Capítulo 6.

11.6K 674 32
                                    

6*********

-¿Enserio que no estuviste ayer por la noche en casa?

-Ya te he dicho que no, estuve con mi hermano y luego me marché a casa a ver una peli, si me hubieras llamado…

Tragué saliva mirando los coches que pasaban por nuestro lado. Era imposible. Ciertamente imposible, recordaba que anoche estuvo alguien conmigo cuidando de mi borrachera y juré y perjuré que era Cristian el que se encontraba allí conmigo. Le había preguntado ya un par de veces y no quería volver hacerlo por no dar más explicaciones de las necesarias.

Entramos en un restaurante cercano a mi casa hacía el medio día. Habíamos quedado para cenar pero finalmente después de la noche que pasé preferí llamarlo por la mañana y pasar con él la tarde.

Cuando nos sentamos en la mesa que nos indica el camarero miro el lugar sintiendo un aliento gélido soplar en mi nuca. Elevo la mirada y rápidamente la veo. El fantasma de una mujer resaltando entre las mesas. Era una mujer rubia y regordeta, de no más de 50 años, con el pelo corto y  vestía con una camiseta rosa clara, sus pies no los podía ver. Esta flotaba. Su mirada se encaminó hacia nosotros y miré a Cristian haciéndome la distraída.

-¿Qué te apetece comer? –Pregunte abriendo la carta del menú observando por el rabillo del ojo como el fantasma de esa mujer flotaba a nuestro alrededor.

-No sé…-Contestó desplegando la carta.-¿Algo de carne? ¿un costillar?

-Vale, tiene buena pinta.-Dije observando la foto del costillar notando al fantasma a mi lado. -¿Y de beber?

-¿Vino?

-Uff, después de la noche que he pasado no me apetece nada beber alcohol.-Dije dejando la carta a un lado rodeándome con los brazos por el frío que me daba esa mujer.

-Pues agua entonces.-Dejó la carta sobre la mía y miré al camarero impaciente porque llegara a ver si con eso conseguía quitarme de al lado a este fantasma.

-¿Vomitaste anoche verdad?-Pregunto de repente Cristian recostándose sobre la silla.

-Bueno…algo, si.

-¿Y no me llamaste? –Ladeó la cabeza con gesto de interrogación.

-Pues no. No se me ocurrió.

-Aria –Se inclinó hacia mí con gesto serio -¿Estas molesta por algo?

-Que va. No sé porque iba a estarlo.

-Ya…-Se volvió a recostar sobre la silla mirándome con los ojos entrecerrados. Sabía que esa contestación no le iba a bastar. El me notaba rara y en cierta manera lo estaba. Desconfiaba más bien de él.

Por fin llegó el camarero a la mesa y con eso conseguí que el fantasma de esa mujer se fuera. Me estaba poniendo muy nerviosa. No dejaba de mirarme. Como todos los fantasmas que me encontraba. Cuando me veían venían hacia mí como si yo fuera su punto de atracción, cuando veían que pasaba de sus caras de marchaban a otro lugar.

Siempre era lo mismo.

Di un trago al agua y me relaje en la silla, pero fueron pocos segundos, sentí frío de nuevo pero a la vez diferente y al alzar la mirada otro resplandor me llamó la atención, pero esta vez no era el de esa mujer, si no otro mucho más atractivo.

-Aria, ¿qué miras? –Aparte la mirada de ese endemoniado fantasma de ojos azules. Estaba aquí, sentado en la barra, justo frente a nosotros en la lejanía. Me miraba fijamente entre todas las personas que había allí y su mirada fue como la otra vez en la editorial y en mis sueños… una mirada extrañamente llena de vida. No como el fantasma de la mujer que aun andaba por detrás de mí… ¿Qué  estaba pasando?

Caricias OscurasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora