Capítulo 32.

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Capítulo 32.



El día siguiente trajo un sol abundante y cielos azules, pero...soñé algo extraño.

Recordaba trozos de imágenes donde salía Logan y una mujer a la que era incapaz de verle el rostro. Supuse que la visita que le íbamos hacer a esa bruja me impacto demasiado y mi subconsciente jugó con ello mientras dormía. Desde que desperté tenía esa sensación de alarma constante en mi cuerpo. Nervios, sudores fríos... Sentía que me ahogaba a cada segundo que pasaba pero, al echar la mirada a mis lados me tranquilicé.

Logan y Morgan estaban en la parte delantera del todo terreno, Beth a mi lado con cara de pocos amigos mientras me contaba detenidamente lo que sucedió la última vez que vio a Ágreda. Respiré intentando mantener la calma cuando los vi. Ellos eran como un seguro de vida, verdaderamente lo eran y sabía que nada malo podría pasarme, pero, en el fondo, temía por ellos. No quería que les pasara nada malo, ni siquiera podía imaginar lo que pasaría después si ese pensamiento se culminara.

Antes preferiría morir.

Hicimos varias paradas en áreas de servicio para descansar. Cuanto más nos acercábamos a las afueras de la ciudad un espeso manto de niebla sucumbía los cielos. El aire se había vuelto húmedo, hasta incluso cortante, y la voz de Morgan advirtiendo lluvia antes de seguir el camino me estremeció.

Pasaron varias horas desde aquello, finalmente las montañas boscosas que se encontraban cercanas a la bahía sweet desaparecieron de la interestatal. El camino se volvió más congestionado mientras nos acercábamos a la ciudad cercana y me quedé pensando. Yo había estado alguna vez aquí... en esta ciudad, de niña creía recordar junto a mis padres en unas vacaciones de verano. Pero mis recuerdos eran escasos.

Entramos por el sur, pasando un centro comercial y varios restaurantes, eso despertó mi hambre. Estaba hambrienta pero también demasiado nerviosa como para considerar comer algo en estos momentos. Un par de kilómetros más tarde, Logan tomo un desvío donde un cartel ponía "molinos del viento", después de unos largos metros giró a la derecha en dirección a un pueblo llamado "las mil maravillas". Con nombres así, esto debería ser divertido pero algo en mi interior me decía que no lo era en absoluto.

-Ya casi llegamos. –La voz de Beth me hizo retorcerme sobre mí misma.

Miré por la ventanilla. Estaba agotada. Muchas horas de trayecto y nerviosismo afloraban dentro de mí. El polvo volaba en el aire como si fuera espeso humo, y extrañamente la niebla que atisbé saliendo de la ciudad se concentraba en este punto como si el pueblo fuera su punto de atracción. -Esto está muy vacío.-Murmuré observando que no había nadie por las calles cuando por fin llegamos al pueblo.

-Si. Esto siempre está muy solitario. –Contestó de vuelta Beth y deduje porque.

Esto era un maldito pueblo fantasma.

Las casas bajas estaban abandonadas. La maleza crecía en las calzadas y en sitios imposibles. Las carreteras sucias llenas de ramas de los árboles y papeles como si hiciera muchos años nadie se preocupara de ellas. Me pregunté que había pasado en este pueblo para que lo abandonaran así, de esta manera tan trágica. Seguro que alguna vez fue hermoso. Lo supe mientras veía columpios llenos de malas hiervas a su alrededor.

Suspiré y elevé la mirada una vez más al cielo.

Unas nubes negras y espesas sucumbían justamente este lugar fantasmagórico. Me retorcí para mis adentros. Cuando baje la mirada, las finas gotas de lluvia comenzaron a caer despavoridas sobre el cristal.

Caricias OscurasWhere stories live. Discover now