—No sabía que las usabas pelirroja, siempre creí que serías monja. —susurró con burla.

Tomó lo que necesitaba y salió volando por la ventana, una vez aterrizado dejó su escoba en el campo de Quidditch y se dirigió al Gran Comedor, donde cogió la pertenencia de Ginny y pronunció -Wingardium Leviosa- colgándola en la puerta lo más centrado que pudo para que no pasara desapercibido por cualquier estudiante que quisiera entrar, y seguido de una nota.

Blaise Zabini antes de levantar sospechas se fue a su Sala Común con una gran sonrisa a esperar los resultados, pero ajeno a que le iría realmente mal, por no saber que Ginny Weasley poseía cierta fama de ser temida por su fuerte personalidad y esto la hacía la persona menos indicada para jugarle sucio.

Habían pasado las últimas clases antes del almuerzo y las leonas se dirigían al comedor, sin antes encontrarse con Luna.

—Hola, Theo. —saludaron al tiempo Hermione y Luna al ver al chico, mientras Ginny lo ignoraba completamente, no les había dicho a sus amigas pero no le gustaba la idea de hablar con un Slytherin a excepción de Astoria, primero por ser chica y segundo por ser una serpiente inofensiva.

—¿Podemos hablar un momento? —preguntó Theo mirando a la rubia.

—Ginny acompáñame a recoger algo. —intervino Hermione tomando a su amiga del brazo y arrastrarla fuera de aquel lugar para darles un poco de privacidad.

—Yo solo me preguntaba si te gustaría ir al baile conmigo, quizás así podamos hablar un poco más y conocernos mejor, ¿qué opinas?

—Claro que sí, Theo. —sonrió, antes de sentir como tomaba su mano y le plantaba un ligero beso en ella.

—Genial. —le devolvió la sonrisa, haciendo que Luna se sonrojara —. Te acompaño al Gran Comedor.

—Gracias. —asintió, antes de observar unos cuantos estudiantes reunidos frente a las cerradas puertas del lugar.

—¿Qué sucede? —preguntó Ginny, acercándose.

—Lo mismo iba a preguntar yo. —asintió Theo, llevándose una mala mirada por parte de la pelirroja, antes de leer la pequeña nota pegada en la puerta.

Te agradezco el detalle devolviéndote tu sexy lencería de encaje que dejaste en la enfermería esta mañana.

Disfruté mucho tú compañía.

Ginny se puso roja de ira al saber que eran su lencería y que la única persona que se encontraba en la enfermería era Blaise Zabini. La pelirroja inmediatamente guardó su lencería y rompió en mil pedacitos la nota, para su suerte no eran las muchas personas que habían presenciado ese acto tan bochornoso, sólo eran un par de Hufflepuff de quinto y un grupo de leones de tercero, pero rogaba que no fuera tema para hablar, sino quedaría mal con todo el colegio y con Harry, que a pesar que ya no sentía lo mismo de antes, sería incapaz de engañarlo tan vilmente con un enemigo. Ginny al ver que cierto moreno llegaba con una gran sonrisa se lanzó automáticamente a pegarle y a insultarle.

—¡ERES UN MALDITO LADRÓN, MENTIROSO Y ASQUEROSA SERPIENTE! ¡ESTO TE VA A COSTAR UNA ENTRADA GRATUITA A SAN MUNGO MALDITO IMBÉCIL! —gritaba Ginny dándole en vano, pues el chico era mucho más fuerte que ella y detenía sus puños.

—Pasamos linda mañana, ¿no crees? Eres excelente. —respondió Blaise con sorna, haciendo que Ginny explotará y le diera un fuerte puño en su estómago dejándolo sin aire, mientras todos miraban con atención, algunos si entender puesto que acababan de llegar pero eso no le quitaba lo divertido.

—¡ERES UN CINICO! ¡NUNCA SERIA CAPAZ DE COMPARTIR CAMA CONTIGO MALDITA SABANDIJA! —gritaba iracunda, hasta que Harry la tomó por la cintura separándola del moreno que seguía sin poder respirar normalmente.

—¿Que pasa aquí, señorita Weasley? —preguntó el profesor Slughorn mirando con el ceño fruncido a la chica.

—¡QUE SU ESTUDIANTE ES UN CINICO, LADRON...

—Señorita Weasley tenga la amabilidad de dejar de gritar, no es digno de una jovencita hacer semejante espectáculo.

—Verdad, Weasley. -afirmó Blaise con dificultad —. No estamos sordos. Pero quedaremos así por tú culpa. -finalizó, recuperando poco a poco su respiración.

—YA TE DIJE IMBÉCIL, VAS A IR GRATIS A SAN MUNGO. —le grito nuevamente Ginny.

—¿Sólo por pasar un excelente día contigo? —inquirió maliciosamente.

—¡TE MATO! —gritó Ginny, tratando en vano de soltarse del agarre de Harry.

—Ginny, ¿qué quiere decir Zabini? —preguntó Harry.

—Que tu novia y yo compartimos cama. —respondió con maldad haciendo que el profesor, Harry se alarmaran por tal comentario y Ginny se lograra soltar y le proporcionara otro puño dejándolo nuevamente sin aire.

—¡MALDITO MENTIROSO! ¡AHORA MISMO DIRÁS LA VERDAD SI NO QUIERES MORIR!

—No. —negó, jadeando, haciendo que Harry le diera un gran puño en la nariz haciéndolo sangrar.

Él sabía que el moreno tenía la fama de ser mujeriego pero creía que la pelirroja sería incapaz de engañarlo, además se encontraba completamente iracunda y el querer matar al moreno le confirmaba la vil mentira.

—¡BASTA! —exclamó cansado el profesor de pociones —. 50 puntos menos cada uno, por semejante espectáculo, y diríjanse inmediatamente a dirección, la profesora McGonagall les dará su castigo correspondiente, y le recomiendo señor Zabini que pase primero a enfermería nuevamente. -finalizó, negando desaprobatoriamente.

—Juro por Merlín que ese imbécil miente, Harry, nunca sería capaz de engañarte. —dijo Ginny mirando a Harry.

—Tranquila, Ginny. Sé que es así. —asintió —. Será mejor ir donde McGonagall a comentarle lo sucedido antes de que nos toque un peor castigo.

Amores InesperadosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora