Capítulo 27: La Verdadera Opción

109 12 0
                                    

- ¡Minos! ¡Minos Axiotis!

El abad salió de su ensoñación. Se hallaba rezando en un pequeño altar consagrado a San Esteban, el patrón del monasterio, que casualmente se encontraba junto a la entrada de la cripta. Vio llegar a Lara corriendo en un revoloteo de faldas. Tenía las mejillas arreboladas y respiraba agitadamente.

- ¿Qué sucede, hija?

- ¡Rápido! – ordenó ella, imperiosa - ¡Abre la cripta!

En ese momento, una figura encapuchada apareció en el claustro. El supuesto monje se echó la capucha atrás y apareció un rostro frío y sereno, un hombre pálido, de cabellos rubios y ojos azules. Minos no lo había visto nunca, pero lo reconoció.

No hizo falta más para alarmarlo. Dando un salto, se abalanzó sobre la cerrada trampilla y la abrió a una velocidad de vértigo.

Karel se elevó ligeramente en el aire y se lanzó hacia ellos. Ahora su rostro había cambiado y se había mostrado tal como era. Vio al rechoncho abad retroceder aterrado, pero lo que realmente lo enfureció fue ver a Lara plantándole cara y retándolo con una mirada desafiante.

- El orgullo te ha vuelto estúpida.- dijo, parándose y quedándose suspendido en el aire – Antes por lo menos tenías el decoro de temerme.

- ¿Qué vas a hacer, Karel? – dijo ella a voz en grito. Extendió el Orbe hacia él - ¿Me vas a impedir bajar a la cripta e invocar el Oráculo?

El Nephilim no contestó. Le arrojó un rayo de energía, que ella esquivó saltando hacia un lado.

- Yo te responderé.- continuó ella, implacable - ¡No puedes impedírmelo! ¡Tu vida depende ahora de mí! ¡Mátame y no tendrás esperanza alguna!

Entre las arcadas del claustro apareció Kurtis, que avanzó lentamente hacia Karel. Éste le vio y se elevó un poco más.

- Definitivamente, la soberbia te corrompe, necia mortal.- dijo rechinando los dientes– No me queda duda de cuál será tu elección. ¿Crees que puedes chantajearme con eso? ¡Nadie amenaza a un Nephilim!

- Dime que opción te queda.- continuó Lara, distrayéndolo mientras Kurtis seguía avanzando con el Chirugai en mano – Nunca volverás a tocarme, puerco. Estoy fuera de tu alcance.

- Puede.- concedió Karel, de nuevo sereno – Pero no llegarás a tiempo. Admítelo, Amazona, has fracasado. Voy a matarle.- dijo mirando de reojo al impasible Kurtis – No podrás hacer nada útil. Yo en tu lugar me quedaría a disfrutar del espectáculo.

Durante un momento, pareció que su amenaza hacía mella. Pero pronto se sobrepuso - ¡nadie engaña a Lara Croft! – y se dejó caer por la trampilla. El abad la siguió y atrancó la trampilla tras él.

Kurtis y Karel se quedaron solos en el claustro. El Nephilim apretó los labios, furioso.

- ¿Y ahora qué? – dijo Kurtis burlonamente – Me da la impresión de que se te han acabado los recursos. Has jugado tu última carta y has perdido.

Karel giró sus blancas pupilas hacia él.

- ¿Qué sentido tiene que nos enfrentemos? ¿Por qué sacrificar tu vida inútilmente? Mi causa no era malvada. Sólo quise la supervivencia de mi gente, que tu Orden aniquiló sin piedad.

Kurtis se estremeció de rabia, como si le hubieran soltado una descarga eléctrica.

- No tienes vergüenza. ¡ hablas de supervivencia, tú que ya no sabes ni cuánta gente has matado! Soy mortal, pero no imbécil. Y tú te has vuelto tan cobarde y mentiroso como los mortales con que te has codeado, y a los que tanto desprecias.

Tomb Raider: El Sello ÁureoTahanan ng mga kuwento. Tumuklas ngayon