Capitulo 7. La Explosión

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Katara sintió un golpe en su cuello y ya no supo más...

Lentamente, Katara fue abriendo los ojos. Poco a poco fue acostumbrándose a la oscuridad. Entonces se dio cuenta que estaba en una prisión. Cuando quiso levantarse, descubrió que tenía sus muñecas atadas a su espalda. Katara había aprendido a obtener agua de cualquier lugar para defenderse, pero mientras tuviera sus manos inmovilizadas, no podría usar el agua control y por lo tanto, estaba completamente indefensa.

– ¡Katara, al fin despertaste! – exclamó el príncipe.

Katara se puso de pie y busco al príncipe. El joven también tenía sus manos encadenadas a su espalda.

– ¿Zuko, qué sucedió?

– Mi hermana y su gente nos atraparon y nos trajeron aquí.

– ¿en donde estamos?

– En un zeppelín de la nación del fuego.

– Zuko, ¿cuál era el trato que quería proponerte tu hermana?

– Quería que le ayudara a tenderles una trampa para poder capturarlos a todos.

– ¿y qué le dijiste?

– ¡Katara! – sonrió el príncipe – ¿no estoy encadenado igual que tú? Por supuesto que rechacé su oferta. No soy tan tonto como para confiar en ella otra vez.

La joven permaneció en silencio mientras inclinaba su cabeza.

– ¿Katara, es que no me crees? – preguntó el joven con tristeza – Después de lo que hemos pasado juntos, creí... creí que confiarías en mí.

– ¡Te creo Zuko! – respondió ella con firmeza – es sólo que... me pareció extraño... eso es todo. ¡Pero confío en ti Zuko! Estoy segura que no nos traicionarías.

– ¡gracias Katara! – sonrió el joven mirando con ternura a la chica. Ella sonrió y por un momento ninguno pudo apartar la vista del otro.

– ¿Cuánto tiempo hemos permanecido aquí? – preguntó Katara rompiendo el contacto visual.

– No estoy seguro. Supongo que unas cuantas horas.

– ¿qué pasó con Aang y los demás?

– No lo sé. Supongo que lograron escapar.

– Entonces no deben estar lejos. Estoy segura de que vendrán por nosotros.

– Eso no es bueno – confesó el príncipe – seguramente, mi hermana está planeando usarnos como carnada para atrapar al avatar.

Los dos jóvenes permanecieron en silencio, comprendiendo la gravedad de la situación.

En ese momento la puerta de la celda se abrió y entraron cuatro guardias en compañía de Mai.

– Traigan al príncipe – ordenó Mai.

En cuanto los guardias se acercaron, Zuko derribó a uno de una patada y se preparó para luchar, pero Mai sacó uno de sus afilados cuchillos y lo puso en el cuello de Katara.

– ¡Detente o mato a la chica! – amenazó la joven. Entonces Zuko dejó de pelear y dos guardias sujetaron al príncipe con fuerza – ¡no puedo creerlo! – exclamó Mai, perdiendo su habitual frialdad – Azula tenía razón ¿realmente te importa esta campesina?, pero no lo entiendo, Zuko ¿qué le puedes ver a esta basura de la tribu del agua?

– ¡Tal vez ella no es tan fría como tú! – respondió el príncipe con cinismo y de inmediato, Mai le dio una bofetada.

– ¡Llévenselo!

Un Amor Imposible. Zuko & KataraWhere stories live. Discover now