Capítulo 16: Sangre en la arena

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La despertaron los gritos y los disparos. Saltó del lecho y sacó la omnipresente escopeta debajo del hatillo de ropa que le servía de almohada. Luego decidió que no podía salir en ropa interior y se vistió a la carrera, guardó el Orbe en la mochila y salió de la tienda.

- ¿Qué ocurre?- gritó.

Y entonces lo vio. Varios jeeps que paraban allí mismo. Ciertos de hombres armados que asaltaban el campamento, armados con subfusiles. Y al mando de todos ellos...

- ¡Gunderson!

Lara maldijo una y mil veces no haber matado a ese hombre cuando había tenido la oportunidad.

En el campamento estalló el caos. Los excavadores, aterrados, huyeron hacia el único lugar que les pareció seguro: el baluarte. Los beduinos, que llevaban la guerra en la sangre, empuñaron las armas y con gritos salvajes se lanzaron al encuentro de los invasores. El resultado fue que unos tropezaron con otros y ser formó un tapón de gente aterrorizada y furiosa que chillaba y hacía aspavientos.

- Oh, vaya.- musitó Lara, fastidiada.

Los hombres de Gunderson corrían entre las tiendas. Acorralaban a la gente con sus armas. Los beduinos les plantaban cara, pero el pánico iba en aumento.

Lara se ocultó tras una lona. Esperó y cuando uno de los mercenarios pasó por su lado, saltó sobre él y lo tiró al suelo. Ella y su contrincante rodaron por la arena. Después de un breve forcejeo, Lara lo finiquitó con un certero codazo en la sien.

Se levantó a trompicones y miró a su alrededor. Los mercenarios habían prendido fuego a las tiendas y había varios cadáveres en la arena. De repente, alguien la empujó con fuerza y la arrojó al suelo. El empujón la dejó sin aliento. La metralla llovió a su alrededor.

- ¿Te has vuelto loca? - la voz de Kurtis sonó en su oído - ¿Quieres que te conviertan en el colador más bonito del Sáhara?

Los gritos de guerra de los beduinos resonaban por todas partes. Lara y Kurtis se arrastraron por la arena y se parapetaron tras una duna. Él sacó la Boran X y ajustó la mirilla encima del cañón.

Un mercenario apuntó hacia ellos, pero no le dio tiempo a disparar. Kurtis lo abatió de un tiro. Y a otro. Y a otro.

Lara se incorporó.

- ¿A dónde vas?

- ¡Cúbreme la retaguardia, Kurtis! ¡Tengo que encontrar a Putai!

Saltó hacia delante y echó a correr entre las tiendas. Kurtis soltó una maldición.

Los mercenarios, al verla, se lanzaron hacia ella. Tenían órdenes de capturarla. Pero no legaron a tocarle ni un pelo. Kurtis, rápido y letal, los liquidó uno por uno desde su parapeto.

Así Lara puedo llegar hasta donde Putai, arrodillada tras un jeep, con los labios apretados y aferrando con fuerza su bastón, contemplaba la batalla.

- ¡Lara! - gritó ella - ¿Quiénes son estos hombres? ¿Qué quieren?

- Me buscan a mí.- jadeó Lara - Putai, por favor, debes irte. Tú y tu gente. De inmediato.

La chamán beduina frunció el ceño.

- Mi pueblo jamás ha retrocedido ante el enemigo. Lucharemos.

- ¡No podéis luchar contra ellos! - Lara dio una patada en el suelo - Sus armas son mucho más sofisticadas. ¡Os diezmarán!

Entonces cesaron los tiros. Gunderson había dado una seca orden desde su posición elevada (estaba sobre una duna) y al instante los mercenarios cesaron el fuego. Los beduinos hicieron otro tanto, esperando el diálogo.

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