaba en aquellas terapias, cuando me sentía perdido en mi mundo de sombras. Inhalo y exhalo calmando mi cuerpo, son demasiadas emociones para un mismo día... —Ted se encuentra en cuidados intensivos. Ahí estará hasta que sepamos con exactitud su diagnóstico. Puedes pasar a verlo, pero solo diez minutos. —Asiento ansioso.

Las palabras se han evaporado de mi cabeza. Un nudo lo bastante inmenso se ha formado en mi garganta, amenazando con ahogarme. Las lágrimas pican en mis ojos, pero ahora me las trago. Una y mil veces me repito que soy fuerte, que no puedo simplemente caer ahora que mi familia me necesita, que necesito mantenerme en pie y resguardar a mi familia de todo este caos que amenaza con hundirme en la peor de las miserias.

Me pongo de pie fingiendo soportar todo esto. Miro a mi esposa con tristeza. Todo esto sería más llevadero junto a ella, junto a la mujer que dio todo por mí, que me cambió por completo y lleno mi vida de felicidad.

La necesito.

Necesito a esa mujer que me abrazaba sin reparos y que un simple "te amo" de sus labios me daba la fuerza que necesitaba, me alentaba a seguir, vencer cualquier obstáculo por más pesado o fuerte que fuese, necesito a mi Anastasia.

—Él estará bien.

Coloca su mano en mi mejilla. Niego aún sin poder hablar. La acerco por completo y la encierro en un abrazo que hace estremecer mi cuerpo, debilita mis barreras y cristaliza mis ojos al sentirla cerca y aún tan lejos.

Aunque esté junto a mí sigo siendo un extraño, no están esas frases cariñosas que solía decir, esa sonrisa auténtica que solo me mostraba a mí. No está la mujer confiada y mimosa que, en mis días difíciles, era mi soporte, mi aliento a cada segundo de tristeza, dolor o estrés.

—Animo, hermano. Ted es fuerte. —Me separo de ella y miro a mi hermano.

Elliot me conoce mejor que nadie, sabe que todo esto me tiene fatal.

—Estaremos afuera —murmura Taylor desviando la mirada de mis ojos.

Está tan conmocionado como yo, su cariño por mi hijo es admirable, lo ha acogido como suyo sin tener un linaje sanguíneo. Sé que le duele todo esto. Él hace parte de mi familia, la parte más importante: cuidar de ella.

Dejo un cálido beso en los labios de mi esposa para luego seguir a la sala de cuidados intensivos seguido por el Dr. Shang. Gran parte de mi cuerpo tiembla, mientras que la otra está totalmente muerta. Mis sentidos han colapsado manteniendo mi cuerpo en vilo a punto de desplomarme.

—Señor —saluda Connor, el tercero a cargo cuando no está Taylor o Sawyer.

Le respondo con un asentimiento de cabeza. Shang abre la puerta de vidrio donde reposa el cuerpo de mi hijo conectado a innumerables cables y tubos

Todo pasa a tercer plano.

Me acerco con cautela a la camilla, sintiendo mi corazón literalmente en el suelo. Su pierna se encuentra fuera de la manta que cubre su cuerpo. Está cubierta por una venda hasta su muslo, que luego es tapado por la bata color verde agua que cubre su cuerpo.

La Sombra de mi Ángel #1 (Saga Sombras, Grey)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora