Capítulo 6: El erudito rumano

191 13 8
                                    

El castillo de Bran, en contra de todo lo que pudiera pensarse, no parecía la típica fortaleza tenebrosa donde se pudiera acuartelar ningún Nephilim ni conde Drácula, sino un elegante palacete de verano, con sus paredes blancas y sus tejados rojos. No dejaba de ser un monumento único, asentado con orgullo sobre un acantilado de roca, dominando toda la vista de Brasov, considerada la ciudad más hermosa de Rumanía.

El profesor Vladimir Ivanoff llevaba años estudiando Bran y se había convertido en un experto acerca del tema. Había cogido tanto cariño al castillo que veía a los turistas como invasores que ponían en peligro la continuidad del regio monumento. En su recelo, se pasaba los días enteros allí, instruyendo, aconsejando y reprendiendo a guías y turistas, hasta tal punto que los lugareños decían que la coincidencia del profesor con el conde transilvano iba más allá del nombre.

Aquel día le llamó especial atención una pareja de turistas que le parecieron de lo más sospechoso. Eran un hombre y una mujer, extranjeros, sin duda. La mujer, vestida con pantalones cortos y top de tirantes, era una auténtica belleza, y llevaba el brazo vendado. Iba cogida del brazo de un  hombre que tenía una cara que hubiera agriado la leche fresca, parecía un tipo peligroso. Ella, en cambio, se desenvolvía con total naturalidad y encanto.

A éstos los voy a seguir, decidió Ivanoff, y se fue discretamente tras ellos.

- Perdonen – les dijo - ¿necesitan un guía para el castillo?

El varón lo fulminó con la mirada, pero ella sonrió.

- No nos iría nada mal un experto en la materia.- dijo tendiéndole la mano.

- Soy el profesor Vladimir Ivanoff.- respondió él, estrechando la mano a la mujer- Para servirle, señorita...

- Croft. – dijo Lara.

- ¿Lara Croft?

- La misma.

Al profesor Ivanoff le entró pánico. Todo el mundo sabía que allá donde iba Lara Croft no solía quedar piedra sobre piedra. Además, últimamente no estaba cosechando muy buena reputación...

- Es un placer conocerla en persona.- continuó. – Si quieren les acompaño por las estancias más destacadas del castillo.

- Sería muy amable por tu parte.- sonrió Lara.

El profesor se dispuso a continuar, pero entonces miró al hombre.

- No recuerdo su nombre, caballero.

- No te lo he dicho.- respondió él secamente.

Lara le dio un discreto codazo.

- Disculpa a mi colega.- dijo ella – Sufrimos un accidente hace un par de días y está algo tenso.

¿Algo tenso? Casi me muerde, pensó Ivanoff, y se dispuso a conducirles por el monumento.

***

- ¿Pero qué haces?- susurró Lara mientras seguían al profesor.

- Este tío se nos ha pegado- gruñó Kurtis- No nos lo quitamos de encima en todo el día. Librémonos de él.

- Sí, lo que nos faltaba, ¡otro asesinato!

- ¡No hablo de matarlo! Un golpe en la cabeza...

- De momento nos es útil. Ya veremos...

Según les iba explicando el profesor, la fortaleza había sufrido remodelaciones entre 1920 y 1930 por haberse convertido en residencia real. Los lujosos salones se comunicaban con estrechas escaleras de caracol. Había elegantes muebles y tapices, protegidos por un cordón de seda que impedía el acceso.

Tomb Raider: El Sello ÁureoOnde histórias criam vida. Descubra agora