El calabozo

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—¡Blaise! —gritaba un azabache, buscando a su amigo —. ¿Interrumpo algo? —inquirió con una sonrisa al encontrarse al moreno en una intensa situación.

—No. —negó Ginny, tratando de esconder su sonrojo.

—¿Qué demonios quieres? —rodó los ojos.

—Yo mejor me voy...

—Tú te quedas. —interrumpió, acercándola más a él mientras el moreno volteaba a ver a su amigo —. Nott, más te vale que sea por una buena razón.

—Encontré un pergamino dónde dice de quién pertenecía el anillo.

—¿Y eso qué? Ya no me interesa saber.

—Pues a mí sí me gustaría saber de quién era. —contestó la pelirroja con curiosidad.

—Debería de importarte Blaise, ahora que Ginny lo lleva.

—¿Cómo sabes que lo tiene ella?

—Porque alcanzo a ver el zafiro en tú cuello. —respondió Theo, volviendo a darle una sonrisa pícara a la pelirroja mientras quitaba rápidamente su mano del cuello del moreno —. Saben, mejor sigan con lo suyo.

—¡No! ¡Theo vuelve! —exclamó la pelirroja, pues el chico la había dejado con dudas que quería que se las aclarara en ese instante, pero por más que le gritó, Theo no atendió su llamado.

***

—¡Por Merlín!

—¿Astoria?

—Ven a ver esto, Nev. —manifestó, agachándose para ver una pequeña trampilla en el suelo —. Alohomora.

—¿Qué crees que haya abajo? —preguntó Neville, al ver que la puerta seguía sin abrirse.

—Bombarda. —conjuró, pero aquella puerta seguía intacta —. No lo sé Nev, pero puede estar dentro. ¿Cómo se entrará? —inquirió, limpiando un poco los residuos que tenía encima a causa del conjuro.

—Malfoy puede saber cómo abrirlo. —respondió después de un rato de intentar con numerosos hechizos —. Ven. —masculló, llevándose a su novia a buscar a rubio.

—Draco, ¿tú tienes una llave o algo para abrir una especie de bodega que hay abajo?

—¿De qué demonios me hablas? —inquirió con el ceño fruncido.

—Al parecer no lo sabe, Tori.

—Draco, encontré algo en el calabozo, pero no se abre con ningún hechizo.

—Bien, vamos. —los chicos bajaron por aquel pasillo que odiaba para luego entrar a los calabozos y seguir las direcciones de su amiga —. Nunca lo había visto, no es que frecuentara aquí pero cuando mandaban nunca lo noté. —confesó, observando aquella puerta —. Está sellada con magia oscura, Tori, debemos de encontrar algo con que abrirla.

—¿Crees que Theo y Blaise hayan encontrado algo en el despacho de tú padre?

—No creo, Tori, mi padre puede ser un cobarde pero no es estúpido.

—Es mejor que subamos. —dijo disponiéndose a subir las escaleras, al llegar al despacho sólo encontraron al azabache —. ¿Y Blaise?

—Está con Weasley terminando unos asuntos pendientes. —rió.

—¿No encontraron nada? —preguntó el rubio.

—No, nada a parte del anillo.

—¿Cuál anillo? —inquirió Astoria.

—Un anillo que era de la mamá de Pansy. —respondió Theo.

—¿De ella? ¿Por qué estaba aquí?

—Astoria encontró algo en el calabozo, aún no sabemos cómo se abre, está cerrada con magia oscura. —interrumpió Draco.

—¿Pasa algo? —preguntaron Harry y Daphne afuera del despacho.

—Encontramos una estúpida puerta que no sabemos cómo abrirla. —contestó Astoria.

—Quiero ver la puerta, ¿dónde está? —inquirió Blaise con curiosidad.

Los chicos se encaminaron al calabozo y observaron aquella puertecita que descansaba en el piso intacta.

—¿Dices que probaste con todo? —preguntó Blaise, observando a su amiga.

—Sí.

—No con todo. —negó Luna —. Necesitan el anillo que tiene Ginny.

—¿De qué demonios hablas, Lovegood? —Blaise rodó los ojos hastiado.

—Ginny, préstame tú anillo un momento.

—¿De qué anillo están hablando? —preguntó Harry sin entender.

—Estaba en el despacho del señor Malfoy. —contestó Theo.

—De verdad me gustaría deshacerme de esto. —negó Ginny frustrada.

—¿Por qué no te lo puedes quitar Gin? —inquirió Hermione.

—No lo sé, preguntantale al imbécil de Zabini.

—No tengo la culpa que se quedara atorado. —Blaise levantó los hombros sin importancia.

—No esta atorado, el anillo no se puede quitar si se entrega a un amor prohibido. —declaró Theo.

—¿De qué demonios hablas?

—La carta lo decía, Blaise.

—Bien, entonces ven aquí, Ginny. —pidió Luna, agachándose junto a la pelirroja. La rubia tomó la mano de su amiga y la pasó por aquella puerta haciendo que el zafiro brillara con fuerza y abriera inmediatamente la puerta dejando a los chicos anonadados.

—¿Que decía la carta, Theo? —preguntó Blaise.

—Ahora sí te interesa.

—No te pongas con estupideces, Nott, ¿de qué carta hablan? —se quejó Pansy.

—Más tarde aclaramos el asunto de la carta, ahora bajemos a ver que hay ahí. —dijo Harry.

  — ¿Quién va a bajar? 

—No podemos ir todos. —negó Draco.

—Podemos bajar nosotros mientras el resto sigue buscando arriba. —declaró el moreno, sacando su varita.

— Yo encontré la puerta y Ginny tiene el anillo, nosotras debemos bajar también — dijo Astoria, mirando a su amiga con una sonrisa. 

—Bien. —aceptó Harry, siguiendo a Astoria y a Ginny hacia la trampilla y bajaban por unas pequeñas gradas que daban a un largo pasillo bastante oscuro.

—Esto apesta. —dijo Blaise con asco.

—Miren, hay tres puertas más. —manifestó Astoria, llamando la atención de los chicos.

—Gin, abre esta por favor. —pidió Harry frente a la puerta. La pelirroja se acercó y pasó su mano en la piedra haciendo que la puerta se abriera lentamente.


Amores InesperadosWhere stories live. Discover now