Capítulo 17 || Deseo

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—Definitivamente te volviste loco. — Así es como me recibe John al entrar.

Me envía una de sus miradas matadoras que raramente utiliza.

—No me jodas —le gruño cerrando la puerta a mi paso. Aún estoy furioso—. ¿Dónde están? —pregunto ansioso.

Me mira fijamente. Se que algo quiere decir, pero se lo está guardando.

—En tu habitación. Envíe a Johan por ropa para ella. —Asiento.

Un ruido en la cocina me hace mirar en esa dirección donde se encuentra mi hijo. Damon me mira fijamente. Como si estuviera analizando cada una de mis reacciones. Su mano sostiene un vaso de agua a la altura de sus labios. Hay algo en el que me hace ver una similitud con ese hijo de puta. Quizás es la forma de su mirada, debo tener en cuenta que ha vivido lo que tiene de vida con ese imbécil adoptando sus gestos.

—¿Qué le hiciste a mi papá? —Escuchar ese apelativo de sus labios me enfurece y más aún el tono amenazante con el que salió.

—Nada que no merezca. —No hay gesto alguno en su rostro.

No le sorprende y eso me lleva a sorprenderme a mí. ¿De qué va su mirada y ese tono tosco? Asiente para girarse y posar su vista en la ventana.

Busco la mirada de Flynn y niega levemente con la cabeza. Entiendo claramente, necesita su tiempo.

Suspiro profundamente y camino a mi habitación. Mi polo tiene rastro de sangre de ese hijo de puta así que me lo saco y lo tiro a la basura, camino y dejo mi IPhone en la mesa de noche.

Un olor dulce llega a mis fosas nasales e inmediatamente lo reconozco. Hechizado por completo camino al baño donde el olor se intensifica. Abro la puerta y descubro a mi nena en toalla frente al espejo. Su mirada sorprendida se posa en mí...

—Discúlpame por usar tu baño. John dijo que... —Niego recargando mi cuerpo en el marco de la puerta. Su mano sostiene con firmeza la toalla que cubre su cuerpo. Sus mejillas están de ese tono rojo escarlata que tanto me encanta.

—Puedes usar lo que quieras, nena, hasta mi ropa. Estoy seguro que te quedara mejor que a mí. —Su garganta traga con dificultad.

—John envío a comprar ropa para Damon y para mí. —Asiento mirándola fijamente a través del espejo. —¿Dónde está Arthur? —Me encojo de hombro sin despegar nuestros ojos.

—Camino al hospital, es lo más seguro. —Abre los ojos como plato, se cristalizan rápidamente. Puedo ver el miedo en ellos, así que me acerco rápidamente abrazándola. Permanece inmóvil buscando mi mirada a través del espejo. —Tranquila, nena, no lo maté —susurro a escasos centímetro de su oído.

—Lo heriste —susurra con la voz rasposa—, ¿cómo pudiste?

Claramente está el reproche en cada letra de esa corta frase. Inhalo aire profundamente arrastrando conmigo su embriagante aroma.

—Te dije cuanto me gustas. —Beso su cabeza y miro fijamente sus ojos a través del espejo. Ambos estamos de frente al mismo. Sus manos sosteniendo la toalla que cubre su cuerpo y las mías enrolladas en su cintura. —Te tocó y eso es algo que le tenía que cobrar. —Niega con la cabeza. —Cuando alguien me gusta, la tomo como mía y créeme, Analía, protejo con mi vida si es necesario a quien considero importante y tú lo eres.

Una pequeña lágrima desciende por su mejilla. Observo hipnotizado el recorrido de la misma que culmina en la entrada de sus pechos. Trago saliva con dificultad al ver la silueta de los mismos. El deseo guardado por ella hace acto de presencia y lucho contra él. Contra esa parte irracional que me incita a tomarla en estos momentos. A cumplir mis derechos como su jodido esposo.

La Sombra de mi Ángel #1 (Saga Sombras, Grey)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora