Conté mentalmente hasta diez, no podía dejar que el enfado tomara el control.

- ¿vas a salir o no? -cuestione, sin saber por cuanto más podría controlar mi enojo.

Leah suspiro largamente, mientras mi paciencia se iba diluyendo más rápido de lo que pude haber pensado.

-está bien, ahora salgo-respondió, terminando la llamada justo cuando pensé que no iba a poder mantenerme controlado por más tiempo.

Respiré lo más tranquilamente que pude, necesitaba estar más calmado, porque si no me sentía tolamente capaz de saltarle encima y molerla a golpes por perra. Leah salió de su casa, en pijama, con unas pantuflas ridículamente esponjosas, una chaqueta abrigadora y la capucha sobre la cabeza, andando directamente hasta el jeep, deteniéndose a un lado de la puerta del conductor, mirándome, a la espera.

Baje la ventanilla y le indique con un gesto de mi cabeza que subiera, cosa que ella hizo, con movimientos lentos y pausados, maldita perra. Suspire y la mire, para encender el motor del jeep y ponernos en movimiento, la llevaría a las orillas del pueblo, necesitaba un lugar apartado, sin testigos para poder gritar todo lo que me viniera en gana.

- ¿interesante tu noche? -la cuestioné, sin mirarla-no pensé que fueras capaz de una estupidez de ese tamaño, Leah.

- ¿de qué hablas? -cuestionó, en un susurro bajo

La mire un instante, sintiendo unas ganas tremendas de zarandearla y quitar esa expresión de falsa inocencia de su rostro.

- ¿en que estabas pensado cuando se te ocurrió la brillantez de incendiar la casa de Jennelle? ¿uh? -demande, cuando ella guardo silencio- ¿creías que no iba a imaginarme que tú eras la responsable?

Nos detuvimos a un par de kilómetros de distancia del pueblo, a un lado de la carretera. La nieve se amontonaba y seguía cayendo, sin prisas, sobre el cristal frontal del jeep, el cual cada pocos segundos era limpiado por el parabrisas.

-no se... no sé de qué estás hablando Tom, ¿estás loco? -cuestiono Leah, la miré por unos instantes a los ojos-llévame a mi casa.

Negué con la cabeza, enfadado hasta la medula, mientras mi corazón comenzaba a latir más y más rápido, me sentía tenso y furioso.

- ¡no te hagas la estúpida! ¡tú fuiste! -le grité y ella se encogió un poco en su lugar, sin dejar de mirarme- ¡¿Quién te crees para intentar dañar a la mujer que amo?! ¿¡estás loca!?

Leah negó con la cabeza, mientras sus ojos se iban cargando de lágrimas.

-no tienes pruebas-murmuró, por lo bajo-no puedes inculparme de nada aunq...

Me di cuenta de lo que había hecho justo cuando Leah gimió y se llevó la mano al rostro, dejándola ahí donde yo le había plantado una bofetada con todas mis fuerzas. La iluminación verde y naranja de los controles del jeep me permitió ver que el labio inferior de Leah sangraba, mierda, le había pegado a una mujer...

Leah abrió la puerta del jeep y bajó, dejandola abierta y caminando hasta perderse de mi vista, joder. Abrí la puerta y baje también, buscándola con la mirada, ignorando el frio de los mil demonios que estaba haciendo. La chica caminaba hacia el pueblo, con pasos apresurados.

-mierda...-gruñí por lo bajo, mientras comenzaba a caminar detrás de ella- ¡Leah! ¿A dónde crees que vas?

La chica apuró sus pasos, aunque con esas ridículas pantuflas que usaba no llegaría muy lejos. Comencé a correr detrás de ella, alcanzándola y tomándola del brazo, obligándola a detenerse y girarse.

- ¡suéltame! -ella grito- ¿estás loco Tom?

Mi ex novia sollozaba y su labio sangraba de una manera escandalosa, algo me decía que al día siguiente tendría una inflamación escandalosa y horrible en la cara... pero ella se lo había buscado, no era mi culpa, ¿o sí? Yo la había dejado, después de todo, no podía fingir que ella era la causante de todo.

La tome por ambos brazos, impidiéndole moverse y escuchando su llanto.

-deja de meterte conmigo y con los míos, ¿entiendes? Deja de inventar mentiras para hacerme la vida imposible, deja de hacer estupideces como la de ésta noche, ¿me escuchas?-le gruñí y Leah sollozo con más fuerza-en esta ocasión solo fue una bofetada...-bien, momento de ser un imbécil peligroso-la próxima vez no sé qué podría ser, nunca conociste mi capacidad de ser un total bastardo de mierda-joder, era una mentira, pero si servía para asustarla y mantenerla a raya de mi vida, no dejaría de decirlo-no sabes de todo lo que podría ser capaz con tal de defender lo que amo.

Leah dejó de luchar y termino asintiendo, aunque su llanto no se terminaba aún.

-te odio-susurró, sorbiendo su nariz con fuerza y de manera ruidosa-te odio tanto.

Me encogí de hombros.

-no me importa-mencione-solo te quiero lejos de mi vida.

Me aleje de ella y Leah retrocedió unos pasos, para comenzar a caminar hacia el pueblo, en medio de la nieve, dejándome ahí, con miles de pensamientos en la cabeza y el remordimiento corriendo libre por mi sistema.

I still loving youDonde viven las historias. Descúbrelo ahora