𝗢𝗢𝟰. el amor de un dixon

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𝗢𝗢𝟰. el amor de un dixon

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Aquella mañana parecía ir tranquila, incluso bastante tranquila para ser verdad. Algunas mujeres charlaban entre ellas, y los hombres arreglaban aquel auto que Glenn había traído la mañana anterior, en el centro del campamento Glenn y Rachel se encontraban charlando de las cosas que habían pasado cuando se separaron, y es que para ser verdad Glenn aún no se podía creer que tuviera a la mujer madre de su hija en frente.

Había pasado meses donde simplemente creía que ella y su pequeña estaban muertas, que volver a tenerlas entre brazos le parecía surrealista, pero agradecía por aquello. Glenn estaba muy enamorado de su pequeña familia.

Cuando Rachel coloca la gorra de Glenn en su cabello y ambos ríen, aquellas risas son reemplazadas por miradas preocupadas cuando escuchaban gritos de terror venir del bosque.

—¡Mama! ¡Mama! ¡Mami!—los gritos de Carl, Sophia y Suni fueron los que por todo el campamento se escuchó, ente todos se miraron alarmados.

—¡Los niños, Lori!—gritó Rachel intercambiando miradas con la mujer, inmediatamente se prenden camino al bosque.

Shane, Lori, Rick, Glenn y Rachel llegan hacia donde se encuentran los tres pequeños, que se encontraban temblando del miedo, habían encontrado a un caminante en el suelo, los hombres inmediatamente comienzan a tratar de matarle mientras alejan a los niños de ahí. El ciervo tenía flechas clavadas en la cabeza. Dale le decapita y entre todos comparten una mirada asombrada. 

Los arbustos se mueven y Shane apunta a esa dirección, de ahí sale un hombre alto con cara de pocos amigos se veía enojado.

—Sucio hijo de puta, ¡portador de mierda!—gritó el hombre pateando al caminante.

—Relájate, hijo—le exclama Dale.

—Vaya lengua—murmuró Rachel alzando una ceja.

—Llevaba persiguiéndolo varios kilómetros. Traigo ardillas, una docena para guisar—señala su hombre donde están las ardillas y saca las flechas de cuerpo del ciervo. Rachel hace una mueca disgustada.

La cabeza empieza a moverse el hombre apunta y dispara a la cabeza. Para luego limpiarlas con un trapo.

—Al cerebro, ¿es que no lo sabían?—pregunta con el ceño fruncido.

—¡Merle traigo ardillas! ¡mueve tu trasero de donde estés y ven!—grita el hombre, entonces todos se alarman y empiezan alejarse de ahí.

No querían ser testigos del gran enojo de Daryl Dixon.

✓ 𝗟𝗢𝗩𝗘 𝗠𝗔𝗭𝗘 ━━ glenn rheeWhere stories live. Discover now