Epilogo

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Epilogo

Estaba en el cuarto, vistiéndome, mientras oía la banda sonora que me acompañaba desde hacía ya un mes. La risa de Charlotte inundaban la casa, ese hogar que apenas había encontrado dos semanas antes y que ya formaba parte de nuestras vidas. Hemos tenido que pasar mucho para llegar hasta aquí, pero he aprendido mucho también. Principalmente que no todos somos como aparentamos ser, que hay que escuchar, y conocer a las personas desde el primer día que las conoces, no juzgarlas por lo que son o por lo que sienten. He aprendido a quererme un poquito más, y a saber querer a las personas que tengo a mi lado. Estoy aprendiendo a ser madre, duro, sí. Pero estoy segura que es el aprendizaje más bonito que he realizado nunca. Ella, ella me lleva por la vida como el mar lleva a los peces, en calma, sin prisa pero sin pausa.
Hoy es un día especial, celebramos que la vida nos ha cambiado, y que estamos aquí, viviendo, sintiendo, y siendo felices. Estoy en mi habitación, llevo la blusa a medio a brochar, delante del espejo me paro, y mis ojos instintivamente van a la herida de guerra que cicatrizó hace apenas unos días, a medias. Si... solo se ha curado por fuera. Por dentro aún sigo notando el cuchillo clavado. Me doy la vuelta y el pequeño moratón que hice al caerme aún sigue ahí. Vuelvo a girarme, y me miro a los ojos. 'Respira, y vive', me repito una y otra vez desde hace un mes. Como cuesta a veces hacerse caso a uno mismo.

-Vanesa...

Me siento rápido en la cama, me tapo con los pantalones que voy a ponerme, por si alguien entra. Pero no, se queda en la puerta y habla desde ahí.

-Acaban de llegar tus chicas.

Sonrío.

-Ahora salgo.

Me vestí rápido, me peiné con mis dedos acabando de arreglar mi pelo alborotado, me puse los tacones y salí.

-¡Mami!

Bajé al suelo y cogí a la pequeña, besé su mejilla y nos fuimos hacia el salón.

-¡Amiga! ¿Cómo vas?
-Hola Alba... todo bien (Nos sonreímos)

Cómo me conocía. Igual que Ana, que vino a darme un beso, antes de dirigirse hacia la barbacoa de la terraza, donde estaban mis hermanos, sus chicas, y ella. Cuando me vio, me sonrió, le contesté del mismo modo, y se acercó a nosotras.

-El fuego ya está en listo, vamos a poner la carne. Y José también tiene las patatas preparadas...
-Si es que... ¡¡tengo un chico maravilloso!!

Me giré hacia Alba, y reí. Volví a mirar al frente y vi al hermano de Malú viniendo sonriente hacia nosotras, se colocó delante de Alba y la besó. Sonreí. Apenas llevaban unos días siendo pareja oficial, pero parecía que llevaban toda una vida. Se complementaban a la perfección, incluso Alba ya conocía parte de la familia de él. Me sorprendió el día que me dijo que había quedado con José para cenar, y más cuando llegó al día siguiente con un brillo especial en sus ojos, y una alegría misteriosa. Y lo más bonito de todo, desde que pasó no paran de sonreír. Intensos, ellos...
Miré a Malú que los observaba embobada, puse mi mano en su mejilla y cerró los ojos.

-Malú... yo...
-Shhh. (Abrió sus ojos y me miró) No tienes que decir nada. (Me sonrió)

Se separó y volvió al jardín, José la siguió cogiendo a Charlotte de mis brazos y llevándosela fuera. Miré la escena ahí de pie, quieta en mi salón.

-Voy a buscarnos una copa de vino.
-No me apetece Alba...
-¡Eh! Nunca se dice que no a un buen vino.

No me dio tiempo casi ni a sentarme en mi blanco sofá cuando mi amiga ya me había traído la copa y se había colocado a mi lado. Se me quedó mirando mientras yo daba vueltas a la bebida.

-Estoy aquí... Lo sabes, ¿verdad?

Me giré y la miré. Claro que lo sabía. Le sonreí, y le tendí mi mano para que la cogiera. Volví a mirar hacia fuera, Charlotte y Malú riendo mientras jugaban al pica manos.

-Aun no...
-No.
-Vanesa, cariño...
-Lo sé. Ella me quiere y sé que no va a hacerme daño, pero aún me cuesta.
-No tienes que vivir pensando en lo que te pasó con Alex. (La miré) Y sí, ya sé que es fácil decirlo porque no lo he vivido en mis carnes, pero... mírala, (nos giramos hacia Malú) ella te hace feliz, te quiere.
-Yo también la quiero, y mucho.
-Y tú... ¿te quieres?

