Capitulo 24

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Capítulo 24

Habían pasado ya un par de semanas sobre mi proposición de viaje a Malú, teníamos las maletas preparadas, billetes comprados de última hora, y ya había hecho las mil llamadas necesarias para poder entrevistarme con el director de aquel colegio donde estaba Charlotte. Me despedí el día anterior de Inma, se iba a grabar fuera un tiempo, pero cenamos y le conté todo lo que había pasado estos días. Sentí que se alegraba pero no tanto como esperaba, supongo que demasiada información de golpe. No le di mucha importancia. En cambio Alba, la loca de mi amiga, estaba en casa desde hace dos días ayudándome a preparar todo tipo de detalles para que no me dejara nada, y se encargó personalmente de alguna llamada con el consulado Argentino. Malú, por su parte, llegó dos días antes a Argentina para la promoción Latino Americana que les esperaba, y yo cogía avión esta misma madrugada.

-¡Por fin lo tienes todo, amiga!

Dijo Alba mientras se sentaba en un taburete de mi cocina, mientras le servía una copa de vino.

-Maleta hecha, papeles arreglados... te he dejado la reserva del hotel en el bolsillo delantero de tu bolso. Por cierto, se me olvidaba.

Se levantó y me reí, parecía mi madre la noche anterior de irme de campamentos. Fue a la habitación a buscar una bolsa que trajo para darme. La cogí y sonrió. Abrí con cuidado la bolsa, mordiéndome el labio inferior, nervioso con ganas de saber que había dentro. Lo cogí y miré emocionada a Alba. Era una camiseta blanca, pequeña, donde ponía 'Mágica Charlotte'. Me levanté y la abracé.

-Voy a malcriarla todo el rato.

Susurró riendo aun en el abrazó. Me reí. Mi amiga. Siempre a mi vera. Y ahora, a nuestra vera. Si todo va bien. La haré tía de una niña maravillosa.

-Charlotte va a tener mucha suerte... (Dije mientras me separaba, la miré) Va a tener una madrina maravillosa.

Alba sonrió y bajó su mirada emocionada, se le escapó una lágrima que secó rápidamente. Me reí y le di un pequeño golpe.

-¡Va! Vamos a cenar...

Me senté otra vez en mi sitio, y cenamos mientras la botella de vino iba bajando y arreglábamos el mundo. Vimos una película antes de que me llevara al aeropuerto, a las 4 de la mañana salía mi avión hacia Buenos Aires, una hora antes me despedía de Alba.  Doce horas después, con sueño, pisaba tierras argentinas, ningún fan vino a recibirme ya que nadie de ellos sabía que estaría por aquí. Sonreí cuando salí a la calle y busqué con la mirada un taxi para coger, cerré los ojos y respiré profundo aquel descontrol. Cómo me gusta Argentina, y su gente.
Una vez en el taxi, y dada la dirección del coqueto apartamento que había alquilado, cogí el teléfono y llamé a Malú.

-¡Bienvenida a Argentina! (Contestó nada más descolgar, y riendo)
-¡Estás loca! Buenos días... o eso creo... ¡Buf!
-Son casi buenas tardes, pero no te preocupes... Es normal. ¿Llevas mal el JetLag o puedes aguantar a esta loca para comer?
-(Sonreí) Haré un esfuerzo...

Me llamo 'Tonta' y reí. Quedamos en un pequeño restaurante cerca del apartamento, así me daba tiempo de descansar un poco antes de ir a comer. Al llegar, esperé a que me dieran las llaves para poder ir al estudio acogedor que había cogido para mi estancia en Buenos Aires, al abrir el pequeño piso, sonreí. Podría acostumbrarme a esto. A esta tierra, de la cual estoy enamorada, viviendo en un pisito en el centro. Abrí un poco las ventanas, probé que todo estuviera en orden, dejé la maleta en la habitación, me di una ducha, y me estiré en el sofá para mirar mi móvil. Avisé a mi familia que ya estaba en tierra firme, a mis amigas que todo estaba en calma, y publiqué un mensaje en Twitter.

'Dejarse llevar en la vida, sentirse libre, pero nunca sola, amar, sentir, volar. Libre. Libre como el viento.'

Sonreí, puse mis hashtags habituales, y cerré la aplicación. Me levanté y acabé de arreglarme, minutos después ya estaba delante del restaurante esperando a Malú.

-Perdona... eres... ¿Vanesa Martín?

Sonreí, reconocería su voz a quilo metros. Me giré, y asentí.

-Aja, de carne y hueso.

Se rio y sin apenas dejarla decir nada más la besé. Hacía varios días que no nos habíamos visto y ya la echaba de menos.

-Vamos, que me muero de hambre.
-Ya lo veo ya...

Le sonreí y le guiñé un ojo, cogí su mano y nos dirigimos hacia el interior del restaurante. Comimos carne con una salsa verde deliciosa. Unas copas de vino. Y de postre algo de chocolate. Hablamos sobre el viaje, sobre sus entrevistas, y sobre la acogida del disco en tierras Latino Americanas. Esa misma tarde tenía un pequeño acústico, me pidió que la acompañara y así lo haría. Después de una sobremesa, nos dirigimos al apartamento, se lo enseñé por encima, ya que no me dio mucho tiempo, fue entrar a la habitación y que sus manos me quitasen la camiseta. Así se tenían que estrenar las cosas, despeinándonos, gritando, y sobretodo, llenándote de locura el cuerpo. Y de eso nosotras, entendemos un rato cuando estamos juntas. Cuando nuestros cuerpos se encuentran, y enloquecen.

-¿Estás nerviosa?

Me preguntó Malú mientras me acariciaba mi cabeza que estaba apoyada en su pecho, rompiendo el silencio de la habitación.

-Un poco...
-Es muy normal, es un paso importante.
-Tengo miedo de que no se acuerde de mí... Y sería lo más normal, nos vimos un par de veces, y me fui...
-Yo creo que Charlotte se acordará de la chica que hacia magia con su guitarra, (sonreí, y subí mi cara para mirarla) además... no eres nada fácil de olvidar.

Me despegué de su pecho para poder coger su cara con mis manos y besarla. Que bien me hacía tenerla cerca, y que idiota fui. ¿Cómo pude esperar olvidarme de ella? Creo que ni lo intenté, ¿para qué?
Nos dedicamos unos minutos más en la cama, pero la hora se nos echaba encima, dejé que Malú se fuera a su hotel para cambiarse mientras yo también me duchaba. Quedamos directamente al lugar donde haría el pequeño concierto. Llegué cuando estaba ensayando con el guitarrista, me sonrió al verme, me giré y me encontré a Rosa, ella, en cambio, no me sonrió. 'Encadenada a ti' llenaba la sala, volví a mirar a Malú y le sonreí con ganas. 'Por ti, pude ver el sol tiritar cuando te vio marchar y he visto a la luna llorar... '. Sonrió al cambiar la letra unas frases después, 'Y tu... imprescindible como es el viento, alcanzable desde hace poco, (sonrió) me siento encadenada a ti...', y así era. Habíamos cambiado en apenas semanas, fuimos inalcanzables. Terminó la canción y aplaudí, mientras ella reía y daba las gracias dirigiéndose al público. Hasta que Rosa se acercó a ella y le dijo algo, Malú la miró con cara de muy pocos amigos, y se separó de ella aun dejándola con la palabra en la boca, me sorprendió, llegó donde estaba esperándola sonriente.

-¿Qué ha sido eso?
-¿El qué?
-Tu reacción ante Rosa...
-Tengo que aguantarla por contrato, pero te aseguro que si por mí fuera estaría fuera del equipo. No podía creer cuando me dijo Alejando todo aquello, los robos, los fraudes, las malas caras, pero... tengo que aguantarla.
-(Sonreí) Bueno, creo que yo tampoco le caigo muy bien...

Me sonrió y cogió mi mano, y vi cómo nos dirigíamos hacia su, aun, manager.

-Rosa, Vanesa quería saludarte.

Miré a Malú sin entender nada. Pero le hice caso y me giré sonriente hacia Rosa, le di dos besos.

-¿Y qué haces por aquí? No sabía que también tenías trabajo en tierras argentinas...
-Y no tiene. (Contestó rápidamente Malú) Ha venido a verme. (Añadió sonriente y cogiendo fuerte mi mano)
-¿A verte? (Noté como se ponía cada vez más seria y Malú apretaba más fuerte mi mano)
-Si, es lo que hace una chica para estar con su pareja. (Me miró y le sonreí, y esta vez fui yo la que apreté su mano, se volvió a Rosa) ¿Te he presentado a mi chica? Rosa, ella es Vanesa mi novia.

