Capítulo 42 || Christopher Lincoln

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—Lo siento como mi hijo —lo miro directo a los ojos—. Es imposible sentir algo como esto y que no lo sea. —Suspira profundamente, mientras pasa su mano por el cabello.

—Pero no lo es y lo sabes —dice preocupado—. Tu hijo, el cual debe existir, estaría cumpliendo dieciocho y no diecinueve que es la edad que cumplirá Damon en unos meses. —Cierro los ojos escuchando sus palabras.

—Lo sé —digo derrotado. Camino a mi silla donde suelto el peso de esta verdad que me atormenta—. Sus rasgos con mi esposa son pocos, pero ninguno de contundencia. Su cabello es castaño como lo puede tener cualquiera e inclusive sus ojos azules. —Lo miro.

—Anastasia tuvo un hijo. De eso estamos claros, pero Damon no lo es. —Paso mi mano por mi rostro. —Necesitas esa prueba de ADN, Christian. —Lo miro por lo que parecen largos y tensos minutos. —Sé a lo que le temes. —A él no le puedo mentir.

—No lo puedo evitar —susurro—. Quiero seguir creyendo que es así. Imaginar esa verdad me va a destrozar, John. No lo podré resistir.

Su mirada se suaviza.

—Quizás no sea así. Estoy seguro que Damon no es hijo de Anastasia. El convivir crea un vínculo y es lo que ambos tienen, inclusive tú lo tienes. Ambos han tomado a ese niño como parte de ustedes. Como lo hicieron tus padres con tus hermanos y contigo. —El pecho se me oprime.

Damon representa una parte importante de mí. Desde que lo conocí creció un sentimiento que, hasta ahora, al escucharlo llamarme papá, me hace inmensamente feliz. Lo quiero como mi hijo. Ocupa la misma porción de sentimientos en mi corazón que mis hijos.

—¿Si es como lo pienso? ¿Si es hijo de mi esposa? —Mi corazón late con rapidez.

—No me lo preguntes a mí, Christian. Pregúntate a ti mismo lo que harás. —El miedo vuelve con más intensidad. —Toma la decisión correcta. Aunque te duela, aliviarás el dolor y la incertidumbre de aquellos que dependen de ese análisis. No necesitas de tu esposa para esas pruebas. —Se pone de pie.

—Hablas de terceros. ¿A quién te refieres? —Su mirada se torna impasible. El muy maldito intenta tapar un secreto con mi temor.

—Cuando tengas esas pruebas, me sentiré tranquilo de contarte todo, pero ahora no puedo. Por tu bien y el de ellos. —Sale dejándome con la incertidumbre sobre sus palabras.

¿Aquellos que dependen del análisis?

¿Quién mierda depende de esto?

Me pongo de pie para ir tras él. Necesito me explique sus palabras y la importancia de esa jodida prueba de consanguinidad. He asumido que Damon la solicite por duda, por salir de aquel abismo de oscuridad que lo está llevando el hijo de puta de Arthur, pero él habla de terceros asumiendo que son más de dos.

Al pasar por la cocina hay algo que me detiene abruptamente. Phoebe se encuentra completamente sola en el comedor. Su dedo está revolviendo el contenido de un pote de esa cosa dulce que le gusta desde que estaba en el vientre de su madre: Nutella, pero su mirada no está en la misma. Su mirada está centrada por completo en las cuatro personas que se aprecian desde el ventanal. Mi esposa y Ted intercambian palabras con pequeñas sonrisas y gestos tiernos, mientras Damián y Damon sonríen por algún mensaje chistoso de su teléfono.

Su rostro es sombrío. Sus ojos muestran tristeza y pequeñas gotas de lágrimas que descienden por su mejilla. Mi pecho se oprime al verla sola y aislada. Su odio hacia mi esposa la está hundiendo en la más amarga de las tristezas y me duele.

La Sombra de mi Ángel #1 (Saga Sombras, Grey)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora