Guardianes Nocturnos | En edición |

XIII

ALESSIA.

No puedo creer que Mark me haya dejado volver sola, esa chica le gusto, estoy segura, es fácil leer sus ojos cuando brillan de esa forma, cuando su mirada parece abofetearme con una realidad tan vil como la que es. Me gustaría saber que pudo haberlo cautivado tanto de una chica a la que solo vio una noche ¿cómo funciona el amor? que es tan burlón como marcar a alguien de esa forma tan descuidada habiendo alguien tan cerca. No lo entiendo ¿por qué a pesar de los años, Mark no se ha fijado en mi?

Qué cruel eres, amor. Me has atado a alguien que parece ignorar mi existencia en tu territorio. Me hiciste una esclava y ahora no sé como liberarme de mis cadenas.

Tal vez haya sido una mala idea pero he decidido caminar en lugar de llevarme el auto o de tomar un taxi, necesito pensar, lo que sea en lugar de querer hacer lo que tanto llevo intentando, matarme. Soy tan ridícula, no parece que tenga salida, estoy atrapada porque en el fondo soy una cobarde, no le veo otra salida, la vida me ha torturado ya bastante tiempo, no estoy segura de cuanto tiempo soporte antes de que mi alma se desmorone a mis pies.

Mi vida es un asco, mi madre murió cuando era muy pequeña, y mi padre, bueno, ese maldito se la vive en el alcohol, golpeándome cada que puede, Mark lo sabe y siempre trato de cuidarme de todo lo que mi vida implicaba pero ¿quien puede escapar de su destino? La respuesta es nadie y si tan solo él me quisiera, tal vez todo seria diferente. Tal vez podría verle otro lado a este basurero.

Desde que era muy pequeña todos me han rechazado porque no soy como ellos, cómo si pudieran oler mi sufrimiento y me marcaran como una indeseable, que crueles pueden ser las personas, que en lugar de ayudar a alguien que ha caído en el lodo, se burlan jactándose de que ellos están bien, a salvo. Desde que mi mamá se fue, estoy rota, puedo sentir un hueco adentro, algo me falta, es tan simple, me falta amor y eso nadie me lo dio mas que Mark, pero a pesar de ha sido perfecto tal y como es, no puedo tenerlo como lo quiero, quiero más.

Recuerdo la primera noche en la que mamá no estuvo para curarme las heridas, las calles eran frías, sabia que todo había cambiado para mi, lo supe cuando visite la recamará de mamá y un cuarto vació me dio la bienvenida a mi nueva vida, nada volvería a ser como antes.

Corrí por la calle con las lágrimas inundando mi vista hasta que mis pequeños pies tropezaron y caí sin remedio en el concreto, no tenía la intención de levantarme, a mis 12 años ya me sentía sin fuerzas para seguir viviendo, fue como si me hubieran quitado el alma de un solo golpe, la muerte me lo había quitado todo. Fue la primera vez que mi padre me había pegado, aún puedo sentir el escozor en el brazo, ahí donde sus dedos se incrustaron como cuchillos.