Capítulo 34. Ataque nocturno

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Zuko permaneció en tierra hasta el final. Cuando ya se retiraba, la dragoncita lo siguió hacia el barco.

– Lo siento, Goldy, pero no puedes venir con nosotros. Es demasiado peligroso para ti.

La bebé dragón, que tenía el tamaño de un perro pequeño, miraba al príncipe como si comprendiera lo que le decía y luego restregó su cabecita en las piernas del príncipe.

– En esta isla existen muchos túneles debajo del volcán... Si no volvemos de esta guerra, tú podrás esconderte en los subterráneos y estarás a salvo – le dijo Zuko y luego se alejó, pero Goldy caminó nuevamente tras él. Entonces, Zuko se detuvo y miró a la dragoncita – ¡Lo siento, Goldy! – él se arrodilló para acariciar a la bebé – Tú eres la esperanza para que los dragones vuelvan a poblar la tierra y no podemos arriesgarnos a perderte.

Zuko se levantó, dio media vuelta y se alejó dejando a la dragoncita confundida, sentada en la arena, con la cabeza inclinada, sin entender porque la habían dejado.

– ¿Crees que esté bien dejarla aquí? – le preguntó Katara a Zuko, cuando éste subió al barco.

– Es la única solución. Goldy es un bebé y no podemos arriesgar su vida. Ella es demasiado valiosa para llevarla a una batalla

Katara se aferró al brazo de Zuko y juntos se alejaron de la pequeña isla, mientras la oscuridad nocturna los envolvía en la neblina.

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Toph, Haru y su padre, igual que muchos maestros tierra se dirigieron al puerto, en donde permanecían anclados varios barcos de la Nación del Fuego. Todos sabían que no incendiarían las minas de carbón, por considerarlas muy valiosas, pero las aldeas aledañas se encontraban en peligro. Así que el plan era atacar los barcos durante la noche, cuando los poderes de los maestros fuego estuvieran más débiles. Tenían que atacar desde tierra y conseguir la victoria antes de que amaneciera o peor, antes de que el cometa volviera invencibles a sus enemigos.

Todos en posición, esperaron a que estuviera suficientemente oscuro. Entonces salieron de su escondite y desde lo alto de las montañas, empezaron a arrojar gigantescas rocas sobre los barcos de la nación del fuego. Éstos empezaron el contraataque, arrojando bolas de fuego con sus enormes catapultas.

Cada proyectil de fuego era detenido murallas de roca que los maestros tierra levantaban como escudo. Los daños que sufría la flota de barcos eran muy severos, en cambio los maestros tierra no habían sido alcanzados por ningún proyectil, por lo que estaban seguros de poder vencer a sus enemigos sin ningún problema.

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En la nación del fuego, el maestro Ryu y sus alumnos se dirigían al palacio.

– ¡Esto es una pérdida de tiempo! – replicó Dereck – yo debería estar en el reino tierra buscando al Espíritu Azul.

– Dereck, te mande traer, porque te necesito aquí – dijo su maestro – tú eres el mejor espadachín que conozco.

– Todavía no.

– Pero ya venciste a todos los espadachines que has retado a duelo ¿Qué más quieres?

– Quiero enfrentar al Espíritu Azul.

– ¡Por Dios!, ni si quiera sabes si es real.

– ¡Es real! Dicen que liberó al avatar y a su bisonte en el reino tierra y venció a un ejército de la nación del fuego sólo con sus espadas. Nadie ha podido atraparlo, a pesar de las recompensas que hay por su cabeza. No importa lo que todos digan, yo sé que es real y para demostrar que soy el mejor espadachín del mundo, primero tengo que derrotar al Espíritu Azul.

Un Amor Imposible. Zuko & KataraWhere stories live. Discover now