Sospecha

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Theo, Blaise, Pansy y Daphne se dirigían a la torre de Premios Anuales, las chicas estaban confundidas por el afán de los chicos en llegar, pues cada que les preguntaban algo les respondía que no podían hablarlo hasta llegar a un sitio seguro, así que dejaron de preguntar y aceleraron el paso; una vez llegado, Draco les abrió y se sentaron en la sala viendo como una morena tenía una mirada perdida.

—¿Astoria? —llamó su hermana, pero la morena no prestaba atención —. ¡¿QUE DEMONIOS LE HICIERON A MI HERMANA?! —gritó Daphne, mirando a los tres chicos presentes.

—No seas estúpida Daphne, ojalá hubiera sido eso. —respondió Draco, rodando los ojos.

—¿Entonces por qué esta así? —preguntó con desconfianza.

—Ha llegado esto. —dijo Blaise, tendiendo la carta que estaba encima de la mesa.

—Es una carta de mamá y papá, ¿qué tienen que ver ellos? Están... —dijo Daphne, temiendo lo peor.

—¡Ni lo pienses Daphne! —dijo Astoria sobre saltándose por los pensamientos de su hermana.

—¿Entonces qué demonios pasa aquí? —preguntó molesta.

—Si leyeras la estúpida carta, te dieras cuenta. —dijo Draco con su típico tono serio.

—¿Y yo que tengo que ver con la carta de los Greengrass? —preguntó Pansy confusa.

—Mucho. —respondió Blaise, mientras la rubia leía la carta.

—¡No me haré seguidora de ese sujeto sólo porque a ellos le dan la gana! ¡Acepten que murió por una maldita vez! ¡Y tampoco me casaré contigo! —gritó la rubia mirando al moreno, seguido de tirar la carta al fuego de la chimenea —. ¿A quién más le llego esa basura?

—Sólo a mí, por ahora-. —dijo el moreno.

—Tranquila Astoria, algo se nos ocurrirá. —manifestó Daphne, abrazando a su hermana.

—Por lo pronto debemos esperar a que nos llegue a todos para saber qué es lo que realmente quieren. —habló Draco.

—Y que querrán de mí, si mi padre está muerto. —declaró, Theo.

—Con mayor razón Theo, ellos querrán que sigas los pasos de tú padre y vayas a las filas, como el caso de todos. —respondió Blaise.

—¡No me haré seguidora de ese calvo asqueroso que además está muerto! —exclamó Pansy molesta.

—¿Creen que debemos decirle a Harry? —preguntó Astoria.

—No creo que debamos decirle a Potter, Tori. —respondió Theo.

—¿Te pasa algo, Daphne? —preguntó Blaise al ver como se sobresaltó al escuchar el nombre del elegido.

—Nada. —negó, recordando su noche con el chico nombrado.

—Bueno entonces debemos esperar, mientras pensaremos que hacer. —anunció Draco, dando como finalizada la conversación.

***

Ya había pasado un mes desde aquella conversación y nadie más le había llegado la carta, pero eso no quería decir que los chicos dejaran de hablar del tema, Blaise había salido de la Sala Común, pues no quería escuchar nada más sobre esos asuntos, estaba completamente consternado, ¿cómo es posible que después de todo lo ocurrido sigan con esas estupideces? Sintió que debía desfogar todo esto con la compañía de alguien, así que haría afortunada a la primera chica que cruzara su camino, pero se topó con la persona menos indicada para ese labor, pues la chica llevaba una cabellera pelirroja y sabía que no caería tan fácil, pero sería un gran logro, así que esbozó su mejor sonrisa y se paró en frente de la chica.

—Buenos días, pelirroja. —Ginny se sorprendió por ese saludo y más por saber de quien se trataba.

—Vaya Zabini, hasta que por fin aprendiste modales. —se burló.

—Yo también amanecí muy bien, gracias por preguntar. —ironizó el moreno.

