—No me traigo nada con él, él la trae conmigo.

—Entonces si es así.

—No lo es.

—No me creas tonta, Pansy. Últimamente has estado muy pensativa y andas muy pendiente de él.

—Imaginas cosas, Daphne.

—Claro que no, yo sé que algo te traes algo con él. —sonrió —. Cuéntame, Pansy. Siempre he sido tú confidente, somos amigas, ¿no?

—Ni yo sé que mierda pasa. —bufó —. Desde aquel día en ese salón no dejo de pensar en todo lo que siento cuando me besa o me toca.

—Espera, ¿cuál día? —preguntó la rubia un poco confundida, haciendo que su amiga se sonrojara —. ¡No puedo creerlo!

—Ya cállate.

—No seas tan amargada. ¡Debes de estar enamorada! Pansy Parkinson sonrojándose al decir que tuvo sexo con...

—No lo digas Daphne, nadie puede enterarse. —la interrumpió, quitando sus manos de la boca de su amiga.

—Dale un chance, Pan. Puede ser un imbécil pero es buen chico. —contestó, dejando a una Pansy muy pensativa.

***

El fin de semana había llegado y la visita a Lucius estaba presente. A Draco no le agradaba mucho la idea pero sí esa era la única solución para salvarse y salvar a las personas que más quería de un cruel destino lo haría. Sí, Draco Malfoy quería a las personas aunque no lo demostrara muy seguido, a pesar de eso ya se mostraba diferente hacía las personas, no era ese niño malcriado hijo de papi que solía ser años atrás, había madurado en cierta forma, y Hermione Granger era esa persona en la cual había influido su cambio, por esto Narcissa le agradecía por todo el bien que había hecho inconscientemente en su hijo. Draco estaba listo para dirigirse al despacho de la directora, donde suponía que su madre le estaba esperando para partir, al bajar encontró a todos sus amigos sentados frente a la chimenea.

—¿Cómo entraron? —preguntó sorprendido.

—Yo los dejé entrar, me han explicado que vas a ir a visitar a tú padre y te querían desear suerte. —contestó la castaña con su típica bata de seda y su taza de té mentolado.

—Espero que soluciones todo. —dijo Blaise, llevándose un asentimiento de su parte.

—Nos vemos al rato. —el rubio salió de su torre para dirigirse al despacho de la maestra, y como suponía su madre ya había llegado. "Un Malfoy nunca llega tarde". No sabía porque últimamente rondaban esas cosas que desde niño su padre le inculcaba, que ahora pensaba que eran basura, todo era basura, su padre y todas sus creencias lo eran.

—Buenos días, señor Malfoy. —saludó la directora, observando entrar al muchacho.

—Ya tenemos que irnos, Draco. —apuró su madre —. Gracias, Minerva.

—Lo espero en la cena, señor Malfoy. —manifestó la directora, antes de que desaparecieran por la red Flú.

Draco y su madre habían llegado al Ministerio de Magia y esperaban que el Ministro otorgara el permiso para entrar a la celda de Lucius, pues este se encontraba en una celda de alta seguridad bajo protección mágica como no mágica. Después de que Ministro les diera las instrucciones, se dirigieron hacia la prisión mágica de Azkaban, donde los guardias de seguridad le indicaron la celda.

—Es mejor que entres tú solo, Draco. —dijo su madre, posando su mano en el hombro de su hijo.

—Bien. —contesto secamente, pues Narcissa entendía la situación por la cual estaba pasando su hijo pero sabía que después de todo el mal que haya causado seguía siendo su padre.

Draco entró en aquella celda sintiendo una gran repulsión por estar ahí dentro y ver nuevamente a ese sujeto el cual decían que era su padre, el rubio hizo un gran esfuerzo por hacerse ver el mismo de siempre, pues si quería tal información debía poner se su parte y hacerle creer a su padre que seguía siendo el mismo.

—Padre. —dijo Draco una vez recompuesto.

—Draco, me alegra verte de nuevo. ¿Por qué no habías venido antes? —inquirió Lucius, acercándose a su hijo.

—He tenido mucho trabajo en Hogwarts, me han nombrado Premio Anual y debo cumplir con mis responsabilidades. —respondió el rubio fríamente.

—Has recibido mi carta, ¿verdad?

—Sí, padre. Y estoy más que interesado en colaborar por lo que no hice en la guerra.

—Dame una razón para creer en tú palabra. ¿Cómo sé que no me engañas?

—Sería lo último que quisiera, quiero enmendar el error que cometí por mi falta de lealtad, además no soporto estar en ese colegio con todos esos sangre sucias causando disturbios. —contestó con todo el desprecio que le fue posible.

—Has recapacitado y me siento muy orgulloso de ti, no pudiste escoger algo mejor, Draco.

—Sé que es así, padre, a todos nos gustaría ayudar a regresar al señor Oscuro. —aceptó seriamente —. Pansy nos ha dicho que tienen la solución y quisiera saber cuál es. Quizás así podríamos ayudar en tal misión.

Lucius soltó una carcajada, haciendo que Draco frunciera el ceño temiendo en que su plan hubiese fracasado y que su padre no se convenciera del reconocimiento de supuesto error.

Amores InesperadosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora