Capitulo 4

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Él la llevó a su habitación y la dejó sobre la alfombra. Selena, sin preocuparse por su estado físico, revisó rápidamente el estado de su dormitorio. Uno de los cajones de la cómoda estaba abierto y dejaba entrever su ropa interior. Selena se sonrojó.

-¿Tienes un albomoz? -le preguntó. Ella negó con la cabeza. No se le habría ocurrido que iba a necesitar algo así. Sólo había llevado una fina bata de seda.

-Será mejor que me esperes aquí. Te buscaré algo. A los pocos minutos él regresó con lo que evidentemente era su albornoz. De color azul marino, estaba confeccionado con un tejido extraordinario que parecía casi más terciopelo que toalla.

-Ahora desnúdate y ponte esto. Yo, mientras, te prepararé un baño caliente.

Si cualquier otro hombre se hubiera atrevido a dar una orden como esa, ella seguramente habría gritado. Pero como se trataba de Zayn, ella se limitó a asentir obedientemente. Él entró en el baño sin mirar atrás, mientras ella ejecutaba lo que le había ordenado. El bikini se resistía a salir.

Por no sabía que razón, se había adherido a su carne fría y húmeda, y tenía los dedos tan entumecidos que no le respondían. Cuando Zayn salió del baño, rodeado de los deliciosos efluvios que formaban las sales que había puesto en el agua, ella acababa de encontrar el cierre del sujetador y se disponía a desabrocharlo.

En ese instante, él se quedó paralizado, como si, en toda su vida, no hubiera visto antes a una mujer semidesnuda. Pero eso no tenía ningún sentido. Waliyha le había contado muchas historias sobre la vida amorosa de su hermano. No le habían faltado oportunidades de hacer el amor. Una mirada extraña se le puso en el rostro. Era una mezcla de rabia con algo que, incluso la inocente Selena, interpretó como deseo. Luego susurró algo suave y elocuente para sí, antes de acercarse a ella.

-Lo... lo siento -se disculpó ella-. No puedo... mis dedos están entumecidos.

Él sacudió la cabeza y, sin decir nada, le desabrochó el sujetador. Ella sintió de pronto unos celos incontrolables, al asaltarle la imagen de aquel hombre desnudando el cuerpo de otra. Sus pechos turgentes se escaparon de la tela húmeda y se dejaron ver en toda su hermosura. Él dejó escapar un silencioso rugido, una nota salvaje.

La cubrió con el albomoz y colocó el cinturón alrededor de su cintura estrecha. Se arrodilló y metió las manos por debajo del albomoz hasta alcanzar sus caderas. Selena se quedó sin respiración al sentir el tacto de su carne, el calor de sus dedos sobre la piel fría de sus piernas. Enseguida él agarró la braguita del bikini y la deslizó hacia abajo, recorriendo todo el largo de sus piernas.

El frío desapareció por completo al sentir su mano ardiente en la cara interior del muslo. Una potente burbuja de calor le subió por las venas y prendió fuego en su interior. Selena se sintió incomodada por un sudor repentino que le hizo tomar consciencia de su sexualidad por primera vez en su vida. Ella no sabía si él se había dado cuenta de lo que le estaba ocurriendo. Talvez, por eso, su gesto se había endurecido aún más y había adquirido una apariencia de peligrosidad. El brillo de sus ojos le había convertido, repentinamente, en un extraño.

-Métete en el baño -le dijo y lanzó el bikini al suelo, como si lo estuviera contaminando. Se levantó y se dirigió a la puerta, pero sin la elegancia acostumbrada que tenían sus movimientos-. Sal en unos veinte minutos, no más -ordenó él y, seguidamente, un tono más distendido acompañó a un esbozo de sonrisa-. No se permite dormir en la bañera -dijo con una suavidad poco común en él. -Sí, Zayn-respondió ella. -Bien. Estaré abajo preparando un café.

Ella entró en el baño, envuelta en aquel albornoz que no se quería quitar, pues estaba impregnado del olor de él. Se acercó al espejo, quitó el vaho que lo cubría y se miró. Sus mejillas presentaban un color inusual y tenía un brillo diferente, casi febril, en los ojos. No podía ser que aquel breve encuentro la hubiera afectado sobremanera. No, era imposible. Nadie podía ejercer ese efecto. Se quitó el albornoz y se metió en el agua.

El baño la ayudó a recobrar el estado de normalidad. Se lavó el pelo y se lo dejó suelto para que se secara al aire. Se puso unos vaqueros blancos y una sudadera ancha. Después se dirigió a la planta baja donde Zayn la esperaba con el café. Se quedó en la puerta observándolo. Era impactante ver aquella figura perfecta moviéndose de un lado a otro. Parecía todo un ritual. La miró un instante con esa profundidad que le caracterizaba.

-¿Te sientes mejor? -preguntó. Físicamente, sí lo estaba. Pero había algo que le corría por las venas y no la dejaba sentirse tranquila.

-Mucho mejor -respondió ella-. Me gustaría darte las gracias, Zayn por... -se detuvo un segundo, sonaba excesivo lo que iba a decir, pero no dejaba de ser la verdad-. Por salvarme la vida. Él la miró con una sonrisa hermosa.

-Olvidémoslo. Pero ella sabía que nunca lo olvidaría. Aquel hombre que había despertado sus instintos adormecidos, era además el que la había salvado.

/*Estaba enamorada por primera vez en su vida*/

-Siéntate -le ofreció él y sacó uno de los taburetes altos para que así lo hiciera.

Ella trató de decir algo que obviara el hecho de que la hubiera visto casi desnuda hacía tan sólo unos minutos. Allí sentada, con el pelo empapado cayéndole por la cara, sin maquillaje, de pronto se sintió demasiado joven y demasiado aburrida.

-Se te ve muy eficiente en los trabajos de la cocina -dijo ella-. Me sorprende.

Él levantó ligeramente una de sus cejas, pero no hizo ningún comentario sobre lo sexista que resultaba el halago que le acababa de hacer. En su lugar, se limitó a echar el café en las tazas.

-No es habitual que un hombre británico tenga esa como una de sus virtudes -dijo él, mientras le ofrecía a ella la taza. Ella sabía eso. Los británicos tenían fama de ser buenos amantes... pero no de ser buenos colaboradores en casa.

-De modo, que has decidido romper con la tradición -bromeó ella. Repentinamente, sus ojos se quedaron sin expresión.

-Por desgracia, sí. Cuando mi madre murió...- él dudó un segundo-. Mi padre estuvo en estado de shock durante mucho tiempo y mi hermana era demasiado pequeña... Selena se sintió fatal por haberle obligado a hablar de aquello.

-Lo siento, no quería meterme en nada de eso. Él sonrió.

-El tiempo te hace inmune al dolor, Selena- dijo él y se detuvo un segundo-. Tu padre también murió de una forma repentina, ¿no es así? Selena se quedó en silencio. Finalmente respondió con una pregunta.

-¿Te lo ha dicho Waliyha?

-Sí -contestó él con una mirada directa-. ¿Fue en un accidente de coche? Si cualquiera le hubiera hecho aquella pregunta la habría considerado una intrusión en su vida privada. Pero era Zayn y eso le daba todo el derecho a preguntar.

-Sí -dijo ella y tragó saliva con dificultad.

-¿Estabas pensando en él allí en la piscina, cuando empezaste a llorar? Su percepción la dejó perpleja.

-¿Cómo te has dado cuenta de eso? -preguntó ella con una mezcla de admiración e intriga.

-Sé diferenciar perfectamente el shock traumático de lo que es pura y simple tristeza. Tu llanto era de amargura él sonrió-. Bueno, ahora tómate el café y te llevaré a comer por ahí. ¿Crees que eso te animará?

-¡A comer! -se sentía como cenicienta-. ¿Estás seguro? Su sonrisa dibujó una sonrisa enigmática.

-Completamente seguro. Verás, a los británicos también nos gusta que nos vean en compañía de una jovencita hermosa. Ella se dio cuenta de que el había enfatizado lo de jovencita, pero no le importaba. Zayn la iba a llevar a comer y eso era lo principal.

Deseo Irresistible |z.m • s.g| #TERMINADADonde viven las historias. Descúbrelo ahora