Capítulo 13

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Llevaba menos de un día en la mansión Mukami y ya me quería ir a la mía, coño.

—Todos idiotas —murmuré viendo a Yuma y Kou pelear por la comida y a Azusa solo mirarlos.

—¿Yo cuento? —preguntó Ruki poniendo más en la mesa por lo que estaban peleando Yuma y Kou.

—Tú, eres el líder de los idiotas —respondí llevando el tenedor con comida a mi boca.

—Estás cavando rápidamente tu tumba —dijo sentándose.

—Ay no, ¿La puedes cavar tú? Me cansé —Kou rió.

Terminé de comer y llevé el plato hacía la cocina, y me fui la "granja" de Yuma.

—El sol ya no me afecta tanto —comenté levantando mi brazo y viendo que el sol no le hacía nada como ponerlo rojo y cosas así—. ¡Madre mía! —exclamé viendo la calabaza más grande que había visto en toda mi vida—. ¡Es gigante!

—¿Qué esperabas? Yo soy el que los cultiva —escuche la voz de Yuma detrás de mí.

Sé que no lo dijo en el sentido en que lo quiero entender.

—Ya veo el porque de tu apodo —reí y el alzó una ceja.

—Nunca te había visto reír de verdad.

—No tengo motivos por los cuales reír de verdad a veces —me encogí de hombros.

Que cliché acabo de sonar.

—¿Por qué nos odias? —preguntó de la nada.

—No los odio —respondí avanzando hacia la mansión—, no odio a nadie más que a mí misma.

Me encontré a Kou nada más entrar en la mansión.

—¿Te gusta la granja de Yuma-kun? —preguntó mordiendo una manzana.

—Cultiva bien —respondí encogiéndome de hombros—, ¿Has visto a Azusa?

Alzó una ceja.

—Debe estar en su cuarto —respondió.

—Gracias —le lancé un beso y camine al cuarto de Azusa.

Pase por el living, Ruki estaba ahí leyendo el maldito libro de siempre.

Toqué la puerta de Azusa, no dijo nada, así que simplemente la abrí, él estaba en el suelo, con un cuchillo en mano.

—Masoquista —cerré la puerta detrás de mí y le quite el cuchillo—. Mientras yo esté acá, no te dañarás.

No puso ninguna resistencia y simplemente bufó, deje el cuchillo en su sitio al ver muchos cuchillos juntos.

Azusa se levantó y me jaló de la mano acercándome a él.

—¿Me odias? —preguntó. Alcé una ceja.

Me acorde de su hoja en el cuaderno.

—No porque no quiera que te hagas daño quiere decir que te odio —respondí—, quiero ayudarte, no es normal que te hagas daño, y tampoco sano.

Me sentí débil, por lo que para no caer, enrollé mis brazos en su cuello afirmandome, él me miró un segundo sin entender y luego aprovechó que estaba débil y nos hizo caer en la cama, yo arriba de él. Maldito hijo de...

—¿Por qué estás débil? —preguntó agarrando mi cintura.

—Porque estoy enferma, ¿No lo sabías? —negó, bufé—. Tuberculosis vampirica.

「¿Hermana de quién?」|Nueva Versión| [EDITANDO]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora