Capítulo 4.

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-¿Aria qué haces aquí fuera? Estás tiritando, joder. -Cristian me pasa su americana por los hombros y se inclina a mí lado. -¿Qué haces aquí?

-Hueles a alcohol…-Digo acurrucándome bajo su chaqueta.

-Y tu estas como una autista sentada en la calzada, ¿Qué demonios ha pasado? –Me mira con los ojos idos y yo me limito a mirar al suelo. -Vamos a casa anda, aquí hace frío.

 Entramos por el recibidor y cuando veo mi cara reflejada en el espejo me quedo espantada de lo pálida que estoy.

-Cuéntame, ¿que ha pasado para que estuvieras aquí abajo?

-No lo sé, creo-creo que ha entrado alguien en casa. -Digo con voz temblorosa.

-¿Entrar alguien? ¿ladrones?

-No lo sé…

-¿Pero cómo van a entrar ladrones en tu piso? entrarían primero en los demás que están vacíos. –Dice irónico.

-No lo sé Cristian, solo sé que había algo escrito en mi portátil…

-¿El qué?

Lo miro de reojo y cuando llega el ascensor entro dándole la espalda. Trago duro mientras me giro.

-Ponía que no estaba sola….

-¿Qué no estabas sola? ¿Un ladrón te va a poner eso en tu portátil?

Resoplo.

-No lo sé, yo no he escrito eso, ha pasado todo muy rápido y... –Digo llevándome las manos a la cara restregando el puente de mi nariz. -Ahora cuando subamos lo miras tu mismo.

-Bien.-Hace un ruido con la boca y niega con la cabeza riéndose. -Sabes, que me hagas venir aquí porque creas que hay “un ladrón” en tu casa que te pone cosas en el portátil es un poco de crías ¿no crees?

-¿Cómo? ¿Estás diciendo que me lo estoy inventando?

-O que solo es una escusa para que pase la noche contigo…-Se acerca con su aliento a alcohol a mi cuello y lo aparto.

-Mira, creo que en tu estado es mejor ni que hablemos, si quieres vuelve de donde venias que seguro que te lo estabas pasando bastante bien.

-¿Pero cómo me voy a ir si acabo de venir?-Se acerca un poco más a mí.-Además..Samuel y los otros se marchaban ya.

-¿Y la mujer? ¿también se marchaba ya?

Frunce el ceño. -¿Mujer?

-No te hagas el tonto Cristian, sé que habían mujeres con vosotros pero no me importa. Recuerda. No somos nada. –Y cuando se abre el ascensor salgo a grandes zancadas encaminada a mi puerta hasta que me detengo en el umbral. Me petrifico.

-¿Te has dejado tú la puerta así?

-Si…-Digo llevándome las manos al pecho. -Salí corriendo cuando vi eso escrito en el portátil. –Continuo explicándole mientras lo veo entrar por la puerta mirando hacia todas direcciones.

-Aquí no ha entrado nadie Aria.-Lo escucho desde dentro y me acerco. -Esto esta tan vacio como todo el edificio. Sin un alma.

Asomo la cabeza por la puerta observando.

-Ohh, ¿Por qué está mi cacharrito descuartizado en el suelo? Oh nenaa…

Cierro la puerta mientras veo como coge ese cacharro y le da vueltas hasta que vuelve a montarlo.

Caricias OscurasWhere stories live. Discover now