Capítulo 29: "Es una niña"

189 14 16
                                    


Una brisa cálida soplaba en el jardín de la Mansión Surrey. A pocos metros se levantaba el cementerio y la capilla familiar. Una mujer esbelta, vestida con un elegante traje negro y el pelo recogido en un moño, estaba de pie ante una tumba reciente. La lápida rezaba:

WERNER VON CROY

1932- 2002

Requiescat in pace

- Una oportunidad para perdonar.- murmuró Lara, depositando un rosa sobre el sepulcro – Lo siento, Werner. Ojalá no hubiera sido tan orgullosa.

Había hecho traer su cuerpo y enterrarlo allí, junto a generaciones familiares. Para siempre ocuparía un puesto de honor, en recuerdo de quien la había convertido en lo que era.

Se giró y abandonó lentamente el cementerio. A unos pocos pasos, un hombre fornido y atractivo a pesar de su hosca expresión contemplaba la estatua funeraria que representaba a la propia Lara, erigida cuando se la daba por muerta.

- Si quieres mi humilde opinión, no te hace justicia.- dijo Kurtis – Deberías hacer que la quitaran. A mí me daría mala sangre tener mi tumba delante de mis narices.

Lara se rió.

- Lo he intentado, pero no me atrevo. Costó muy cara y no quiero ofender al padre Dunstan.

Le cogió del brazo y volvieron andando a la mansión. Allí, junto a las verjas, esperaba aparcada la moto de Kurtis, con todo su equipaje hecho.

- Así que te vas.- comentó ella. En su voz había una ligera decepción.

Él tardó en responder.

- Lara, somos diferentes. Tú tienes tu vida y yo la mía. Yo no podría seguirte allá donde fueras, y tú no podrías condenarte a este mundo de sombras en el yo me muevo. La muerte de Karel ha sido sólo uno de mis objetivos. Estoy atado a una responsabilidad, a un destino que como miembro de una Orden debo cumplir.

- Esa Orden ha muerto, Kurtis.- dijo ella – Y tú de todos modos te has pasado la vida tratando de ocultar lo que eres.

- Estoy cansado de negarlo. Estoy arrepentido de haberle fallado a mi padre, a toda mi gente. No sé si llegará el día en que haya saldado mi deuda, pero de momento sigo atado. Allá donde voy, tengo que ir solo. Es mi condena. Ha muerto el último Nephilim, pero siempre habrá demonios a los que cazar, siempre habrá criaturas malignas a las que nadie podrá hacer frente si yo no estoy allí. Es mi misión y tengo que cumplirla.

Ella lo miró, y de repente le dio la impresión de que volvía a ser aquel desconocido que se cruzó con ella en un gueto parisino, hacía ya más de un año. Se dio cuenta de que jamás llegaría a conocerle del todo. Kurtis Trent siempre mantendría parte de su vida sumida en el misterio.

- Además, está mi madre.- dijo él, sacando el dreamcatcher y llevándoselo a los labios. Después de tantos meses, había tomado suficiente confianza como para hacer aquel gesto íntimo ante ella.- Tengo que ir a verla y decirle que es libre. Que ya no tiene que esconderse. Que nuestro mayor enemigo no volverá a amenazarnos.

- ¿Y después? – Lara se mordió el labio inferior.

- Después...seguiré adelante. Nunca puedo permanecer mucho tiempo en un mismo sitio. No tengo hogar, soy un desarraigado.

- Éste podría ser tu hogar.

Kurtis la miró. Lo había dicho en serio, muy en serio. Paseó su vista por la elegante mansión, por el cuidado jardín. Luego volvió a mirarla. Ella se refería a algo más que aquello.

- ¿Y que haría yo aquí? Vivir a tu costa. No, Lara. Es mejor así. No puedo quedarme contigo.

- ¿Debo dar por sentado que no te volveré a ver? – dijo ella con fingida indiferencia.

No volverte a ver... ¿quién podría soportarlo?

- Yo no diría tanto, milady. Siempre que me llames, acudiré.

- ¿En serio? – Lara empezaba a sonreír.

- Palabra de Lux Veritatis.- dijo él llevándose el puño al corazón – Vendré, esté donde esté. Y si estoy muerto, saldré de mi tumba porque tú me lo habrás pedido.

Lara se echó a reír y lo abrazó con fuerza.

- Te voy a echar de menos, Kurtis. Me había acostumbrado a mi silencioso centinela.

- Cuídate, ¿vale? Y no armes mucho escándalo cuando vayas por ahí.

Se separó de ella y avanzó hasta su moto. Sacó de las alforjas una pequeña carpeta que enseguida identificó: eran sus dibujos.

- Toma. – le dijo – Los hice para ti, y por la cara que ponías en el jeep, tengo la impresión de que te gustaron.

Lara lo fulminó con la mirada.

- ¡De modo que estabas despierto y espiándome!

- No pude resistir la tentación, milady.

El último beso fue largo, largo e intenso como había sido cada instante que habían vivido juntos. Luego él se montó en la moto y arrancó, perdiéndose en el camino. No miró atrás, y Lara tampoco lo hizo cuando volvió silenciosamente sobre sus pasos y entró en la mansión.

Ya en el rellano de la escalera, abrió la carpeta y hojeó los bocetos. Sonrió al ver el último que había dibujado.

Representaba a una hermosa mujer, dormida sobre un camastro y vestida con un austero hábito de monje. Se le había levantado un poco la falda y descubría un blanco pie, con el tobillo vendado.

La mujer – Lara, por supuesto – dormía con el ceño fruncido y los labios apretados. Un gesto encantador de alguien que exhibe un fuerte carácter y que se abre paso por la vida con valor, entereza y dignidad.

*****

Giselle subió lentamente por la pasarela hasta el barco. Uno de los empleados, al verla, se apresuró a ayudarla con el equipaje.

- Gracias.- dijo ella, sonriendo con su blanca dentadura.

- ¿Se dirige a Argentina de vacaciones, señora?

La rubia nórdica miró inquieta al empleado. Pero su sonrisa era franca y su pregunta inocente.

- Sí .- respondió – Quiero relajarme un poco. Tengo demasiado trabajo y eso no es bueno para la criatura.

Se tocó el vientre, que aparecía hinchado. El empleado le calculó unos seis meses. Le extrañó que una mujer embarazada no fuera acompañada de su marido o de algún familiar, pero se abstuvo de hacer preguntas.

- Enhorabuena.- la felicitó.- ¿Ya sabe lo que es?

Giselle volvió a sonreír y comentó con despreocupación:

- Es una niña.


FIN


Si has llegado hasta aquí, te doy las gracias de todo corazón por haber leído mi fanfic. Y si te ha gustado, seguramente también te gustará saber que esta secuela de AoD tiene, a su vez, otra secuela. Esta continuación de "El Sello Áureo" se llama "El Cetro de Lilith", y se trata de un fanfic mucho más largo y con dosis mayores de contenido maduro (sexo, violencia y lenguaje fuerte). Espero que también sea de tu agrado y gracias, nuevamente, por estar ahí.


Tomb Raider: El Sello ÁureoOù les histoires vivent. Découvrez maintenant