La miré. Que difícil era todo eso. Me quería. Pero quizás no de la misma forma que lo hacía antes. Me sentía orgullosa por haberme enfrentado a mi pasado, pero... estaba en juego mi futuro. Desde que volvimos con Malú apenas nos habíamos tocado, apenas habíamos estado a solas. Me daba pudor que me viera desnuda, que viera mi pequeña herida y todo aquello volviese a nuestras cabezas. Me daba miedo que ella pensara que había estado con Alex, que se sintiese culpable por algo, cuando no era así. Mis pensamientos fueron interrumpidos por el timbre, me levanté a abrir e ejercí como anfitriona. Llegué a la puerta, y cuando vi quien había, sonreí.

-Bienvenida.

Me dio las gracias después de abrazarme, la hice pasar y saludó a todos los demás.

-¡Tita Inma!

Charlotte vino corriendo a saludar a mi amiga. Dos días después de que todo terminara hablamos de lo que pasó, ella me contó sus sentimientos, me pidió perdón, y aunque al principio no fue fácil, la entendí. Inma ha sido una de las mujeres más importantes en estos años, tiene que estar presente en mi vida y yo en la suya. Y aquí esta, celebrando que volvemos a mirarnos a los ojos y nos entendemos, compartiendo risas, emoción y sentimientos.
Nos fuimos todos para fuera, la comida estaba casi lista, me acerqué a la barbacoa donde Malú sacaba las ultimas brochetas, me esperé a que terminara, se giró y le pasó el plato a su hermano, me miró sonriente y le contesté de la misma forma, mientras mi mano cogía la suya y la sorprendía. Dejé de mirarla, y puse mi atención a nuestros invitados, mientras discutían del lugar de mesa donde sentarse, me reí. Volví a girarme hacia Malú, que aun seguía cogida de mi mano.

-Te quiero...

Me susurró, me acerqué a su oído y le contesté de la misma manera. Cómo nos echábamos de menos. Decidí dejar de perder el tiempo, eso tenía que cambiar. Estiré su mano y nos sentamos en la mesa, sonrientes. Comimos, reímos, lo pasamos en grande, como siempre que estábamos en familia. El tiempo pasó volando y cuando nos dimos cuenta la tarde llegó, el agua de la piscina se enfrió y Charlotte ya no quería bañarse más. Me escabullí un momento dentro e hice que Alba entrase conmigo.

-Tengo que pedirte algo...

No hizo falta explicarle mucho más, tenemos tanta conexión que apenas con mirarnos ya sabíamos que queríamos la una de la otra.
Minutos después despedí a mis invitados en la puerta, era hora de terminar la fiesta, Jose y Alba se quedaron los últimos. Estábamos en el salón cuando Charlotte vino con su mochila colgada de su brazo.

-Ya nos podemos ir.

Sonreí, y me fijé en Malú, que no entendía nada.

-Muy bien señorita. (Dijo José mientras se levantaba)
-¿Cómo? (Preguntó Malú) ¿Dónde vamos?
-No, no... A ti nadie te ha invitado, amiga. (Le contestó Alba) ¿Verdad, Charlotte?

La pequeña asintió sonriente mientras cogía la mano de mi amiga. Se acercó a mí y me dio un beso, le dije que se portara bien. Besó también a Malú, que seguía sin entender que estaba pasando. Se despidieron también Alba y José de nosotras desde la puerta, mientras mi amiga me guiñaba el ojo.

-¿Qué me he perdido?

Malú me preguntó mientras iba acercándome a ella. Cogí su cintura con mis manos.

-Hemos perdido el tiempo...
-Vane...
-Espera, mejor dicho, he perdido el tiempo. Lo siento.

Intentó interrumpirme pero la callé con un beso, sonrió al separarnos.

-Siento haberme comportado así todo este tiempo, quiero que sepas que te quiero... que eres la mujer de mi vida. (Se emocionó) Pero... (Agaché la cabeza) Tengo miedo... Miedo a no ser la de antes, a no quererte como te mereces, a perderte...
-¡Eh! (Me subió la cara) Basta Vanesa. No digas eso. No vas a perderme. Y voy a quererte toda mi vida. Y si todo esto es porque hace mucho tiempo que no hacemos el amor... No tienes por qué preocuparte...
-No es solo eso... No dejo que me toques, no dejo que me mires... no...
-Ya... Pero, ¿sabes qué? (La miré a los ojos)  Me basta y me sobra con tenerte a mi lado. (Sonreí, y ella también lo hizo) Quererte. (Cogió mi cara con sus manos) Eso es lo que quiero.

