Capítulo 7 || No eres un espejismo

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Entramos al The Westin Gran Berlín y mi mente está completamente concentrada en el episodio del aeropuerto. Escuchar el nombre de Ana me impresionó de una manera que me dejó desconcertado. Mis sentidos amenazaban con hacer colapsar mi cuerpo y mi corazón se paralizó de una manera impresionante.

Por un segundo creí que era ella. Mi corazón anhelaba fiel mente que fuese mi mena, pero ver mi cuerpo débil me hizo entender que no podía ser, que el cuerpo de mi nena reposa en una fría tumba donde mis ojos vieron su rostro por última vez.

—Bienvenidos a The Westin Hotel. ¿Tienen reservación? —habla en alemán.

No es primera vez que viajo a Alemania. Este país lo visite por primera vez en compañía de mi princesa, donde me sorprendió con su voz hablando alemán fluido, como si el idioma fuese parte de ella...


—Este lugar es hermoso. —Caminamos tomados de la mano por el bulevar Unter den Linden. Uno de los sitios turísticos de Berlín más visitado. Las luces fluorescentes se reflejan en los árboles mostrando una tonalidad de amarillo a mi derecha y un azul vivaz a mi izquierda, dando una mezcla de colores hermosos en esta noche fría.

—Nena, nada es más hermoso que tú. —Detiene su caminar. La observo e inmediatamente sus hermosos ojos azules se conectan los míos.

—A veces pienso que es una suerte estar junto a ti, vivir esta vida contigo. —Enreda sus manos en mi cuello.

Niego con una pequeña sonrisa.

—Soy yo quien tiene la suerte de tener a una mujer tan hermosa y tierna junto a mí. —Rozo su nariz con la mía. —Has cambiado mi vida. Cada día junto a ti es mejor que el anterior y me siento orgulloso de tenerte como mi esposa. —Dejo un pequeño beso en sus labios.

—Du bist mein Leben, und ich danke ihm für das Leben, indem Sie in meinem Weg. —La miro con amor. Escuchar sus palabras con ese tono sexy alemán me llena y me incitan a querer besar sus labios con locura. —Ich liebe Sie, Herr Grau.

Acaricio su mejilla con ternura, entendiendo perfectamente lo que dice. 

—Yo también te amo, Anastasia Grey. —Beso sus labios con ternura...


—A nombre de Christian Grey —dice Taylor.

La mujer busca rápidamente en la computadora para hacernos llegar la tarjeta de las habitaciones.

Al llegar a la habitación suelto completamente mi peso del viaje en la cama. Aquellos ojos azules me llegan de una manera penetrante haciendo que mi mente se concentre solo en ellos.

Se veían tan reales. Por más que entienda que era un espejismo, no puedo evitar cuestionar aquel hecho. Era ella. Su hermosa risa que hacía iluminar mis días, su larga cabellera que a lo lejos mantenía recogida y sus inigualables ojos, esos ojos jamás los podría olvidar, eran de un color único, de un celeste que hacía juego con el cielo y el mar.

—¿Me vas a explicar que paso en el aeropuerto? —La voz de Taylor me saca de mis pensamientos.

Suspiro profundamente sintiéndome estúpido por creer algo imposible. Seguramente el suceso con Anabell me tiene así, mi conciencia está sucia de solo pensar que posiblemente pude haber estado con una mujer que lo único que me inspira es asco.

—Es estúpido lo que te diré —me incorporo lentamente—. Había escuchado el nombre de Anastasia y cuando busqué quien lo poseía, me encontré con mi esposa. —Me mira con pena. Niego con una media sonrisa fingida para que no vea el dolor que me provoca todo esto. —Al cerrar y abrir mis ojos descubrí que era producto de mi imaginación. —Permanece pensativo. —Te lo juro Jason. Parecía real. Le sonreía a un chico y sus ojos brillan como nunca, como... aquella vez que la conocí.

La Sombra de mi Ángel #1 (Saga Sombras, Grey)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora