Capítulo 11: "Viaje en familia y castigos"

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—¿Tomando el sol, Killer? –Preguntó burlón. No quería abrir los ojos ni mirarlo pero... ¡Un momento!

¡¿Qué coño hace él aquí?!

Abrí los ojos bruscamente y despegué mi espalda de la blanda hierba que había debajo. Él estaba sentado al lado mio y mirándome coqueto.

—¿Qué haces aquí? –Pregunté con el ceño levemente fruncido. Estaba muy confundida, es decir, ¿él aquí? ¡Ja! Y yo voy y me lo creo. Uno como él no estaría aquí sino con sus amigos esperando para la siguiente zorra. Lo siento, pero se me escapó.

—Pues vine aquí. –Dijo encogiéndose de hombros como si fuera lo más obvio del mundo.

—¿Pero qué haces aquí? Uno como tú no vendría a este lugar. –Señalé el lugar de donde estamos. El sonrió de lado.

—¿Por qué? –Dijo todavía con aquella sonrisa de lado.

—Porque los que son como tú, nunca están en este sitio, sino en la habitación haciendo el no se qué con chicas. –Le expliqué.

—¿Y qué pasa si un chico como yo esta en este sitio? –Dijo mirando el lugar.

Es verdad, Jazmín. ¿Qué pasa si un chico como él estuviera en aquel campo?

Tenía razón.

Mierda. Odio que la gente tenga razón. Así que dije lo único que se me ocurrió y se me vino a la cabeza. Y me da igual de lo que piensen de mí.

—Pues, que vosotros ensucias todo a lo que esté a vuestro alrededor. Este campo está limpio y si viene uno como tú, en un segundo lo encontrarás lleno de basura y eso lo estarás haciendo tu también. Esta mal dañar a la tierra, y mira que no os a hecho nada. –Dije mirando a otro lado y luego lo miré a él que tenía la cara de, ¿sorprendido, confuso, serio?, yo que se de que tenía la cara, pero luego soltó una carcajada.

¿En serio, Jaz? Te has quedado en ridículo. Que vergüenza me das aunque nadie me pueda ver porque estoy dentro de tu maldita cabeza.

Oye, conmigo no te metas, eso fue lo que salió de mi boca. Además, lo último que dije era verdad, no hay que dañar a la tierra, ¿entendiste? Y ahora cierra esa boca tuya que me estorbas.

Ja, ja, ja... habló. Dirás al revés, tu eres la que me estorbas no yo, siempre estas...

Dejé de escucharla y miré a este que seguía riendo sin parar y como tan mala soy, busqué lo que sea que estuviese al lado mía y le tiré una piedra en su cabeza, este paró de reír y me miró enfadado mientras se sobaba la cabeza.

—¿Pero a ti que te pasa conmigo? –Dijo con el ceño fruncido. Me encogí de hombros indicándole que no lo sabía, bueno sí, pero no tenía ganas de hablar con alguien como él. —¿Qué no lo sabes? –Preguntó y yo asentí. —¿Me odias? –Preguntó y lo miré confundida pero asentí con la cabeza. —¿Te molesto? –Asentí mientras miraba al frente donde estaba el río. —¿Se te ha comido la lengua el gato? –Asentí con la cabeza y lo escuché reír. Giré la cabeza rápidamente para mirarlo. —Se nota muñeca. –Cuando dijo lo último lo fulminé con la mirada.

—No me digas muñeca y no, el gato no me comió la lengua, eso es repugnante. –Puse una cara de asco al imaginarme un gato comiéndose mi lengua. Él solo rió y luego paró. Yo solo doble mis rodillas y puse mis brazos encima de estas. Lo miré y ahí estaba él mirando el río tan tranquilo como si nadie estuviese a su alrededor. Miré su rostro, sus ojos color marrones castaño, con esas largas pestañas, sus cejas que estaban algo desordenas pero le quedaba bien, su pelo largo y un poco desordenado, después bajé a sus labios que los tenía rojizos y con una sonrisa donde se le veían los dientes alineados y muy blancos, luego volví a sus ojos donde tenía su vista en la mía.

She Is ImpossibleWhere stories live. Discover now