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Al fin se habían dado cuenta de que Yui no estaba, busqué un buen lugar donde sentarme, comer mis dulces y disfrutar de la escena.

Chichinashi no está en ningún lado —dijo Ayato tirándose en el sillón.

—¿A donde se habrá ido bitch-chan? —Preguntó Laito sentado en el brazo del sillón, Kanato estaba en el otro. 

—Tengo sed... —dijo Kanato en un tono triste abrazando a Teddy.

Ay, mi vida, extendí mi bolsa de galletas que había encontrado, las miró y se sentó a mi lado comiéndolas. Les quería decir que la tenían los Mukami, pero al ver a Ayato tan empeñado buscándola, preferí no hacerlo, sería la primera y última vez que vería a Ayato así, había que aprovechar.

—Subaru-kun, ¿Alguna idea? —Le preguntó Laito en un tono divertido al autista de mi hermano, que estaba parado a un lado, siempre en la misma posición, no cambias.

—¿Cómo podría saberlo yo? —Se cruzó de brazos y miró hacía el lado.

Alerta de tsundere.

—No puedo permitir que nuestra comida actúe a su antojo —dijo Kanato llenándose la boca de migas por las galletas.

—¿Dónde se habrá metido? —Preguntó Ayato verdaderamente cabreado, diría yo.

—Déjala en paz —dijo Shu desde el sofá más apartado. Siempre velando por la humana, por eso eres mi hermano favorito, espero que Subaru no sepa eso—, regresará pronto.

—Espero que sea así —dijo Reiji.

Shinji miraba desde arriba, detrás de la baranda, sin saber por qué estaban así por Yui.

Empecé a toser, por lo que todas las miradas se posaron en mi. Mierda, no me gusta ser el centro de atención. Ayato fue el primero en acercarse y me tomó en brazos, subiendo rápido las escaleras, Shinji se levantó rápido, negué con la cabeza y le apunté con el dedo el suelo, intentando que se sentase de nuevo. Ayato me dejó en el baño de mi cuarto y cerró la puerta.

Dejé de toser al segundo, me sentía débil, joder, odiaba sentirme así, me sentía inútil. Limpié toda la sangre que había salpicado al espejo y mi mano.

Salí y miré mi cuarto, estaban todos mis hermanos ahí, me apoyé en el marco de la puerta del baño.

—¿Estás tomando las pastillas? —Preguntó Reiji serio.

¡Oh, mierda! Se me habían olvidado las de ese día.

—Sí —respondí con voz débil.

—Irelia casi no come —comentó Laito tomándose el mentón.

—No creo que sea eso, Laito —negó Reiji con la cabeza—, los exámenes dicen que su enfermedad está avanzando rápido.

—¿Cuándo planeabas decirnos de qué está enferma? —gruñó Subaru con enojo, se estaba conteniendo de golpear la pared porque era mi cuarto... y lo tenía prohibido.

Perdí la fuerza en mis piernas, Subaru notó eso y corrió hacía mi, evitando que cayera al piso.

—¡Irelia! —Escuché la voz de Shinji antes de ver todo negro.

••

Me desperté por estar sudando, me teletransporte al baño y me lavé la cara. ¿Me desmayé, no? Miré mi ropa, mi pijama, sentí mis mejillas calentarse, odio que hagan eso.

Salí del baño, viendo a Subaru acostado en mi cama, debió de haber dormido conmigo.

Me acosté a su lado mirando al techo.

「¿Hermana de quién?」|Nueva Versión| [EDITANDO]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora