Capítulo 46. La técnica suprema

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El dragón, que transportaba al general Iroh y al Rey Tierra, volaba sobre una zona semidesértica que mostraba las claras señales de una batalla reciente y de consecuencias catastróficas.

– ¡General Iroh, mire eso, hay alguien allá abajo!

Tan pronto como el dragón rojo descendió, los dos sujetos saltaron al suelo para auxiliar a la víctima.

– ¡Es el avatar! – el anciano examinó cuidadosamente al niño, quien abrió levemente los ojos.

– ¡Umhh!

– Tranquilo, joven avatar. Todo saldrá bien.

– ¿Iroh?... – dijo Aang con voz débil – ¿eres tú?

– Sí – sonrió – el mismo viejo de siempre.

– Iroh... ¡No puedo ver!

– No te preocupes, encontraremos ayuda pronto – el anciano rasgó la parte inferior de su túnica para vendar las quemaduras del niño, pero Kuei lo interrumpió.

– General Iroh, venga a ver esto – el rey tierra, señaló las enormes rocas que se apilaban frente a ellos – hay alguien abajo.

El monarca utilizó sus poderes para levantar las rocas y hacerlas a un lado. Los dos pudieron ver lo que quedó del cadáver del Señor del Fuego. Iroh bajó la cabeza.

– A pesar de todos sus errores... seguía siendo mi hermano menor.

– ¡Lo siento, general! – Kuei colocó su mano en el hombro de Iroh.

– Todos construimos nuestro propio destino y este fue el que mi hermano forjó.

Por un momento los dos permanecieron en silencio.

– ¡Aaggh!

Iroh miró al avatar.

– Está muy mal – el anciano se quitó su túnica, envolvió al niño y lo levantó en brazos – Las quemaduras no son muy profundas, pero cubren casi todo su cuerpo. Si no recibe atención médica inmediata entrará en shock.

– Lo llevaremos a Ba Sing Se. Tenemos muchos hospitales allá.

– No hay tiempo. Hay algunos maestros agua en el Reino de Omashu. Tenemos que llevarlo inmediatamente o morirá.

Ambos avanzaron hasta el dragón, cuando vieron un resplandor a lo lejos.

– ¿Qué fue eso?

– Es Azula. Estoy seguro.

– ¿Significa que su sobrino está en peligro?

– Conociendo a Azula... temo que sí.

– Espere general, yo llevare a Aang a Omashu, usted vaya ayudar a su sobrino.

Iroh dudó.

– Los miembros del loto blanco juramos proteger al avatar y ayudarle a mantener el balance del mundo. Mi deber es...

– Su deber es ayudar a su familia. Sería terrible que perdiera a su sobrino, como perdió a su hijo.

– Pero...

– Confíe en mí, general. El avatar estará seguro conmigo.

– ¡Gracias!

El rey Tierra subió al dragón y con el niño en brazos voló con rumbo a Omahu. Iroh levantó la vista y comprendió que la fuerza del cometa de Sozin estaba descendiendo. Así que empuño sus manos, y usando la energía que aún quedaba del cometa, formó un fuego azul para impulsarse y avanzar a gran velocidad, hacia el punto en que estaba el único familiar que tenía con vida.

Un Amor Imposible. Zuko & KataraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora