Capítulo 20

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Este final es más normal de lo que tenía planeado, pero eso es bueno para ustedes (?).

Disfrutad de este último capítulo.

••

Me levanté de mi cama corriendo al baño sintiendo ganas de toser. Alcancé a mirar por la ventana de mi cuarto, recién estaba amaneciendo.

Tosí en el lavamanos, llenándolo de sangre.

Mierda, eso era demasiada sangre.

Y si no fuera poco, me entraron ganas de vomitar, por lo que levanté la taza del baño y vomité dentro... pura sangre.

Joder, ¿Qué está pasando? Hasta ayer en la noche estaba bien.

—¿Irelia? —miré de reojo hacia la puerta, Subaru estaba parado ahí, se acercó y tomó mi pelo alejándolo de mi cara—. Esto es demasiada sangre, y tú no tienes tanta en el cuerpo.

Me levanté y amarré mi pelo en una cola con lo primero que encontré y me acerqué al lavamanos, de nuevo, pero esta vez para lavarme.

—Me siento mareada y mi garganta está ardiendo —comenté escupiendo el agua que tenía en mi boca en el lavamanos y dejando correr el agua con la sangre—. Agradecería que tus comentarios sean alentadores.

—¿Estás tomando las pastillas? —preguntó Reiji parado en el marco de la puerta, con Ayato detrás intentando ver qué pasaba.

—No —fui sincera—. Hace tiempo hable con Karl —Subaru y Ayato me miraron mal y cerré la llave—, él es el que anda detrás de mí enfermedad, él me hizo contraerla. Dijo que con tus pastillas no me curaría, cosa que comprobé al dejar de tomarlas y viendo que no había ningún cambio, perdón por no decírtelo.

—Perdón por no darme cuenta antes —suspiró—. ¿Dijo algo más?

—Me dio un líquido raro —Subaru se alarmó—. No lo he tomado todavía, ni siquiera recuerdo dónde está.

—Y ni se te ocurra tomarlo —habló Ayato—. Podría ser perfectamente veneno.

—Dudo que quiera matarla, por algo su enfermedad es diferente a la normal —comentó Reiji.

—Dijo algo como eso —intenté recordar la conversación con Karl—. "¿Cómo podría matar a mi única hija?", o algo así.

—No me fío de nada, no tomes esa cosa si la encuentras —dijo Subaru.

Me sentía débil y mareada, por lo que les pedí de buena manera que se fueran y no hice nada más durante todo el día que dormir, dormir y dormir.

••

—Si no me dices que es esto, no lo comeré —me negué alejando la bandeja un poco y quitándome un poco las mantas de mi cama, tenía calor.

—Has botado demasiada sangre, Irelia, come algo aunque sea comida humana, no me hagas obligarte.

No es que no quisiera comer, bueno si, en parte la cosa no olía bien... y me había acostumbrado a la comida de Ruki...

—Vale —giré los ojos cruzándome de brazos—. Que sepas que es solo porque estoy débil.

—Como digas, pequeña —se acercó y besó mi frente.

Espere pacientemente que se escuchara la puerta de entrada cerrarse y me quite todas las mantas de encima con cuidado de no botar nada de lo que me había traído Reiji y baje las escaleras.

「¿Hermana de quién?」|Nueva Versión| [EDITANDO]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora