Capitulo 21

2.3K 123 13
                                    

«Así es que en esto consiste ser una amante», pensó Selena una mañana, mientras se miraba al espejo, sentada en la cama de Zayn en ropa interior. Del baño venía el sonido de la ducha y la melodía que tarareaba Zayn. Parecía feliz. Pero, por supuesto, lo estaba. Siempre estaba feliz después de haber hecho el amor.

No es que a ella le pareciera mal ese hecho en particular. Pero... No dejaban de hacer planes para ir al teatro, para ir al campo, pero nunca iban juntos a ningún lugar que no fuera la cama. Y a ella le encantaba hacer el amor con él. Sólo que...

Selena comenzó a cepillarse el pelo, incapaz de librarse de aquel sentimiento de insatisfacción.

Se suponía que ella tenía todo lo que se podía desear. Él era un magnífico amante y la trataba bien. ¿Por qué no tenía bastante? La respuesta era muy sencilla: ella no parecía ser para él más que la última conquista, y no tenía la certeza de cuándo le tocaría ser reemplazada. Por eso, en lugar de hacer que la relación creciera y se afianzara, ella trataba continuamente de distanciarse, para evitar que el desengaño la hiriera de verdad.

Después de su primera noche juntos, le había pedido que se fuera a vivir con él, una pregunta que repetía a diario, pero que para ella no significaba nada.

-No, Zayn-le respondía con frialdad. -Pero, ¿por qué no?- Respondía Zayn

-Porque valoro mi independencia, -le mintió ella, aunque sabía que la verdadera razón era la autodefensa. Cuanto menos le diera, menos daño podría hacerle él.

-¡Me traes loco, no lo entiendo! -explotó él un día-. Eres la única mujer a la que le he pedido semejante cosa y me dices que no.

-Bueno, ya sabes lo que dicen, que el césped es siempre más verde al otro lado -le había respondido ella y había desaparecido tras la puerta del baño, sin dejar de oír sus increpaciones.

Estaba ella sumergida en sus pensamientos cuando apareció Zayn.

-¿Por qué tienes esa cara de enfado? -le preguntó él, mirando el reflejo de ella en el espejo-. ¿Y por qué estás ahí sentada en ropa interior? No voy a poder vencer la tentación de llevarte a la cama de nuevo.-miró el reloj-. Aunque me temo que no hay tiempo. Tengo esa maldita reunión.

La besó en los hombros y a Selena le dio un vuelco al corazón. ¡Cómo amaba a aquel hombre! Lo que ella quisiera hacerse creer a sí misma no tenía validez alguna. Nada podía cambiar esos sentimientos.

-Siempre queda todo para más tarde -murmuro ella mientras echaba la cabeza hacia atrás y recibía un beso de despedida.

-Estaré en casa a la una -dijo él apresuradamente-. Estarás aquí.

-Puede ser.
-Prométemelo, por favor.
-Sí, estaré aquí -dijo ella con una sonrisa, incapaz de resistirse.
-Te llevaré a comer fuera..

-Me encanta la idea.

Ambos abandonaron la suite. Ella se marchó a su casa para cambiarse de ropa y ordenar papeles. No tenía ninguna sesión para Formidable hasta el sábado. Pero le habría gustado tener algo que le mantuviera la mente ocupada. A veces se sentía como, si en lugar de vivir, fuera una espectadora de su propia vida, con un protagonista: Zayn.

A la una, tal y como habían quedado, ella regresó al hotel, vestida con uno de los vestidos favoritos de él, blanco, con botones. Agarró un libro y se sentó a esperar, y a esperar, y a esperar.

A las dos y media empezó a preocuparse por él. ¿Y si había tenido un accidente? Ella ni siquiera sabía a dónde había ido. Tenía una reunión de negocios, pero eso era como no decir nada.

Estaba entre furiosa y desesperada a las cuatro menos diez el teléfono sonó. Ella corrió a descolgarlo como si su vida dependiera de ello.

-¿Zayn? dijo Selena.

Hubo una pausa antes de que una voz femenina respondiera. -¿Señorita Gomez?

-Sí.

-El señor Malik me ha pedido que le diga que no ha podido acudir a la cita, porque la reunión se ha prolongado más de previsto.

-¿Podría hablar con él, por favor? .-Preguntó Selena.

-Lo siento, pero me ha dado órdenes específicas de que no se le moleste.
A Selena le pareció que la mujer tenía un tono burlón en la voz, pero no podría haber asegurado que era así. Tal vez su propia paranoia la hacía escuchar cosas que no existían.

-Gracias por la información -dijo Selena.

-De nada -respondió la voz.

Selena escuchó el chasquido del teléfono al cortarse. ¿Cómo se atrevía a hacerle eso?

Con tres horas de retraso pedía a una secretaria que la llamara para justificarse. ¿Quién creía que era ella para poderse tomar la libertad de tratarla de ese modo?

Nunca jamás había accedido a ser su amante, no la había comprado. Estaba allí única y exclusivamente por su propia voluntad y no iba a permitirle que la tratara de aquel modo. Estaba cansada de calentarle la cama cada día y de que su relación no viera nunca la luz del día o de la noche. Su mundo se limitaba a aquellas cuatro lujosas paredes y a una única recompensa: su cuerpo.

Selena guardó las pocas cosas que dejaba allí en su bolso: un camisón, su cepillo de dientes, un cepillo y algo de maquillaje.

A las siete y media él aparecio en su apartamento.
-Creí que me ibas a esperar -dijo el cuando ella abrió la puerta.
-No te voy a esperar nunca más Zayn- Dijo Selena

Él la miró confundido. -No entiendo a qué viene todo esto -dijo él.

-Es muy sencillo. Una vez te dije que no tenía intenciones de ser tu amente. Pues bien, el que me haya acostado contigo todo este tiempo, no me ha convertido en tal. No estoy dispuesta a ser pisoteada y abandonada a gusto del caballero. Soy mi propia guarda y señora. Se acabó, Zayn.                   

Él la miró sin darle más importancia a sus palabras.
Entró y cerró la puerta. La agarró entre sus brazos y la besó largamente.
Ella se estremeció. No podía vencerle cuando la tocaba. Su tacto, su olor, su calor eran tan reconfortantes que hacían que lo olvidara todo.

Pero esta vez no. Esta era la despedida final; o todo o nada. Ella no quería aquella vida, aquella situación. Lo deseaba, sí. Lo amaba, también. Pero como esposo y eso no era posible.

Selena se dejó llevar por el ímpetu y el ansia que siempre despertaba en ella. Él la acarició como nunca lo había hecho, besó cada rincón de su cuerpo, de su piel sedosa y recorrió con la lengua sus pechos, su vientre. Ella se encendía cada vez más, con esa pasión del adiós, del último encuentro que se disfruta con avidez. Entonces él, desnudo sobre ella, le hizo el amor sin nada que los protegiera de las consecuencias.

Era el fin al, un hermoso final, nunca jamás volvería a verla, aunque él no lo supiera aún. Nunca jamás.

____________________________________________________________________________________

Deseo Irresistible |z.m • s.g| #TERMINADADonde viven las historias. Descúbrelo ahora