Capítulo 28.Planes de Guerra

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Katara sujetó la mano de Zuko y lo besó en la mejilla. Zuko sonrió igual que Ursa.

Azula seguía dormida en su cama, a pesar de lo tarde que era. Ella había llorado casi toda la noche hasta que de madrugada, el sueño la venció. Unas punzadas en su hombro la despertaron. Al levantarse, ordenó que el médico familiar viniera a verla.

– ¡Estuvo delicioso! – dijo Ursa – Hace años que no disfrutaba de una comida tan deliciosa como esta. Debo confesar que lo que más extrañaba en prisión era el maravilloso té de Iroh.

– Por eso preparé el té de jazmín que tanto te gusta.

Con delicadeza, Ursa sirvió las las tazas, siguiendo el protocolo de la ceremonia tradicional del té. Sus elegantes movimientos eran propios de una princesa. Katara observó en silencio el refinado comportamiento de estos tres miembros de la realeza, recordó que ella era una simple aldeana de la tribu del agua y por unos momentos, sintió que la diferencia entre ambos mundos era abismal, pero Ursa, que percibió los sentimientos de Katara, trató de confortarla con amabilidad y constantes sonrisas.

Aunque no quería admitirlo, Zuko se sentía muy débil, a tal grado que sus ojos se cerraban en contra de su voluntad. Katara y los demás, se dieron cuenta de esto y decidieron dejarlo descansar. Ella y el general salieron primero, pero Ursa se quedó un momento junto a su hijo.

– ¿Y bien?, ¿Qué te pareció ella, mamá?

– Yo creo que es una jovencita encantadora y pienso que hacen una linda pareja.

Ella recostó a su hijo cuidadosamente sobre la almohada, al hacerlo, una de sus mangas se corrió y Zuko pudo ver las marcas de quemaduras en los brazos de su madre. Inmediatamente la interrogó con la mirada.

– Azula – respondió ella, encogiéndose de hombros.

– ¡Cómo es posible!

– Hace unos días llego furiosa a la prisión. Nunca la había visto así. Al parecer encontró un viejo diario mío y estaba como loca.

– ¡Azula es un monstruo! Atreverse a lastimarte por un estúpido diario.

– ¿Significa... que no te habló de su contenido?

– No, ¿por qué?, ¿qué es lo que decía ese diario?

– ¡Oh, nada importante! Ahora duerme, cariño, necesitas descansar – ella cubrió a su hijo con las sábanas.

– No quiero dormir. La última vez que te vi, estabas a mi lado, como ahora, y cuando me quede dormido no volví a verte más.

– Duerme tranquilo, mi amor. Cuando despiertes, me encontrarás a tu lado.

Ella besó la frente de su hijo y con un suspiro él se abandonó a un sueño reparador.


– Por suerte traía la armadura puesta, alteza. Eso disminuyó la gravedad de las lesiones – Dijo el reconocido médico de la familia real.

– ¿Quedaran cicatrices? – le preguntó Azula al médico, cuando éste ya había terminado de vendar su vientre y ahora estaba trabajando en su hombro lastimado.

– En el hombro no quedará ninguna, en el estómago... tal vez quedé una zona más oscura.

– ¿La cicatriz será como la de Zuko?

– ¡Por supuesto que no alteza! Estas son quemaduras de primer grado. Son dolorosas pero ninguna es de gravedad, a diferencia del príncipe Zuko. Yo mismo lo atendí después del Agni Kai y sus lesiones eran muy serias. Tenía quemaduras de primer, segundo y tercer grado. El dolor fue tan intenso que el príncipe permaneció inconsciente por días. Sinceramente, me sorprende que hubiera sobrevivido... Listo, princesa. Volveré en la noche para cambiar los vendajes. Si desea otra cosa estoy para servirla.

Un Amor Imposible. Zuko & KataraWhere stories live. Discover now