capítulo 22. Y llegó la hora de la cita.

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El día había pasado volando, como siempre el tiempo me llevaba la contraria. Cada vez que quería que pasara lo más lento posible, pasaba aún más rápido. ¿Era posible que hasta el tiempo se hubiera puesto en mi contra?
Así parece. Dijo una vocecita en mi mente. Gracias por habérmelo confirmado, conciencia. Me dije con ironía.

Estaba en la última clase del día: Adivinación, medio dormida, (nunca me había gustado esa asignatura), cuando sentí que algo chocaba por mi cabeza. Di un respingo, sobresaltada. Vi que la profesora aún seguía absorta mirando la bola de cristal y murmurando, muy concentrada.

Miré alrededor buscando lo que sea que me haya dado en la cabeza. No vi nada en el piso. Lentamente levanté una mano y me acaricié el cabello. Y encontré un papelito con forma de avioncito que se había enganchado en él.

Miré alrededor. La profesora seguía concentrandose en la bola y todos la miraban, pendientes de sus palabras. Todos excepto Potter. Él me miraba, expectante.
Lo miré con los ojos entrecerrados, recelosa.
Desarme el avioncito y vi la nota escrita en él.

Esperame en la entrada de nuestra sala común. Ésta noche después de la cena. James.

Lo miré,  elevando una ceja.  ¿En serio creía que yo lo iba a esperar? Ya mucho pedir era que asistiera a la condenada cita y ahora para más también quería que lo esperara. ¡Faltaba más!

Él me sonrió, levantó los pulgares y me guiño un ojo.

Desvié la mirada hacia la profesora.
Arrugué el papelito y lo tiré en mi mochila. No iba a arriesgarme a tirar la nota por la ventana.

Al culminar la clase, Alice, Anny y yo fuimos de las primeras en salir. Ni siquiera miré a Potter al pasar.

Tres horas después me encontraba en la torre de Gryffindor, frente al retrato de la Señora Gorda, escoltada por Alice y Anny. Quienes querían asegurarse de que no intentara huir.

-No voy a escapar. Se los juro. -dije por enésima vez.

-No estamos muy seguras de eso. -dijo Anny, entrecerrando los ojos.

-Miren. Se supone que ésta será MI cita con Potter, ¿no?. Ustedes no deberían estar aquí. -dije tratando de convencerlas de que se fueran. No estaba segura de que se pudieran contener de hacer algo bochornoso, (como gritar dramáticamente y dar saltitos tomadas de las manos) cuando me vean yéndome con Potter.

-Si te dejamos sola intentarás huir. -dijo Alice.

-¡Que no! -exclamé perdiendo la paciencia- ¿creen que si pensara huir me hubiera puesto éste ridículo vestido y me hubiera dejado peinar y maquillar por ustedes dos? -dije apuntandolas con el dedo.

-Bueno, pues... creo que no. -dijo Anny, un tanto avergonzada.

-Está bien, Lily. Ya nos vamos. -dijo Alice, resignada.

-Bien. -dijo Anny, de mal talante.

-Suerte. -dijeron ambas.

"Bizcocho de chocolate" dijo Alice a la señora gorda, y ésta las dejó pasar sin hacer ningún comentario. Parecía tener sueño.

Suspiré. No podía dejar de pensar que era una reverenda tonta al estar allí paradota esperando a Potter, cuando tenía que ser al revés.
Bueno. Sus razones tendrá. Me dije. ¡Ay, pero qué dices, Lily! ¡Qué razones ni qué razones...!
Dije inmediatamente después.

Luego, llegó Sirius, silvando despreocupadamente.

-¿Qué hay, Evans? -dijo al llegar.
-¿Por qué estás aquí tan solita, eh? -añadió en un tono medio coqueto y a la vez misterioso.

Lily Y James. [Awardspotterhead]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora