Después de que la adopción de Noah fuera oficial, la detective Olivia Benson siguió llevando su vida igual que siempre, hasta que un caso volverá a cambiar su vida al igual que Noah lo hizo.
Conocerá a una chica de doce años llamada Danielle Cooper...
Antes de que comiencen a leer les recomiendo que tengan lista la canción Love me like you do de Ellie Goulding :3
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No pude dormir en toda la noche pensando en que hoy, 7 de noviembre de 2015, me convertiré en la señora Stabler. He aguardado tanto por este día que no sé ni si quiera como debo de reaccionar. Ahora mismo soy un cúmulo de emociones distintas. Estoy nerviosa. Estoy emocionada. Estoy feliz. En este día, nadie me impedirá ser feliz. Nadie.
Cuando me miro en el espejo después de bañarme, me sorprendo por la mirada que tengo pintada en el rostro. Tengo una sonrisa del tamaño del mundo, en mis ojos brilla algo que desconozco, pero que debe de ser todo lo contrario a la oscuridad, a la tristeza. Me pellizco un brazo para ver si no es un sueño y no, no lo es.
―Olivia, ya sé que la novia tiene que llegar a la iglesia después del novio, pero tampoco te tardes tanto en el baño―dice la voz de Amanda desde el otro lado de la puerta.
Amanda y Melinda se quedaron a dormir en mi departamento junto conmigo y Danielle. Elliot y Noah se fueron a dormir al departamento de Fin, ya que él será el padrino de Elliot.
―Ya voy, tranquila―le grito.
―Ya sal, que acaba de llegar el estilista―Amanda suena enfadada, pero sé que es porque quiere que mueva mi trasero fuera del cuarto de baño.
Cuando salgo del baño veo a Amanda totalmente arreglada. Ya trae el vestido puesto y, está peinada y maquillada. Me mira severamente, mientras golpetea el suelo con su pie enfundado en un zapato de tacón hermoso.
―Ya todas estamos listas en este lugar menos tú―una sonrisa se quiere asomar en los labios de Amanda, pero ella no la deja.
―¿Cómo es que ya estas peinada y maquillada si el estilista acaba de llegar?―le pregunto arqueando una ceja.
―Te lo dije para que salieras pronto, porque llevabas tres horas ahí dentro.
―¿Melinda y Danielle ya están igual que tú?
―Sí.
―¡Carajo!
Cuando el estilista acaba de hacer su trabajo no puedo evitar hipnotizarme con mi imagen reflejada en el espejo. ¿De verdad soy yo? Creo que nunca me he visto mejor. Amanda y Melinda sonríen ante el resultado al que el estilista ha llegado. Ellas también se ven muy bien, pero a quien no he visto es a Danielle.
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Voy a su habitación y ahí la encuentro encima de su cama, envolviendo algo en papel de regalo. Alcanzo a divisar que lo que está envolviendo es su cuaderno. Parece estar tan sumergida en su mundo que no se da cuenta de mi presencia. Cuando acaba su trabajo sonríe, satisfecha de lo que acaba de hacer.