—Pero veo que sigues siendo igual de idiota que antes.

—Creo que debes cuidar esa boca. —dijo acercándose a la chica —. Y debes aprender el trato que deben tener tus superiores. —susurró cerca de su boca, notando como la pelirroja respiraba agitadamente.

—¡¿Superiores?! ¡¿Y quién te crees que eres?! —exclamó molesta dando pasos hacia atrás, entre más alejada esté de esa serpiente, mejor.

—¿Te pongo nerviosa, Weasley? —preguntó quedando nuevamente cerca de su rostro, tomó su suave mentón y acercó sus labios hasta el punto de rozarlos.

Blaise esperaba algún golpe o insulto por parte de la chica pero nada llegaba, así que besó sin compasión alguna los rojos y suaves labios de Ginny Weasley que se limitaba a sentir como saboreaba sus labios, hasta que no pudo más con la tentación y correspondió de la misma salvaje forma, dándole espacio al moreno de experimentar la esencia de su boca. El beso era realmente placentero para ambos, no sabía por qué había dejado al moreno entrar de semejante forma a su boca, bastaban unos segundos para respirar y seguir con la misma intensidad y deseos de que nunca terminara ese momento, nunca había besado a alguien de esa manera tan intensa pero le parecía realmente excitante. El moreno salió de su boca y, sin decir nada, se retiró con un gran esfuerzo de no continuar, dejando a una descolocada chica con los labios realmente ardidos y queriendo más.

***

Por otro lado, Astoria estaba realmente preocupada por su hermana, últimamente se veía muy pálida y cansada, pero cada vez que le preguntaba le decía que no era nada, la verdad estaba empezando a sospechar que sus padres habían mandado otra carta pero no la quería preocupar.

—Daphne dime que tienes, te ves horrible. —decía una preocupada morena.

—Yo también te quiero mucho Astoria. —ironizó Daphne.

—Es que estas muy pálida y...

—Ya te dije que no tengo nada, no preguntes tanto que pones nerviosa.

—Me ocultas algo Daphne Greengrass y exijo saber que es.

—No te oculto nada. —negó nuevamente, antes de que su hermana la dejara sola en la habitación.

La soledad para Daphne había sido lo mejor, pues no quería que su hermana se preocupara por ella y menos en las condiciones en las cuales vivían, las cosas con sus padres había desmejorado notablemente y sería mejor que la pequeña morena se diera cuenta, pero eso no era lo que la tenía tan nerviosa, tenía una grave sospecha que iría a verificar en ese mismo instante, se vistió y salió de la Sala Común ignorando las preguntas de sus amigos y de su hermana sobre donde iba, lo que no se dio cuenta era que un azabache la seguía por órdenes de su malgeniada hermana y sus amigos. La rubia se dirigió a las afueras de Hogwarts con sumo cuidado de que ningún profesor se diera cuenta, pues era domingo y aún era muy temprano para que la vieran, así que con eso y un poco de suerte llegaría a su destino. Theo tomó un atajo y esperó a que la rubia pasara por la pequeña tienda del pueblo de Hogsmeade.

—¿Se puede saber a dónde vas? —preguntó Theo, sobresaltando a la rubia.

—¡POR MERLÍN!

—¿A dónde vas?

—¿Qué haces aquí? ¿Me seguiste Theodore Nott? —inquirió, poniendo el semblante serio.

—¿No es obvio? —respondió con obviedad —. ¿Podría acompañarte?

—Pero debes prometerme que no le dirás a nadie sobre esto. Si te llegaran a preguntar deberás mentir de manera que todos te crean.

—Pero ya dime a quien matamos. —rió por el aspecto serio de la rubia.

—Esto es en serio, Theo. Prométemelo.

—Está bien, te lo prometo. Ya dime a dónde vamos.

—Ya te pareces a mi hermana. —rodó los ojos —. Sólo camina, ya te darás cuenta.

Amores InesperadosWhere stories live. Discover now