Me acerqué a ella, sin pensarlo, y la besé. Sonrió mientras nuestros labios aún estaban juntos, y mi mano fue hacia su nuca para profundizar ese contacto. Di un paso hacia delante, la cogí con mi otra mano fuerte de la cintura, para que no cayese mientras la llevaba hacia atrás. Otro beso, y mis labios bajaron a su cuello, suspiró. ¿Cómo he podido estar tanto tiempo sin respirar de ella? Y aún sigo viva... Ese es nuestro secreto. Porque todos somos el secreto de alguien. Y como nos gustaba desarmarnos de ese secreto, con cuidado y mucho amor. Y pasión. Como nosotras solo sabíamos. Llegamos a la puerta de la habitación, en el marco le besé la oreja, y me despedí de su camiseta. La separé y volví a sus labios. La sujeté fuerte de su trasero e hice que sus piernas subieran a mi cadera, tuve que poner su espalda contra el frio espejo que había en la pared para poder sujetarla mejor, y apoderarme de sus pechos. Ahí, dije adiós a su segunda prenda, y los besé una vez desnudos.
La bajé, mirándole a los ojos, esos que tanto amor me desprendía, llenos de excitación en ese momento, sonreí, y volví a atacar sus labios. Hasta caer en la cama, encima de ella, y pude recorrer todo su cuerpo, besarlo y morderlo a mi antojo, mientras mis manos iban acariciándole sin dejar ni un solo centímetro de su piel.
Subí despacio mi cara hacia la suya, mientras mis manos empezaron a encargarse de su pantalón.

-Creo... Que... estamos en diferentes... condiciones...

Le costó decir aquello a causa de mis besos en su cuello, la miré y le sonreí. Y un segundo después la tenía encima de mí, y era ella quien ahora me mataba besándome el cuello, lentamente, sin prisa. Bajó al mismo ritmo hacia mi estómago, puso sus manos por debajo de mi blusa, y con sus yemas la subió despacio para acabar quitándomela, y atacando ahora mis pechos. Subió y volvió a besarme los labios, y después de un suspiro en su boca mi sujetador había desaparecido. Sus dedos se fueron encaminando a mi pantalón, y el miedo llegó.

-Malú...

Dejó el pantalón para más tarde, subió a mi cara y me acarició.

-Tranquila, te amo... con tu pasado y sin él. Porque yo también formo parte de ese tiempo. (Sonreímos) Y ahora estamos aquí, en nuestro presente.
-Te amo.

Me separé de ella, y me planté delante de la cama. Se merecía que yo no tuviera miedo, nos merecíamos que toda aquella pesadilla tuviese un final. Y aquí estaba. Ese final, y el principio de todo lo que teníamos por delante. La miré a los ojos y le sonreí, ella se sentó en la cama, dejó de mirarme los ojos cuando mi mano bajó hasta el borde de mi pantalón, se mordió el labio inferior cuando vio que bajé la cremallera, me reí y volvió a mirarme, y con la ayuda de mi otra mano fui deshaciéndome de ellos, hasta que cayeron al suelo. Me miró de arriba abajo y noté calor en mis mejillas, se puso de rodillas aun en la cama y se fue acercando, llegó delante de mí, y noté como sus dedos acariciaban la cicatriz, cerré los ojos, no quería mirar. Pero los abrí cuando noté que sus labios besaban mi piel, y curaban la herida que seguía teniendo dentro. Sonreí, y cogí su cara, me acerqué y la besé. Apoyé mi rodilla en la cama y subí de nuevo en ella, me puse encima de Malú, y mientras volvía a besar todo su cuerpo mis manos se encargaron ahora de su pantalón. Solo una fina barrera separaba la pasión de la locura, y segundos después nos deshicimos de la última prenda perdiendo así la poca cordura que nos quedaba en aquella habitación. Desgastando nuestros labios en la parte más íntima de nuestros cuerpos, mientras gritábamos nuestros nombres y hacíamos de nuestros secretos nuestra realidad.
Agotadas, felices, abrazadas, aun sofocadas por todo lo que acababa de pasar. Mientras recuperábamos la respiración jugábamos con nuestras manos.

-¿Tenemos que ir a buscar a Charlotte? (Me preguntó Malú)
-No... Hoy se queda con sus tíos. (Giró su cabeza y me sonrió) Tenemos 48 horas para recuperar el tiempo perdido... (Besé su hombro desnudo)
-No mi amor... (La miré) tenemos toda una vida para hacerlo.

Y volví a besarla y empezar nuestra particular guerra del amor. Y ya no pienso en el pasado, a partir de ahora pensaré en el futuro que nos espera juntas, con Charlotte a nuestro lado. Y recuerdo la canción que un día compuse mientras caminaba entre ruinas, y ella no estaba ahí... Y hoy camino... cogida de su mano, mientras dejamos que el pasado deje de aguantarnos.



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Y hasta aquí ha llegado esta historia...
Y solo puedo daros las gracias, por hacerme muy feliz.
Si me dejáis, voy a dar las gracias en particular a mi A, te quiero mucho, todoelrato!

Y a vosotros, nos vemos por el camino 😏😜

En la cola del vientoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora