capítulo 18. A orillas del lago, con el idiota de Potter.

2.8K 158 33
                                    

Resulta curioso pensar que, cuando uno teme algo que va a ocurrir y quisiera que el tiempo empezara a pasar más despacio,el tiempo suele pasar más aprisa.
Los meses que faltaban para las pruebas del TIMO, transcurrieron tan velozmente como si alguien hubiera manipulado el tiempo para que fuera a doble velocidad.
Todos los de quinto año estábamos más que nerviosos por lo que se avecinaba. Los rostros de mis compañeros y compañeras reflejaban los nervios y preocupación. Hablando con la verdad, yo no era la excepción.
Me la pasaba la mayor parte del poco tiempo libre que disponía en la sala común, haciendo los montones de deberes que cada profesor nos daba, o en la biblioteca, recopilando información que me podría ser útil en los exámenes del TIMO, porque no me venía mal una ayuda extra.

Fue cuando estaba en la sala común una tarde a mediados de junio que, tentada por la fresca brisa estival que entraba por la ventana, decidí dejar la agobiante sala común y salir a estudiar a orillas del lago.

Alice y Anny me acompañaron, como siempre, pero lejos de estudiar, ellas se pusieron a charlar de sus respectivos galanes. Lo que resultaba un inconveniente para mi concentración, aunque ya estaba acostumbrada a sus cotorreos.

Fue una suerte que, tan solo pasaron unos minutos, llegó Frank, el novio de Alice, y ambos se fueron a dar un paseo. Y Anny, tuvo que quedarse en silencio y leer, muy a su pesar, el libro que había traído; ya que yo no le prestaba mucha atención que digamos, pues me concentraba al máximo en leer mi ejemplar de Elaboración de Pociones.

Luego de un par de horas, Anny volvió al castillo, alegando que ya dominaba la teoría para transformar una rata en un florero, de lo cuál yo tenía serias dudas, pues Anny era pésima en Transformaciones. Pero no dije nada, me quedé para seguir estudiando, Encantamientos, en esa ocasión.

-Lloveran galeones el día que te vea sin un libro en mano, Evans. -dijo alguien cuya voz destilaba arrogancia.

-Eso ocurrirá sólo cuando tú dejes de ser un idiota arrogante, Potter. Osea nunca. -dije sin mirarlo.

-¿Puedo sentarme contigo? -preguntó al momento en que se tumbaba a mi lado en el césped, haciendo caso omiso de mi comentario.

-¿Para qué preguntas?. Ya lo has hecho, ¿no? -dije fríamente.
-Uy, pero qué genio. -dijo Potter- ¿Qué tanto estudias, eh? -añadió en tono amistoso.

A pesar de todos los desplantes y rechazos míos hacia él, Potter seguía insistiendo.

-Encantamientos. -dije sin apartar la vista de mi libro.

-¿Encantamientos?. Pero si el profesor Flitwick no nos ha dado ningún tema para estudiar... ¿o sí?. -dijo, dubitativo.

-No. Estudio para los TIMO. -dije mirándolo-. tú deberías hacer lo mismo.

-Nah, aún falta mucho para los TIMO. -dijo recostándose contra el macizo tronco de un abeto- ya me preocuparé de eso a su debido tiempo.

Abrí mis ojos cómo platos. -¿Qué aún falta mucho?? ¡Son pasado mañana! -exclamé.

-¿Qué?, ¿en serio? -dijo con el entrecejo fruncido-. Hubiera jurado que faltaba más tiempo. -dijo rascándose la cabeza.

Pero sabía que estaba bromeando solamente. Potter era buen estudiante, aunque no lo parezca.

-¿En dónde tienes la cabeza, Potter? -dije volviendo a centrar mi vista en el libro-. Deberías sentarte y estudiar en vez de andar por ahí, lanzando hechizos al primero que se te cruce.

-No me reclames, Evans. Por supuesto que estudio. -dijo a la defensiva- pero es que sencillamente no me puedo concentrar. -agarró una piedra pequeña y comenzó a darle vueltas entre sus manos.

Lily Y James. [Awardspotterhead]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora