Capitulo 4. El Antidoto (primera parte)

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– La orquídea permanece cerrada en la noche – explicó Zuko – debemos encontrarla pero no podemos cortarla. Tendremos que esperar hasta el amanecer, porque sólo entonces la flor abrirá sus pétalos y tendremos un día para poder elaborar el antídoto.

Después de buscar durante un par de horas, Aang encontró un prado lleno de exóticas flores de diversas clases, tamaños y colores. Ahí encontró algunas orquídeas negras.

– ¡Bien hecho Aang! Ahora sólo tendremos que esperar a que amanezca.

– ¿Y cuando sucederá eso?

– Supongo que no falta mucho.

Los dos chicos se sentaron en el suelo y aguardaron con impaciencia la llegada del amanecer. En ese momento escucharon un aterrador bramido y los dos jóvenes corrieron a ocultarse tras una enorme roca.

Ante sus ojos apareció un enorme búfalo-rinoceronte que se acercó al prado y empezó a comer las flores que ahí se encontraban.

– ¡Oh no! – exclamó Aang – ¡Ese animal va a comerse todas las flores!

– No podemos permitirlo.

– ¡Claro que no!

Aang salto en frente del búfalo-rinoceronte y con un ataque de viento lo lanzó lejos de las flores. Enfurecido, el animal corrió hacia el avatar, preparado para embestir. Aang utilizó su báculo para desviar el ataque con otro ataque de viento. El niño Iba a lanzar otro ataque como al anterior, pero Zuko sujeto el báculo y lo detuvo.

– ¡Espera, no lo ataques! – gritó Zuko.

– ¿Por qué no?

– Mira lo que el viento le está haciendo a las flores.

Aang se dio la vuelta, sólo para observar cientos de hermosos pétalos de flores volando por todas partes y cayendo graciosamente al suelo.

– ¡Oh no! – exclamó Aang – Las flores se están deshojando ¿Qué vamos a hacer?

– Tenemos que alejarlo pero sin dañar a las flores.

– ¿cómo?

– Has que te siga – ordeno el príncipe – Tenemos que distraerlo hasta que salga el sol

– ¿y cuando será eso?

– En cualquier momento.

El búfalo-rinoceronte corrió a toda velocidad hacia los dos chicos preparándose para embestir. Zuko se hizo a un lado y la bestia persiguió a Aang, quien corrió lo más rápido que podía.

– ¡Bien hecho Aang! Distráelo un poco mientras buscó la orquídea negra.

– ¡Es fácil para ti decirlo! – gritó Aang – ¡A ti no te persigue una gigantesca bestia!

Aang, corría y saltaba esquivando los ataques de la bestia, mientras Zuko, alumbrado con una flama de su mano, buscaba desesperadamente la flor que necesitaban.

– ¡Zuko apresúrate!

– ¡Eso intento, pero no encuentro más orquídeas! – dijo el joven alarmado –Parece que las destruiste todas.

El cielo empezó a aclararse al mismo tiempo que se desvanecía la luz de las estrellas indicando que se acercaba el amanecer. Entonces Zuko apago la llama que tenía en su mano y continúo buscando entre las pocas flores que quedaban. Finalmente descubrió el botón de una orquídea negra justo al borde del acantilado.

– ¡La encontré! – Exclamó el príncipe – ¡pero sólo queda una!

– ¡Córtala y vamos! – gritó Aang que estaba pasando muchas dificultades para eludir los ataques del monstruo.

Un Amor Imposible. Zuko & KataraWhere stories live. Discover now