capítulo12. La cita a la que no fui.

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Fui la primera en llegar de vuelta al Castillo. Me dirigí directamente a la Sala Común, que estaba desierta, y en donde reinaba un  silencio inaudito.

Me senté en uno de los cómodos sillones, cerca del fuego. Estaba helada, con mi cara roja a causa del gélido viento invernal que me había dado de lleno en el rostro. Mis ojos también se encontraban rojos, pero no precisamente a causa del viento.

Despues, cuando ya había recuperado un poco el calor corporal, decidí subir a la habitación.

La verdad era que me sentía como una tonta. Sólo quería refugiarme en donde nadie pudiera verme. En especial él.

Ahora que ya estaba más tranquila, y pensando con la cabeza fría, la forma en que reaccioné me avergonzada inmensamente. Es que Potter me sacaba de mis casillas. Pero, claro. Si eso era precisamente lo que él quería.

Pero allí, en la soledad de mi habitación. Sin nada con qué distraerme o despejar mi mente, y sin nada mejor que hacer, ideé un plan. El plan a). (El plan de siempre en realidad), era ignorarlo.  El plan b), (si no tenía otra opción, obvio), era seguirle la corriente.

No estaba muy segura de poder llevar a cabo ese último, pero si de algo estaba segura, era de que jamás, repito, JAMÁS, volvería a llorar a causa de Potter, y menos en su presencia.

Pero es que simplemente no pude evitarlo. Me sentía impotente. Y ante la perspectiva de besar a Potter para supuestamente romper el hechizo, mi rabia explotó. Explotó de la manera más humillante en que podían explotar las rabias; en llanto. ¿Porqué no pudo haber explotado en un impulso descontrolado de golpear?, ¿o en cualquier otro impulso? siempre y cuando le resultara doloroso a Potter. Pero no. ¡Lily Evans tenía que llorar!

¡Aplausos, aplausos!

* nótese el sarcasmo*

Varias horas despues. Cuando ya tenía listos el plan a y b, escuché murmullos, risas y pasos que al parecer se dirigían a la Sala Común. Miré el reloj que tenía junto a mi cama, en una mesita, y vi que ya eran las cinco y media de la tarde. Ya habían pasado varias horas desde que había regresado al castillo.

En época de invierno las visitas a Hogsmeade eran hasta las cinco de la tarde. Los murmullos y risas animadas se escuchaban más cerca, debían de ser los estudiantes que regresaban. A diferencia de mí, bastante alegres.

Unos segundos despues, escuché a los alumnos que le daban la contraseña a la Dama Gorda.

En esos momentos sólo quedaba recuerdos del agradable silencio que hasta unos minutos gozaba.

Escuché pasos, subían por la escalera. Debían de ser Anny y Alice. Supuse.

La verdad no tenía ganas de explicarles nada. No en quel momento. Así que tomé la manta y me tumbé en la cama, para fingir que dormía. Pero era demasiado tarde. En ese instante la puerta se abrió, y entraron Alice y Anny, rebosantes de alegría.

-Te dije que estaría aquí -dijo Anny a Alice, cuando entraron.

-Como no te vimos en la Sala Común subimos directamente aquí -dijo Alice,  mientras ella y Anny se sentaban a mi lado en la cama.

-Sí. La verdad es que no me sentía tan bien -dije.

-¿Qué tienes? -dijo Anny.

-Nada, simplemente me siento un poquito cansada -dije.

-Bueno. Nada que un buen banquete de Hogwarts no pueda solucionar -dijo ella- Enseguida bajaremos a cenar.

Me limité a sonreír. En realidad ir a cenar era lo último que quería hacer en ese momento. Seguramente él estaría en el Gran Comedor, con sus amigos. Y no quería verlo. Definitivamente no.

Lily Y James. [Awardspotterhead]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora