Capitulo 32

1.9K 68 10
                                    

Capítulo 32

Narra Vanesa

Me había quedado en shock, y al notar mi cambio de voz José se quedó parado delante de mí.

-Me ha comentado que sabias que estaba por aquí y...

Salí corriendo, mientras Malú gritaba mi nombre detrás de mí. ¿Cómo podía pasar eso? ¡No! Ahora no. Llegué a la calle, y moví mi cabeza hacia todos lados para ver si las encontraba ahí, pero nada. Me agobié. Paré de repente, necesitaba respirar y calmarme, aunque me fuera casi imposible. Miré al suelo, y noté una mano en mi hombro, giré mi cabeza.

-Mi amor...

Giré todo mi cuerpo y me abracé a Malú. ¿Qué estaba pasando?

-Lo... lo siento... no pensé que Inma podría mentirme... yo... no sabía... no...

Me separé de mi chica y miré a José. No tenía culpa de nada, no conoce a Inma, y yo, creo que tampoco.

-Vamos a calmarnos, quizás se la ha llevado a casa de tus padres porque es un poco tarde... o, al hotel. ¿Te ha dicho algo más José?

Preguntó Malú a su hermano que negó con la cabeza, apreté fuerte la mano de mi chica, estaba a punto de hundirme, la necesitaba para no caer. Se giró, me sonrió, y me acarició la cara.

-Vamos a tu casa, ¿sí? Quizás nos espera ahí.

Fuimos andando hacia el coche, no paré de mirar en todo el trayecto el móvil, y de llamar a Inma pero no obtuve respuesta, primero no contestaba y después me salía apagado. Al llegar a casa no vimos ningún coche en la puerta esperando, fui corriendo hacia dentro por si estaban en la parte de la playa pero nada, oí como Pongo salía corriendo y levantaba su patas para saludarme. Me senté en el porche, con él en mis piernas, acaricié su cabeza, y miré el mar, esperando que tuviera respuestas a tantas preguntas que mi cabeza se hacía.

-Vanesa...

Noté como Malú se sentaba a mi lado y me abrazaba, mientras Pongo le saludó poniéndose ahora en sus piernas.

-Te ha echado de menos. (Dije mirándoles)
-Y yo...

Se quedó ahí acariciándole y sonreí, pero, a mi cabeza vino la imagen de Charlotte jugando con él esa misma mañana en la playa, con Carmela tirándole el palo, y su risa. Me levanté y volví a coger el teléfono, un tono, dos, nada. Inma seguía sin contestar. Volví a la agenda y busqué otro contacto, está si me contestó.

-¡Hola cariño!
-Alba...
-¡Ey! ¿Qué pasa?
-Inma... Inma se ha llevado a Charlotte.

Dejé caer todo mi cuerpo a una silla después de darme cuenta de lo que estaba pasando, de caerme de la nube en la que estaba y volver a la realidad.

-¿Qué estás diciendo? Inma no podría hacer algo así... Inma...

Calló después de decir su nombre por segunda vez, esperé unos segundos y no decía nada.

-¿Alba?
-Yo... ¡Ostras Vane! Yo... me la encontré ayer mismo en La Latina y estuvimos hablando sobre ti, sobre tu viaje, y sobre Alex.

De nuevo él en toda esta historia. Dando tumbos de un lado a otro. Mareándonos, y provocándonos dolor. Pero... un momento. ¿Inma y Alex?

-Le dije a Inma que os ibais a Málaga, y que ibas a luchar por Malú... Es nuestra amiga, ¿no?
-Si... creo... Pero... Ya no sé qué pensar Alba.
-Tranquila, ¿sí? Voy a coger una pequeña maleta, miro si hay algún tren de última hora y me vengo hacia Málaga.
-Alba no...
-¡Eh! Ni se te ocurra decirme que no venga. No voy hacerte caso. Respira, en nada estoy ahí. ¿Ana sabe algo?

Le dije que  no, y se ofreció a llamarla y contarle toda esa locura, y por supuesto estoy segura que Alba no vendría sola. A los pocos minutos recibí un mensaje de Ana. 'En unas horas nos tienes ahí, te queremos'. Sonreí y me abracé a Malú. Nosotras aun seguíamos sentadas en el porche, mirando el mar, esperando con los móviles en la mano noticias de Inma, que seguía sin contestar. Ella acariciaba mi cabeza, mientras con la otra mano me cogía la mía, fuerte. Tenía un nudo en la garganta, refrescaba en mi tierra y se iba calando en mi cuerpo, pero no nos movimos de allí. José llamó a mis padres y mis hermanos y se vinieron a mi casa, Francis no paró de dar vueltas por toda la casa, Antonio se sentó apoyado en la pared, con Carmela en sus brazos intentado entender todo aquello, como nosotras. Y mis padres, fueron a dar vueltas con el coche hasta el amanecer. Llegaron con desayuno, pero no probé bocado, no podía.

-Cariño, tienes que comer algo...
-Mamá no puedo.

No la miré, seguía sentada en el mismo escalón, mirando al horizonte, como toda la noche.

-Vane, amor...
-¡Malú he dicho que no!

Me giré, y me di cuenta que le había chillado, se apartó y se levantó. Cerré los ojos maldiciéndome, mis nervios, mi miedo, estaba cansada, cabreada, y lo pagué con ella. Me levanté, me puse un poco de café en una taza, y me acerqué a Malú, la abracé por la espalda y apoyé mi cabeza en su hombro.

-Lo siento... No tenía que...

Se giró y me besó. Me miró sonriente al separarse.

-Lo entiendo.
-Te quiero...
-Y yo...

Iba a besarla cuando alguien entró por la puerta, me giré y ahí estaban. Dejaron sus bolsas a un lado y vinieron corriendo hacia a mí. Mis chicas.

-Gracias...

Les susurré aun en nuestro abrazo de tres. Cuando nos separamos, saludaron a Malú, luego a mi familia y a José. Ana les conocía a todos, incluso el hermano de Malú, pero Alba no lo había visto nunca. Noté como se paró cuando lo vio, y él le sonrió. Se dieron dos besos torpes, y se presentaron. Observé la escena mientras terminaba mi café, iba a dar un sorbo cuando me sobresalté al notar que alguien ponía su mano en mi hombro, me giré, vi la puerta aún abierta y detrás de mí, Inma.

En la cola del vientoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora