Capitulo 22. Escape de Prisión

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El grupo siguió a Zuko, a través del drenaje. La tubería era lo suficientemente grande como para que todos caminaran sin dificultad, aunque los más altos tenían que agacharse ligeramente.

– ¿En dónde estamos preguntó Suki?

– Debajo de la prisión – explicó Zuko – Este drenaje llega al mar, fuera de la muralla externa.

– ¡Uff!, ¡qué mal huele! – se quejó Sokka mientras sus tobillos se empapaban con el agua inmunda.

– Es el drenaje, ¿qué esperabas? – replicó Katara.

– ¿Por qué hace tanto calor? – preguntó Sokka.

– Debemos estar debajo del lago hirviente – dijo Zuko cuando se encontró con Iroh y los otros presos.

– Yo puedo enfriarlo un poco – dijo Katara soplando para que el agua se enfriara.

– No demasiado – sugirió Zuko – la combinación de calor y frío puede resquebrajara las paredes.

– No te preoucpes. Tendré cuidado.

El túnel estaba bloqueado por unas gruesas rejas de acero. Zuko colocó sus manos en los barrotes y creó un fuego tan intenso que el metal se derritió, dejando el paso libre. El grupo siguió avanzando hasta llegar al final del túnel, ahí el agua del drenaje caía en mar abierto.

– ¡Estamos fuera de la prisión! – exclamó Sokka - ¿y ahora qué hacemos?, ¿nadar?

– Ahora es el turno de Katara – dijo Zuko.

Katara formó una balsa de hielo en donde subieron los pasajeros. Para asegurarse que nadie los viera, cubrió al grupo con un manto de agua, a manera de camuflaje. Con precaución, transportó al grupo, rodeando la isla hasta llegar al muelle, en donde se encontraban los cinco dirigibles

– Recuerden – advirtió Zuko – si queremos tener éxito necesitamos ser rápidos y silenciosos.

Con una ola gigante, Katara subió al grupo a cubierta. Lo primero fue encargarse de los vigías de los cinco dirigibles. Zuko con su cerbatana, Ty Lee con sus técnicas de inmovilización y Suki con sus habilidades, se deshicieron de cada uno de los vigilantes. Cada vez que un guardia caía, era sustituido por un miembro del grupo para evitar sospechas.

Iroh, Ty Lee, Katara, Suki y Zuko se encargaron de inmovilizar a todos los guardias de la primera nave.

– Ahí está Appa – dijo Zuko en voz baja. Con su espada rompió las cadenas y liberó al bisonte, que aún dormía a causa de los somníferos.

– ¿Y ahora qué, Zuko? – preguntó Sokka – atacamos la prisión.

– ¡Acaso estás loco! – replicó el príncipe – ¡Eso sería suicidio!. No hay forma de que puedas atacar la prisión más segura del mundo y salir con vida. Lo mejor es actuar con sigilo. Si no despertamos a los guardias tendremos una oportunidad. Yo sé en dónde tienen a Aang y tengo un plan para rescatarlo pero necesitaré ayuda.

– No... no... ¡no es justo!... ¡no es justo!... ¡yo soy mejor que Zuko! – repetía Azula, mientras se movía agitadamente de un lado al otro de su cama – ¡merezco el trono más que él!... ¡ZUKO NO PUEDE SER REY! – gritó, mientras despertaba de su pesadilla. Respiró con alivio mientras apoyaba sus manos en su frente. La princesa permaneció sentada unos momentos, sin deseos de volver a dormir. Entonces pensó en su tío y en su futura ejecución, lo que la hiso sentirse mejor, pero después frunció el seño.

– mmm, el tío Iroh quiere mucho a Zuko, pero tomó su muerte con demasiada tranquilidad... Algo no anda bien.

De mala gana arrojó las sábanas a un lado, se vistió con su uniforme de guerra y salió a investigar.

Un Amor Imposible. Zuko & KataraOpowieści tętniące życiem. Odkryj je teraz