149- Stay

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CALEO.


Leo Valdez, un joven de 16 años, enojado con la vida luego de la muerte de su madre y su padre, había crecido prácticamente en las calles, de orfanato en orfanato, en casas con familias que no lo querían, todas las cosas que había vivido, lo habían hecho enojar más y más a medida que pasaba el tiempo.

Calypso era otra chica del orfanato, sus padres la dejaron allí cuando apenas era una bebé y a pesar de todo lo malo que había vivido, todavía creía que la vida deparaba cosas buenas para ella, no sabía cuales, no sabía cuando las iba a ver, pero sabía que no todo era malo.

El día que Leo llegó al orfanato numero... 32 o algo así, lo primero que vio, fue la gran y alegre sonrisa de Calypso.


— Bienvenido! — él la miró sin ninguna expresión en su rostro — ¿Quieres que te ayud...?

— Puedo solo — corto con tono seco


Calypso se mordió el labio y asintió, condujo a Leo hasta la que sería su habitación, estaba por darle unas explicaciones, cuando él agrego:


— Largo

— ¿Disculpa? — intento acercarse a él

— ¡Largo!


Ella salió de la habitación de forma rápida, dejando solo a aquel chico de fría y seca mirada, que ya no mostraba ninguna expresión.

El tiempo pasaba y pasaba, Leo seguía siendo el mismo chico frío que no quería saber nada con nadie, y Calypso seguía intentando acercarse a él, lo tenía complicado, dado que, a cualquier intento de acercamiento, Leo ponía miles de kilómetros de distancia entre ellos.

A Calypso le toco soportar todos los gritos, los insultos y los silencios que Leo le ponía, pero de todas formas, era constante en sus intentos de volverse su amiga, sabía que él chico estaba sufriendo, podía verlo y sentirlo, ella quería demostrarle que no estaba tan solo, pero como ya había mencionado antes, Leo se negaba a dejarla entrar en su vida.


— Calypso, cómo tengo que hacerte entender que no me interesa saber nada de ti? Hazme un favor y desaparece de mi vida!


Ella apretó los labios y estaba decidida a irse, Leo podía irse bien a la mierd*, pero... mientras hacía su maleta, algo la detuvo, ella no podía irse, ella tenía que permanecer allí, junto a Leo, puede que sonara necio, pero a pesar de que al chico no le importara nada de la vida y creyera que todo estaba destruido, algún día él iba a necesitar a alguien, y ella tenía que estar a su lado, no podía explicar porque, pero tenía que hacerlo. Se iba a quedar, por Leo.

Una tarde, mientras intentaba hablar con Leo, él chico la empujo, ella tropezó y cayó por las escaleras, muchos de los niños se acercaron corriendo a verla, Leo la miraba impactado desde la cima, bajo corriendo hasta su encuentro, la preocupación se reflejaba en sus ojos.


— Calypso yo...


Pero la chica no lo escucho, se puso en pie y salió corriendo hacía su habitación, ahora si estaba decidida, ya no tenía caso, Leo Valdez no iba a cambiar, tenía que aceptarlo. Esta vez, cuando hizo su maleta, nada la detuvo.

Esa noche, cuando dejo el orfanato, miró a su alrededor, no quería dejar el lugar pero si no lo hacía, seguiría sufriendo, ya era mayor de edad y las monjas le habían dicho que podría irse el día que ella quisiera, y ahora, era el momento, se coloco su mochila al hombro y salió de aquel lugar.


— ¿Sabes donde esta Calypso? — pregunto Leo a la monja mientras la ayudaba con la cocina

— Ella se fue a Los Ángeles ayer por la noche — contesto la mujer mientras metía el pan en el horno


Leo salió corriendo del lugar, se sentía culpable por haber hecho que Calypso se marchara, después de todo, ella tenía buenas intenciones, él había sido el tarado que no lo había aceptado que había alguien que se preocupaba por él. Tenía que arreglar su error.

Luego de unos meses viviendo en la ciudad de Los Angeles, Leo logro dar con el departamento de Calypso, cuando llego repasaba en su mente las cosas que le diría, cuando ella abrió la puerta estaba por hablar, cuando le cerro la puerta en la cara.


— ¡Largo! — grito desde el otro lado de la puerta

— Calypso soy yo

— Ya se quien eres, ahora largo! — se quedo plantado en su lugar al escuchar sus palabras — Ahora soy yo la que no quiere saber nada de ti!

One Shot. Percy Jackson y los héroes del OlimpoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora