Explicación

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Lucius Malfoy abandonó su antigua mansión dejando a su hijo con miles de preguntas sin responder. Draco no podía creer lo que su padre había dicho, cambiara su vida por la de aquel mestizo que destruyó sin pizca de piedad cientos de familias. Sabía que en su pasado no había sido una persona correcta, pues el mismo Lucius se había encargado de llevarlo a la oscuridad con sus estúpidas creencias, encargándose de arrastrarlo poco a poco a una marchita e infeliz vida desde que era sólo un niño, y que por esto había cometido una infinidad errores, pero ¿quién no cometía errores? Todos lo hacían, nadie era perfecto, reconocía que los suyos llegaban a un tope, recordaba cómo había torturado y lastimado a muchas personas en su corta vida, ¿había asesinado? Por supuesto que no, y agradecía a Merlín su cobardía, ya que gracias a ella nunca había sido capaz de matar a una persona, eran aquellos errores los cuales se arrepentía profundamente pero que lastimosamente no podía cambiar, y todo esto era gracias a su más amado y adorado padre.

Ahora estaba más que decidido, no era que antes no lo estaba, sólo que ahora estaba completamente seguro de que había llegado la hora de acabar con ese perverso espectáculo de circo, el cual un patético y rencoroso sujeto domaba a unos pobres diablos que sólo veían y vivían por aquel "poder" que enriquecía y daba un alto nivel social a sus vidas sin valor alguno, era la hora de acabar con todos los estúpidos planes y darse un respiro de todos los problemas.

***

Astoria había llegado a las afueras de su casa, no sabía si la reunión había terminado, esperaba que sí, pues no quería encontrarse con todos esos mortífagos que tanto repudiaba, así que a pesar del frío que hacía afuera se sentó en una de las bancas que tenía el jardín. Pasada la hora, tomó la decisión de entrar, pues había empezado a temblar y sentía como poco a poco el frío formaba pequeñas fisuras en sus huesos, tenía que entrar.

—¡Astoria pero mira como vienes! —exclamó la rubia, al verla tiritando del frío.

—Y-ya se m-me pasará. —balbuceó, sentándose frente a la pequeña chimenea que tenía en su habitación —. Ya lo sabe.

—Tori me enteré de algo en la reunión. —manifestó con tono preocupado —. Draco será el sacrificio de la muerte.

—¡¿Qué?! No estás hablando en serio, ¿verdad?

—El mismo Lucius lo sugirió.

—Maldito bastardo. —bufó —. ¿Crees que Draco lo sepa?

—Pues Lucius se fue desde antes de que se acabara la reunión y no ha llegado, espero que tampoco lo haga.

—Por cierto, Daphne, preparé esto para ti. —informó, sacando de su bolso el frasco.

—¿Funciona? —preguntó, mirando su contenido grisáceo.

—No lo sabremos si no te lo tomas. —respondió, observando a su hermana tomar la poción.

—¿Y bien? —preguntó la rubia, pues no notaba cambio pero su hermana al parecer sí.

—Funcionó. —sonrió —. Ni un rastro de tu barriga.

***

Pasada la semana, las hermanas Greengrass ya se encontraban en la Mansión Malfoy, aquel día estaban esperando a sus amigos, Draco había aprovechado que su madre no estaba para convocar una reunión en su casa y hablar de su plan.

—No podemos dejar que te haga eso, Draco. —negó Blaise enojado, pues el rubio ya les había comentado los deseos de Lucius.

—Debemos de poner en marchar nuestro plan lo más rápido posible. —continuó Pansy.

—El problema es saber dónde está el incienso. —dijo Theo apretando suavemente la mano de su novia.

—Está aquí en la mansión Malfoy. —respondió Astoria.

—¿Cómo sabes eso? —inquirió Draco, observándola con atención.

—Escuché una conversación de papá con Lucius. —contestó —. En definitiva me encantan esas orejas extendibles. —finalizó, regalándole una sonrisa a Ron y Ginny.

—¿Y dijeron exactamente en qué parte de la mansión está? —preguntó Harry.

—No, solo Lucius sabe su sitio exacto, por más que mi padre quería saber dijo que no le diría a nadie sobre eso.

—Debemos encontrar eso ahora mismo —declaró Blaise, disponiéndose a buscar por la mansión.

Los chicos se separaron y empezaron a buscar en todos los rincones de la mansión aquel incienso pero era realmente inútil, no querían perder la esperanza de salvarle la vida a su amigo, aunque ellos sabían que Lucius no era tan tonto para dejar aquella cosa tan importante en algún sitio que fuera fácil de encontrar.

—Draco ya llegué. —habló la señora Malfoy entrando a la casa, dejando a los chicos paralizados —. ¡DRACO MALFOY! ¡¿QUE DEMONIOS PASO AQUI?! —gritó enfadada, pues la señora Malfoy notó como todo estaba hecho un caos, se dirigió a dejar los paquetes en la cocina antes de buscar a Draco por una muy buena explicación, pues estaba bastante molesta, solo se había ido unas cuantas horas y la casa estaba completamente desorganizada —Pansy, ¿qué haces aquí? —preguntó, observando a la chica hurgar su cocina.

—Buenas tardes señora Malfoy, estoy ayudando a su hijo en una situación complicada. — explicó la azabache inocentemente.

—Madre. —saludó Draco, entrando a la cocina.

—¿Qué demonios está pasando?

—Señora Malfoy, quizás deba sentarse si desea que le expliquemos eso. —contestó Theo.

Draco guió su madre hacia la sala, mientras los chicos se reunían en el lugar. Narcissa observó cada uno de los rostros de los presentes mientras fruncía el ceño, pues para ella era realmente extraño que su hijo invitara Gryffindors en casa.

—Lo que te vamos a decir es muy importante y tiene que ver sobre mi padre. —comenzó a explicar con un suspiro.

Narcissa Malfoy hubiese querido saber toda la verdad sobre aquel asunto que le estaban ocultando, pero quizás aún no era el momento de confesarle que era él el sacrificio que su padre había ofrecido para el ritual. Draco pensó que quizás hasta era mejor que su madre nunca se enterara de eso.

Amores InesperadosWhere stories live. Discover now