Capítulo 28.Planes de Guerra

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Por Crystal Violeta.


– ... y el resto ya lo conoces – dijo Iroh, mientras agitaba la olla con un cucharon.

– ¡Es horrible! – exclamó Katara acercando unos platos – ¡pobre Ursa! Hacer un sacrificio tan grande por salvar a su hijo. Ella es una mujer muy valiente.

– Es cierto.

– Siempre pensé que Zuko era tan maligno como su padre, pero al conocerlo mejor, descubrí que era muy diferente a Ozaí. Confieso que esto me intrigaba y no comprendía por qué un hijo puede ser tan diferente a su padre, pero ahora entiendo la razón. Zuko se parece mucho a su madre, obviamente heredo los buenos sentimientos y el corazón noble de ella. Lo que no entiendo es cómo una persona tan dulce y gentil como Ursa pudo enamorarse de un hombre como Ozaí.

– Ursa nunca estuvo enamorada de Ozaí.

– Pero se casaron.

– Sí, se casó en contra de su voluntad. En realidad ella amaba a otra persona, pero en la nación del fuego, y sobre todo entre la nobleza, los matrimonios se arreglan desde la infancia. Sencillamente, Ursa no tuvo elección.

– Debe ser muy triste casarse sin amor.

– Es cierto, pero siempre ha sido así en nuestra familia – Iroh sirvió el caldo en los platos que Katara le acercó. Ella los acomodó en una bandeja, mientras Iroh colocaba la tetera en otra charola – Listo, vamos a verlos.

– ¿Crees que sea buena idea interrumpirlos?

– Ya tienen mucho rato hablando y deben tener hambre. Además, Zuko necesita comer y en cuanto a Ursa, quién sabe desde cuando no disfruta de una comida decente.

Iroh y Katara entraron a la habitación. Encontraron a Ursa sentada al lado de Zuko, quien con el rostro pálido y el torso vendado, hablaba animadamente con ella.

– ¡Katara!, pasa – dijo Zuko con una sonrisa – quiero presentarte a mi madre, Ursa.

– Mucho gusto, señora – Katara hizo una ligera reverencia.

– Mamá, ella es Katara, mi prometida.

– Es un placer – sonrió la princesa Ursa.

– ¿Prometida? – preguntó Katara con extrañeza.

– Sí. Mi tío dio su consentimiento para que nos casemos.

– Esperen – corrigió Iroh – Yo sólo dije que te apoyaría pero no puedo garantizar nada.

– Es igual – Suspiró Zuko, confiado – Tu autorización es suficiente para mí.

Iroh gruñó ligeramente pero no se atrevió a decirle nada en este momento, simplemente se limitó a ayudar a su sobrino a sentarse en la cama, para que pudiera comer. También le acercó varias almohadas en un costado para que se apoyara en ellas y no se fatigara demasiado.

– Volveremos en un rato más – dijo Iroh – disfruten la comida.

– Esperen – suplicó Ursa – ¡por favor no se vallan! Si vamos a ser una familia es mejor que comencemos a conocernos. Sería encantador que nos acompañaran a desayunar.

– Un deseo tuyo es una orden para mí – dijo Iroh.

El dragón del oeste, separó las camas y colocó la mesa en medio de ellas y acomodó las sillas a los costados para que todos pudieran comer.

– ¿Qué sucede, Zuko? – le preguntó Katara.

– Es que esto me parece un sueño hecho realidad... ¡Las tres personas que más quiero en el mundo están aquí, conmigo!... Hace dos días pensé que nunca volvería a verlos y hoy, estamos todos reunidos... ¡No creo que pueda existir una alegría más grande que ésta!

Un Amor Imposible. Zuko & KataraWhere stories live. Discover now