VIII

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ANGELA

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ANGELA.

Puedo sentir la frialdad del azulejo en la piel de mis rodillas, sé que lo que estoy a punto de hacer es algo que no se toma para nada a la ligera, una medida que Silver me recalco más de 100 veces solo podía usar en situaciones de vida o muerte, para mi esta era una de esas Para salvar a Mark.

— ¿Estas segura de esto? ¿Qué vas a hacer?— a voz de Lucinda estaba cargada de ansiedad, asentí, es por la seguridad de mi humano, solo tengo que ser fuerte. Silver me enseño muy bien como hacerlo, debo reconocer que ahora le dedo una.

Estando en el suelo estire mis manos hasta que tocaron mis alas en el origen, donde surgen de la piel de mi espalda, las tome con fuerza y comencé a jalarlas fuertemente sintiendo un dolor insoportable que me provoco gritar, tenía que hacer eso hasta que se presentara el momento de usar la magia, justo cuando estén a punto de ser arrancadas.

Debo tener cuidado, si las arranco por completo tendré muchos problemas, concéntrate y no las arranques, pienso y de pronto siento como comienzan a desprenderse un poco, es la hora, me digo.

De mis palmas brota la magia, la cálida caricia de lo que soy, con un color brillante que ilumina la habitación por completo, Lucinda se tapa la boca sin poder emitir sonido alguno. Puedo sentir como la magia me quema la piel, se incrusta en mis huesos y se adueña de mi existencia. Esta caliente, pero pronto se torna frío, tanto que me duele la piel, me desplomo, el suelo me recibe con dureza, me duele la espalda y el pecho.

—¡Angela! ¿Estas bien?— Lucinda se inclina y me toma entre sus brazos, asiento y cuando comienzo a recuperarme estiro las manos para tocar mi espalda. Dio resultado.

—Vamos, no tenemos mucho tiempo— me incorporó, pero al instante en que mis piernas tuvieron que cargar con el peso de mi cuerpo, temblaron y casi pude sentir como me desplomaba.

—No estas bien, mírate, parece que te vas a desvanecer— lance un gruñido mientras me levantaba y miraba mi espalda en el espejo del baño, tenia lo que parecía un tatuaje justo donde estaban mi alas reales hace unos segundos, solo era eso, un simple tatuaje, y yo una simple humana. Silver me matará cuando se entere. 

—Salió bien, vamos a sacarlos de aquí— cuando quise salir, me sentí mareada, me apoye en la puerta del baño y entonces esta vibró bajo mi toque mientras alguien llamaba del otro lado.

— ¿Todo esta bien ahí adentro?— conocía esa voz... Era Mark.

MARK.

Toco la puerta del baño de mujeres una y otra vez sin respuesta alguna, estoy seguro de que hace unos minutos alguien estaba gritando de manera desgarradora, deje a Alessia en la pista de baile y decidí venir a investigar, tal ves alguien necesitaba ayuda.

Guardianes Nocturnos | En edición |Where stories live. Discover now