Se quedó muda y yo no podía parar de sonreír. Mi chica valiente. Sabía que estaba deseando decírselo, desde las primera vez que nos besamos, y yo... yo intentaba siempre frenar el momento. Pero, hoy no. Hoy era el día. Esto es nuestro y de nadie más, o quizás es nuestro y de todo el mundo. No lo sé. No me importa. Quiero estar con ella, y que no me importe lo que me piensen los demás mientras nosotras seamos felices. Felices al fin.

-Vamos a tomarnos un mate, avísame cuando lleguen todos.

Rosa no contestó, asintió nada más. Creo que aún no había respirado después de que Malú le confesara lo nuestro, y yo sentía que respiraba mejor que nunca. Salimos por la puerta de atrás, sabíamos que delante habría ya mucha gente esperando para entrar, y antes de salir a la calle la paré en el pasillo. Me puse enfrente de ella, y le sonreí.

-Te quiero.
-(Sonrió) Y yo... aunque tengo que confesarte que cuando me has mirado pensé que me interrumpirías y no me dejarías hablar.
-Se acabó Malú. Se acabaron los miedos, los qué dirán... me da igual.

Me besó cogiendo con cuidado mi cara, y sonreímos. Nos fuimos a tomar ese mate delicioso y minutos más tarde Malú lo dio todo en ese pequeño escenario, mientras yo me sentía orgullosa en una pequeña esquina mientras la veía haciendo magia con su voz. Cuando terminó se hizo todas las fotos que le pidieron y se quedó firmando algún disco que le trajeron. Me quedé en el mismo sitio hasta que terminó, y después de eso me acompañó al apartamento. Le dije que no hacía falta que se quedase, pero mucho caso no me hizo, ya llevaba una bolsa preparada con el pijama y para el día siguiente. El gran día. Me acompañaría a ver a la pequeña Charlotte a la escuela donde vivía con otros chicos huérfanos. Pedimos algo de cena y prono nos fuimos a dormir, me abrazó fuerte y me susurró un 'Estate tranquila, todo saldrá bien...'. Dormí poco, solo pensaba en la carita de la pequeña, y el miedo que tenía en el cuerpo de que me dijeran que no podía adoptarla. Bien entrada la madrugada, y después de recibir un mensaje de Ana y Alba, con los buenos días cargados de café y un abrazo en la distancia, Morfeo ganó la batalla y pude dormir un rato.

-¿Lista?

Preguntó Malú en la puerta a punto de irnos. Cogimos un coche de alquiler, y un par de horas más tarde, esa mañana de Julio, llegamos al lugar. Nos fuimos directas al despacho de dirección, nos esperaba allí a la hora acordada. Le saludamos e hicimos las presentaciones. Me dio un par de papeles para que leyera algo más sobre el colegio.

-Ya me comentó su pareja que llegaría un par de días después.

Dijo el director mientras se levantaba para dirigirnos al patio, miré a Malú algo extrañada, y ella negó con la cabeza por si pensaba que fue ella quien habló con él. Salimos a fuera y nos encontramos a decenas de niños correteando. Sonreí, y me olvidé de la conversación que apenas unos segundos antes estábamos teniendo. Busqué rápidamente con mi mirada a mi pequeña, hasta que en el fondo, con una muñeca, que también reconocí, la vi. Me giré y vi a Malú emocionada, y me sonrió. Di un paso, otro, cada vez más rápidos, y cuando estaba apenas unos metros grité su nombre.

-¡Charlotte!

Se giró al instante, y sonreí cuando ella también lo hizo. Y se puso a correr mientras yo bajé mis rodillas al suelo y abrí mis brazos, llegó y se tiró a mi cuello.

-Pequeña...

Le di mil besos en la cabeza mientras ella jugueteaba con mi pelo. Estaba emocionada de volver a verla. No la volvería a soltar, esta vez no. Mi levanté con ella en mis brazos, la miré sonriendo, y ella me enseñó la muñeca que le regalé.

-Eres tú...

Su vocecilla hizo que una lágrima cayera por mi mejilla. La recordaba tal y como era, había crecido un poco estos meses, pero por todo lo demás, seguía siendo aquella pequeña niña de ojos verdes que me enamoró. Volví a abrazarla fuerte.

-¿Y su pareja, cuando llega?

Me dirigí al director, y antes de poder contestarle, alguien a mi espalda lo hizo por mí, haciéndome pequeña al oír su voz.

-Ya estoy aquí, estaba aparcando el coche.

En la cola del vientoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora