Capitulo 31. El Rey Dragon

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Disclaimer: Los personajes de Avatar el último maestro aire no me pertenecen a mí, sino a nickelodeon y sus creadores.

Por Crystal Violeta.

Zuko abrió los ojos. Estaba recostado sobre un camastro en el interior de una construcción antigua. A su lado, la dragoncita dormía acurrucada en su costado. El príncipe se levantó y al momento, el animalito exhaló un largo bostezo, abrió sus ojos hinchados y moviendo la colita parecía sonreírle. Él acarició su pequeña cabeza.

Zuko se levantó y camino hacia la puerta, seguido por la dragoncita. Afuera, había mucha actividad. Los guerreros del sol y la gente de Iroh trabajaban cortando árboles y cargando herramientas.

– Zuko, al fin despertaste – dijo su tío con una sonrisa.

– ¿Cuánto tiempo ha pasado?

– Llevas durmiendo desde ayer.

Cuando los guerreros vieron al príncipe de pie, suspendieron sus actividades y se arrodillaron ante él. Zuko pensó que se inclinaban ante el dragón, que en este momento se recargaba en sus piernas. El príncipe la levantó en brazos y se la entregó el jefe de la tribu.

– No – rehusó el patriarca en forma tajante – Ahora te pertenece a ti.

– ¿A mí?

– Un dragón reconoce como su dueño a la primera persona que ve al nacer. Así que ahora, tienes la obligación de cuidarla.

Zuko buscó el rostro de su tío y lo interrogó con la mirada. Iroh asintió con una sonrisa.

– Esperen un momento, ¡yo no sé cómo cuidar a un dragón! No soy el indicado.

– No es coincidencia que hayas sido tú el que despertó al dragón – dijo Iroh – fue el destino.

– ¿Cuáles son sus órdenes, señor? – preguntó el jefe de la tribu todavía de rodillas.

– ¿Por qué me preguntas a mi? Y ¿por qué siguen todos arrodillados?

– Esperamos las órdenes del rey de los dragones – respondió el jefe con naturalidad.

– Tío, ¿de qué está hablando?

– De ti, Zuko – rió el anciano.

– Pero yo... Yo no soy su rey – replicó Zuko – Por favor, levántense. Esto es muy confuso.

– Ven conmigo, sobrino. Te explicaré todo con calma.

Iroh entró con Zuko a la habitación y ahí le dijo:

– Durante siglos, ha existido una leyenda que hablaba de la aparición de un gran rey, con el poder para decidir el destino de los dragones. Cuando mi abuelo comenzó la guerra, se rumoraba que éste rey traería la paz al mundo y que sería recordado como el mejor monarca en la historia de la Nación del Fuego. Este gobernante podría controlar a los dragones y se le reconocería porque despertaría al mítico dragón dorado.

– No estás hablando en serio.

– Mi abuelo, tomo la leyenda muy en serio y por eso promovió la cacería de los dragones. Pensaba que si desaparecían, nunca existiría el rey de los dragones y nadie podría traer la paz al mundo. Pero tu encontraste al dragón dorado y ahora tú eres el rey de los dragones.

– ¿Rey de los dragones? Esto no tiene sentido.

– Escúchame bien, sobrino. El dragón dorado es una hembra. Se supone que sólo aparece una cada mil años y ella se convierte en la reina de todos los dragones, pero como nació en tus brazos, ahora ella te reconoce a ti como su dueño ¿Entiendes? Si controlas a la reina, entonces controlas a todos los dragones. Esto te convierte en el Rey Dragón.

Un Amor Imposible. Zuko & KataraWhere stories live. Discover now