XLIV

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DRAKE

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DRAKE

El portal sigue brillando ante mis ojos, puedo sentir como mis pies se entumecen al estar parado manteniendolo abierto, no han salido ¿habrá pasado algo? si les paso algo no me lo perdonare nunca, alzo la mirada por un momento y todos están tan atentos como yo al regreso de Angela y Josten.

—Se están demorando demasiado— comenta Gaby impaciente.

—Saldrán, tal vez no encuentran a Silver

—Mmm tiene sentido, hay miles de guardianes ahí, debe ser como una aguja en un pajar— Alan esta a mi lado, totalmente concentrado.

—Espero que se den prisa, ya no siento las piernas—Gaby se ríe, mirandome con unos ojos brillantes, después observa una enorme mariposa y se olvida del tema por completo, a veces me gusta que sea tan distraída y deje los temas incómodos a un lado con esa facilidad.

—Drake ¿por qué tardan tanto?— me pregunta Mark con la cara tensa.

—No lo sé, Mark— de pronto siento un tirón en las muñecas, apoyo mis pies en el césped para no ser arrastrado hacia el portal y miro a mis compañeros que también parecen estar luchando por mantenerse en pie.

Alguien estaba cruzando...ya vienen.

Coloco mis manos frente a mi,  jalo hacia atrás para evitar que el portal se cierre. A mi lado, Alan lanza un pequeño gruñido,  la energía del portal es demasiado pesada, no soportaremos por mucho tiempo. Gaby lanzo un gritillo y soltó su parte dejando que una porción de peso extra cayera sobre Alana y sobre mi.

Cerre los ojos y me mantuve firme hasta que sucedió.

Un bulto negro salio de la luz blanquecina del portal cayendo sobre el piso.

Alan y yo caímos rendidos mientras el portal se cerraba en tan solo unos segundos, apoye mis manos en el pasto y recupere el aliento para poder ver a Angela,  al notar la sangre que había, sentí que el corazón se me partía por la mitad. Josten sujetaba el alma de Silver con un brazo y en el otro se encontraba el delicado y pequeño cuerpo de Angela cubierto de liquido carmesí.

Tan rota y lastimada, que la idea de que estuviera muerta no dejaba de darme vueltas.

 —¿Qué demonios le hiciste?— si él se atrevió a tocarle un pelo, juro que le arrancare la cabeza.

—Yo no...— comenzó a decir el demonio cuando le tome el cuello entre las manos, apreté con fuerza y Josten pareció débil ante mi agarre ¿por qué no se defiende?

Guardianes Nocturnos | En edición |Where stories live. Discover now