Capítulo 27.Sangre Control

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Disclaimer: Los personajes de Avatar el último maestro aire no me pertenecen a mí, sino a Nickelodeon y sus creadores.

Por Crystal Violeta.


Arrodillada ante el cuerpo de Zuko, Katara lloraba llena de impotencia.

– ¡Es luna llena! – replicó Iroh – yo sé que los maestros agua son más fuertes con la luna llena.

– ¡Sí, pero mis poderes de curación tienen límites! – respondió Katara – puedo sanar sus heridas o ayudar a que cicatricen más rápido, pero no puedo recuperar la sangre que perdió Zuko.

El anciano suspiró.

– Comprendo –. Iroh levantó los ojos al cielo y murmuró – Si tan sólo Pakku estuviera aquí. Él es el único que podría salvar a mi sobrino.

– ¿Conoces a Pakku? – preguntó Aang.

– Sí. Yo traté de contactarlo, pero no lo encontré. Por eso fue el único de los ancianos que no llegó a la reunión y lo peor es que no sé en donde localizarlo.

– La última vez que lo vimos – dijo Aang – se dirigió al polo sur, pero no sabemos si aún se encuentra allá.

– Aunque así sea, el polo sur está muy lejos. Nunca llegaríamos a tiempo.

– ¿Por qué Pakku es tan importante?

– Porque es el único que conoce una técnica secreta que podría salvar a Zuko.

– Pakku fue mi maestro y también de Katara. Tal vez nosotros podemos ayudar.

– No lo creo. Pakku nunca les enseñaría esa técnica a sus alumnos. Es demasiado peligroso que jóvenes inexpertos anden por ahí haciendo sangre control.

– ¡Sangre control!, – exclamó Aang – Katara también conoce esta técnica.

– ¿Es cierto eso, Katara? – preguntó Iroh acercándose a la joven que no se había separado de Zuko – ¿Tú puedes hacer sangre control?

– Si – respondió ella – ¿Por qué?

– Entonces aún hay esperanza. ¡Vámonos, tenemos que darnos prisa!

– ¿por qué? – preguntó el avatar – ¿A dónde vamos?

– Les explicaré en el camino.


En el palacio de la Nación del Fuego, dos guardias vigilaban las puertas que conducían al salón de guerra. Desde que la princesa entró, la puerta había permanecido cerrada y los guardias podían escuchar los gritos de Ozaí, que parecía estar furioso.

En el interior...

– ¡ERES UNA ESTÚPIDA! – gritó Ozaí mientras lanzaba una ráfaga de fuego sobre el hombro de su hija, quién lanzó un grito de dolor, a pesar de llevar la armadura puesta.

– ¡Padre, por favor! – suplicó Azula, sosteniendo con su mano el hombro izquierdo – ¡déjame explicarte!

– ¡SILENCIO! – gritó Ozaí, mientras arrojaba una bola de fuego que golpeó Azula con tanta fuerza que la hizo rodar y retroceder varios metros. El adorno de su cabello quedó tirado en el suelo dejando su cabello suelto y comenzó a sangrar la herida que tenía en su cabeza (cuando Iroh le devolvió el relámpago y un muro cayó sobre ella, en la prisión de la Roca Hirviente). La princesa se levantó con dificultad, colocando su brazo en su costado.

– ¡Perdón, padre! – suplicó poniéndose de rodillas – Todo fue una trampa, ¡un complot contra mí que...!

– ¡BASTA! No quiero escuchar más pretextos ni mentiras. Estoy muy decepcionado de ti. ¡Creí que eras un prodigio y hoy me has demostrado que eres una inútil! En cien años... CIEN AÑOS, AZULA, nadie escapó de la Roca Hirviente y bastó ponerla en tus manos, para que escaparan todos los prisioneros, TODOS, incluyendo al avatar, tu tío y tu hermano. ¡Este es el fracaso más grande en la historia de nuestro de país!

Un Amor Imposible. Zuko & KataraWhere stories live. Discover now