Capitulo 20

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No hubo urgencia en los brazos de Zayn. Todo lo contrario. Aquel beso iniciado con ternura se extendió con una suavidad tan intensa que Selena se sintió sumergir en un sueño sugerente y febril. Continuó hasta dejar su cabeza en blanco, libre de todo pensamiento, de toda reflexión. Era pasión pura, sentimiento en estado salvaje, instinto.

Ella le agarró por los hombros, esos hombros anchos y musculosos y enlazó las manos posesivamente alrededor de su cuello. Comenzó a jugar con su pelo casi con una delicada placidez hasta llegar al erotismo más sutil.

Él exhaló unas palabras incomprensibles y la atrajo hacia sí con más fuerza aún, hasta que los dos cuerpos se acoplaron como una mano dentro de un guante. Ella notó el deseo inflamado que se apretaba contra su vientre.

Él le besó el cuello, delicadamente, y ella ladeó la cabeza en una petición tácita de más caricias. Ella sintió como él sacaba la camiseta de la cinturilla del pantalón. Luego sus manos se metieron por debajo hasta alcanzar sus pechos, sin llegar a tocarlos, sólo tentando su carne ya excitada.

Ella dio un breve gemido al sentir sus dedos sobre la seda del sujetador. Las rodillas ya no la sujetaban, estaba a punto de desmayarse de placer.

Él apartó su boca de la de ella que protestó por el abandono. -¿Ahora? -preguntó él.

-Sí, Zayn, ahora -afirmó ella sin dudarlo un segundo, El la agarró- en sus brazos y la llevó al dormitorio.

La dejó suavemente sobre la cama. Cerró las cortinas y se aproximó lentamente hacia ella. Le quitó la camiseta y la hizo volar hasta el otro lado de la habitación. Sus ojos corrieron al encuentro de sus pechos turgentes.

-¡Oh, Selena! -murrnuró él, antes de agacharse y tomar suavemente uno de sus pezones sobre la seda húmeda de su sujetador.

Selena estaba perdida en algún lugar entre la realidad y los sueños. El calor y el erotismo llenaron de vida todo su cuerpo. Sus pechos estaban inflamados y endurecidos. Él los liberó de su cárcel y los recorrió con aquellas manos grandes y cálidas, mientras besaba cada milímetro de su cuerpo.

Le quitó los pantalones cortos. Luego se deshizo de su propia camiseta, sin dejar ni un sólo instante de contemplar el rostro de ella mientras se quitaba el cinturón y bajaba la cremallera de su pantalón. Cuando, al quitarse la ropa interior, ella vio todo su poder expandirse, se sintió deliciosamente excitada y se pasó la lengua por el labio inferior, deliberadamente provocativa, sin decir nada, pero prometiéndolo todo.

Estaba completamente desnudo cuando se acostó a su lado. Examinaba su rostro mientras le acariciaba los pechos, observaba su reacción al sentir una mano que se deslizaba suavemente a lo largo de toda su pierna hasta la cara interna del muslo. Ella se movía con desesperación, ansiaba su tacto. Entonces él introdujo la mano en sus bragas, hasta encontrar la humedad y el calor...


-Dime qué quieres que te haga, dímelo... -le susurró, boca con boca. Ella movió su cadera-. Te daré lo que quieras, cariño, cualquier cosa. Pídemelo.

Ella apenas si podía oír sus palabras, metida en una cápsula mágica de cristal, todo manos, todo brazos que la acariciaban.

-Te quiero a ti, sólo eso -respondió ella.


Él retiró la escasa ropa que quedaba sobre el cuerpo de ella. Luego, sin reparo alguno, abrió un pequeño cajón que había en la mesilla de noche y sacó un paquetito. Ella vio como él se colocaba la protección y no pudo evitar una cierta tristeza o desilusión. Habría deseado un hijo de aquel hombre. Pero lo olvidó todo en cuanto sintió de nuevo su presencia. Se colocó sobre ella y susurró algo ininteilgible en su oído. Luego con un movimiento suave pero decidido la penetró.


Él se detuvo un instante, al sentir que ella se estremecía de dolor y le clavaba las uñas en los músculos de la espalda.



-¡DIOS MIO! -exclamó él.


Ella se preguntó si el se había dado cuenta. Por un momento pensó que iba a rechazarla. Hombres tan experimentados como Zayn probablemente no querían una virgen en su cama.


Pero no ocurrió nada. El continuó, continuó sin poder parar, abrasado por el deseo.


El dolor se había convertido en una memoria lejana. Selena empezó a mover sus caderas, guiada pura y exclusivamente por su instinto. Primero lentamente, luego con un ritmo creciente. El movimiento se fue haciendo cada vez más intenso, cada vez más profundo, hasta que ambos parecieron fundirse en un único cuerpo hecho lava que se ondulaba, ondulaba y ondulaba. Ambos se unieron en un frenético éxtasis final que se convirtió en un grito, en un gemido y en un silencio.


Permanecieron abrazados durante lo que pudieron ser segundos, minutos o, incluso, horas. Selena sentía que su corazón recuperaba su ritmo normal. Tenía la cabeza apoyada sobre su hombro. Se sentía bien allí, como un gato frente a una chimenea. Pero su cabeza no cesaba de dar vueltas, confundida por aquella situación completamente nueva para ella. No sabía qué esperar de él. Quizás alzaría su mirada triunfante, con el gesto de un cazador de recompensas.


Pero no fue así. Él la sorprendió una vez más. Se apoyó en un codo y la miró como arrepentido.


-Selena-dijo él-. Me has hecho averiguar, de la peor forma posible, que todavía eras virgen.


¿De la peor forma posible?, pensó ella. Esas palabras sonaban terriblemente críticas. Ella se mordió el labio y volvió la cara hacia el otro lado con brusquedad.Pero él, suavemente, hizo que lo mirara de nuevo.


-¿No te das cuenta de que podría haberte hecho daño? -susurró él-. ¿Te lo he hecho? -No, la verdad es que no -respondió ella.
-Habría sido más delicado si lo hubiera sabido.
-¿Por qué? ¿Es que todas tus vírgenes te anuncian el hecho por megafonía? -dijo ella con ira y cerró los ojos para evitar que las lágrimas fluyeran.

Él murmuró algo, pero ella permaneció con los ojos cerrados. -Selena.
-¿Qué?
-Abre los ojos y mírame, por favor.
-No.


-Sí.
Ella hizo lo que él le pidió pero levantó la barbilla en un gesto desafiante.
-¿Por qué?
Él sonrió con tanta dulzura que la derritió por completo.
-¿Quieres que te demuestre lo que puedes llegar a sentir cuando no duele en absoluto? Con su piel caliente rozándole todo el cuerpo, los labios deleintándose, en su cuello y los dedos recorriendo cada rincón, sólo había una cosa que ella podía decir.

-Sabes que sí quiero -respondió casi sin respiración, anticipando lo que se avecinaba.
A pesar de sus buenas intenciones, de todos sus propositos, él había sido más fuerte que ella y no sabía con qué consecuencias...


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Capitulo corto pero importante chicas :) espero les haya gustado, un poco hot no le hace mal a nadie jajaja espero sus comentarios

Chicas si pueden y quieren pasen a leer mi nueva fanfic "el hermano de mi novio" y me den su apoyo! Un beso!!



Deseo Irresistible |z.m • s.g| #TERMINADADonde viven las historias. Descúbrelo ahora