Capítulo 33.

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Capítulo 33.



Al salir por la puerta trasera de la oficina de Ágreda que ciertamente era lo que yo pensaba, una sacudida de aire frio y lluvia inundó mi cuerpo. Logan me rodeó con su brazo mientras caminábamos por la estrecha calle hacia el improvisado aparcamiento. A cada paso que daba me sentía más desorientada, más confusa y mas cohibida.

Y mierda

Si...había recuperado por completo mis extremidades gracias a esa milagrosa piedra, ya podía caminar por mí misma. El tobillo a cada minuto se sentía mejor y la verdad es que no me dolía nada, nada... excepto el pecho. Algo se anudaba allí adentro haciendo encoger mi corazón.

Pensando en que la última sibila fue de mi familia no me extraño el hecho de que yo tuviera ese don pero, nunca hubiera pensado que era con este destino. Aun no me lo creía... no me lo podía creer, ¿yo? ¿terminar con la conexión de las Umbras? ¡Si me asustaba de solo pensarlo!

Dios mío....

Me había tocado a mi cargar con el peso de esa profecía, y lo mejor de todo ¿Cómo iba a romper esa conexión? Pues ni idea. Aunque Logan intento sonsacárselo fue imposible, eso era algo que desconocíamos todos y que aquella bruja no quiso decir. Intuía que ella lo sabía... estaba segura, pero por lo menos supe que yo tenía suficiente poder como para detenerlas, pero joder ¿Cómo? ¿yo lo sabría cuando llegara el momento? ¿Seguro?

Apostaba lo que fuera a que no.

Sentía que no había nada claro en mi cabeza en estos momentos. Tendría que recapacitar sobre eso cuando estuviéramos en casa.

Llegando al todo terreno todos estaban silenciosos, incluso, parecían no estar preocupados, pero un soplo en mi nuca me advirtió de algo y después mi columna se tensó. Me encogí bajo el brazo de Logan mientras las sacudidas de aire lluvioso me hacían tiritar y cuando alcé la vista al frente mi corazón se detuvo.

-Mierda. -Susurró Beth a nuestro lado.

Morgan se movió rápidamente hacia delante. 4 demonios aparecieron de la nada delante del capó del todoterreno.

-¿No iréis a desobedecer las órdenes de Ágreda verdad? No queremos problemas. –Morgan los encaró.

Reconocí al demonio que nos había parado en la pista de baile a Logan y a mí. Sus ojos delineados pasaron de mi hacía Morgan mientras torcía una sádica sonrisa.

-No estamos dentro del club. Aquí todas las ordenes son nulas.

Logan puso su mano en la parte baja de mi espalda mientras daba un paso hacia delante. El demonio recogió ese movimiento con un destello travieso en sus ojos. Noté tensión y frio en el ambiente, más de lo que podía proporcionar la lluvia, esta sensación era diferente y una horrorosa punzada me recorrió el cuerpo cuando los demás demonios se fijaron en mi.

Oh oh... esto no me gustaba.

-¿Qué queréis? –Preguntó Morgan sereno, pero su espalda tensa y esos hombros cuadrándose daban la sensación de todo lo contrario.

El demonio de pelo cobrizo y ojos delineados que parecía ser el portador del grupo clavó sus ojos en mi. Palidecí.-He visto que tenéis un gran tesoro entre vosotros. Nos interesa. Mucho.

-Y a mí me interesan otras cosas relacionadas con tu vida, y mucho también. –La voz de Logan fue una advertencia mortal. Se movió escondiéndome tras su espalda. Sentía salir de el un frío y calidez cortante, tanto que el aire no me llegaba lo suficiente como para respirar.

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